La principal trava para que entremos en contacto con nuestra real naturaleza es la mente. De a poco, en la medida en que avanzamos en nuestro autoconocimiento, el principal descubrimiento que realizamos es la total ausencia de control que tenemos sobre nuestros pensamientos.
Ser dominado por la mente es lo que nos impide acceder a la dimensión divina de nuestro ser. Solamente cuando ella silencia el remolino de pensamientos es cuando el silencio se hace presente y podemos, entonces, oír la voz que se oculta en nuestro interior.
Pero, como conseguir parar la mente? Ésta no es una tarea fácil, pues solamente la conciencia y un permanente estado de alerta sobre nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones físicas, pueden ayudarnos a alcanzar este objetivo.
La meditación es el camino, pero podemos también aprender una técnica muy simple, que consiste en finalmente asumir el papel de señor de la mente, al revés de ser esclavo de ella.
A través del poder de las palabras, podemos enviar comandos a nuestra mente, ordenándole lo opuesto de aquello que ella nos presenta. Si ella nos presenta miedo, podemos oponer a ella la palabra coraje.
Más allá de esto, la palabra silencio, tiene el poder de parar por algunos segundos el remolino de pensamientos, cuando la usamos repetidamente.
Los mantras funcionan de la misma manera y, al repetirlos, la mente se ve obligada a entrar en la energía de aquel sonido. Y, así, vamos sorprendiéndonos al descubrir que podemos determinar el patrón de pensamientos en nuestra mente.
Ésta es la diferencia esencial entre vivir en el estado de adormecimiento y en la condición de ser despierto y conciente.
PALABRAS
Palabras no son apenas palabras. Ellas tienen disposiciones de ánimo, climas propios.
Cuando una palabra se aloja dentro de ti, ella trae un clima diferente a tu mente, un abordaje diferente, una visión diferente. Llama la misma cosa por un nombre diferente y percibirás: algo se vuelve inmediatamente diferente.
Existen las palabras de los sentimientos y las palabras intelectuales, usa cada vez más las palabras de los sentimientos. Existen palabras políticas y palabras religiosas. Abandona las palabras políticas. Existen palabras que inmediatamente crean conflicto. En el momento en que las pronuncias, surgen discusiones. Así, nunca uses un lenguaje lógico y argumentativo. Usa el lenguaje del afecto, del cariño, del amor, para que no surja ningún tipo de discusión.
Si comienzas a ser conciente de eso, percibirás que surge un inmenso cambio. Si estás algo alerta en la vida, muchas infelicidades podrán ser evitadas. Una única palabra pronunciada en la inconciencia puede crear una larga corriente de aflicción. Una leve diferencia, apenas una vuelta muy pequeña, eso crea el cambio. Debes ser muy cuidadoso en usar palabras cuando es absolutamente necesario. Evita palabras contaminadas. Usa palabras aireadas, no controvertidas, que no son argumentos, sino apenas expresiones de tus impresiones.
Si puedes volverte un especialista en las palabras, toda tu vida será totalmente diferente. Si una palabra trae infelicidad, rabia, conflicto o discusión, abandónala. Cuál es el sentido de cargarla? Substitúyela por algo mejor. Lo mejor es el silencio, después es el canto, la poesía, el amor.
Osho, A Rose is a Rose Is a Rose.