Toda forma que ves
Tiene su arquetipo en el mundo sin-lugar.
Si la forma se desvanece, no importa,
Permanece el original.
Las bellas figuras que contemplaste,
Las sabias palabras que oíste,
No te entristezcas si perecieron.
Mientras la fuente sea abundante,
El río da agua sin cesar.
¿Por qué te lamentas si ninguno de los dos se detiene?
El alma es la fuente,
Y las cosas creadas, los ríos.
Mientras la fuente mane, corren los ríos.
Quita de la cabeza todo pesar
Y sorbe a borbotones el agua de este río.
Que el agua no seca, no tiene fin.
Desde que has llegado al mundo del ser,
Una escalera ha sido puesta delante de ti, para que escapases.
Primero, fuiste mineral;
Después, te hiciste planta,
Y más tarde, animal.
¿Cómo puede esto ser secreto para ti?
Finalmente fuiste hecho hombre,
Con conocimiento, razón y fe.
Contempla tu cuerpo – un puñado de polvo –
¡Mira cuán perfecto se ha vuelto!
Cuando hayas cumplido tu jornada,
Ciertamente has de regresar como ángel;
Después de esto, habrás terminado de vez con la Tierra,
Y tu estación ha de ser el cielo.
Pasa nuevamente por la vida angelical,
Entra en aquel océano,
Y que tu gota se torne en mar,
Cien veces mayor que el Mar de Omán.
Abandona a este hijo que llamas cuerpo
Y di siempre “Uno” con toda el alma.
Si tu cuerpo envejece ¿qué importa?
Aún es fresca tu alma.
-Rumi –
(Texto extraído del libro “Poemas Místicos”, del brillante poeta sufí Jalal Ud-Din Rumi; Editora Attar).
Observación: Jalal Ud-Din Rumi fue un brillante poeta sufí que vivió en el siglo XIII, en la antigua ciudad persa de Balkh, donde hoy está Afganistán. Está considerado como uno de los grandes poetas místicos de la Antigüedad. Sus escritos exhalan ese perfume espiritual que solo el corazón reconoce. Para él, Dios no era solamente el Señor, sino El Amado. Leer sus lindos poemas plenos de amor por el Eterno es un honor y una inspiración.