¿Católicos o judíos?¿Boca o river?¿Cristina o la Carrió?¿Maradona es Dios o el diablo?¿Porqué siempre la necesidad de opinar a favor y en contra, idolatrando o destruyendo tan rápidamente, endiosando o condenando al infierno, mientras hacemos la señal de la cruz? ¿Qué compulsión tiene el ego, de sentirse importante, sintiéndose autorizado, como investido por una gracia divina, para juzgar la verdad de los otros? ¿Cuántas veces despreciamos a los demás sólo porque nos parecen distintos? ¿Cuántas veces nos encerramos en un pequeño círculo de relaciones, y a la vez, ignoramos a otras personas, que, por una u otra razón, también conviven con nosotros, o al menos comparten distintos aspectos de nuestra vida? Una vez me dijo Sai Baba:"Cuando tu vecino ora a Dios, ¿No te sientes pariente suyo? ¿Acaso no está pidiendo los mismos dones y al mismo dador? Podrá estar pidiendo en otro idioma, en otro estilo, con las formalidades de otro credo, pero su hambre y su sed son las mismas que las tuyas".
Muchas son las personas con las que nos cruzamos a diario, algunas nos simpatizan, otras nos parecen molestas o ridículas; a la mayoría ni siquiera las registramos. Sin embargo, todos son nuestros semejantes, todos estamos embarcados en el mismo viaje, todos somos compañeros, en la aventura de la vida. podemos necesitar de ellos en cualquier esquina. Ellos pueden precisar de nuestra ayuda en este mismo momento. ¿Estaríamos dispuestos a darla?
Jesús nos desafía diciendo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo",
La palabra prójimo, significa, próximo. En esa proximidad está el desafío de la comprensión, de la solidaridad y del amor. Es fácil hablar del amor universal, pero ese amor se concreta sólo en el amor al prójimo. Preguntémonos, cuánto aceptamos y cuánto amamos, a nuestros familiares más cercanos, cuánto comprendemos y apoyamos a nuestros compañeros de trabajo, cuan solidarios somos con nuestros vecinos. Preguntémonos que hacemos frente a la proximidad del careciente, del marginado, del subestimado, de los que sufren todo tipo de miserias, de los que nos necesitan.
Comprender al prójimo, no es entenderlo; comprender, es hacer por él , lo que el otro no puede hacer por si mismo. Hacer por él, lo que estaríamos dispuestos a hacer por nosotros. Lo que esperamos que los otros hicieran por nosotros.
"La compasión es como el vuelo del alma hacia el prójimo". Dice la Madre Teresa.
La compasión nace de la comprensión. La comprensión de mis propios, me lleva a aceptar los límites de los demás. La comprensión de mis propias posibilidades, me lleva a descubrir las posibilidades de quienes me rodean. La comprensión de que ese Dios, esa energía divina, que es la misma en todos y para todos, me permite abrirle caminos al otro, que también camina, lo sepa o no, de la mano de esa misma fuerza divina y creadora.
TODO ES UNO. TODO ES AMOR. TODO ES DIOS.
Gracias por existir.
Compartiendo con Amor, Paz, Armonía, Luz y Energía Divina.
Abrazos
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