El Cielo no escucha lamentaciones egoístas ni cede a las presiones y chantajes emocionales de los hombres. Hay mucha ilusión en la manera en cómo los hombres intentan ligarse a lo Divino.
Hay plegarias que más parecen evocaciones de climas violentos contra los otros – principalmente si el objetivo mental de la persona es alguien de otra religión o ideología.
En este mismo instante, en lugares variados del mundo, hay personas orando con bombas atadas a la cintura; y otras, vigilando y condenando la conducta ajena – de preferencia, observando a aquellos infieles y materialistas que piensan de forma diferente.
No obstante, el Cielo no hace pactos con ninguna clase de radicalismo, sea del tipo que fuere.
El Cielo solo escucha lo que brota directamente del corazón, en espíritu y verdad. Pues solo aquello que es verdadero y luminoso sube a los planos celestiales.
Plegarias y evocaciones radicales, de nivel egoísta, únicamente crean formas mentales oscuras que, en lugar de subir a los cielos, solo gravitan en torno al aura de la propia persona.
Y eso es obvio: ¿cómo elevarse a los cielos cargando, al mismo tiempo, con el peso de las intenciones escusas? ¿Cómo hablar de lo Divino, si los pensamientos están llenos de cargas psíquicas proyectadas ocultamente contra los demás? ¿Cómo hablar de paz, sin tener paz en sí mismo?
La Luz del Cielo no se degrada atendiendo a las peticiones engendradas por la arrogancia de los hombres. ¡La Luz busca la Luz!
El discernimiento disuelve las ilusiones, y el amor lo transforma todo y a todos, sin hacer violencia a nadie. El Cielo no fuerza las cosas, pues el Divino conoce bien lo que pasa en cada corazón. La Luz respeta el momento de cada uno.
Por eso, el Cielo no sigue esta o aquella doctrina creada por los hombres de la Tierra. Allá arriba, quien manda es el Amor incondicional, que ama a todos, naturalmente. Y ese Amor está en todo.
Sí, el Cielo es infinito, pero conoce cada partícula que forma parte del Todo. Es eterno, pero comprende lo transitorio y penetra a través de él completamente.
La manifestación celeste es silenciosa; es pura comprensión serena y lucidez amorosa; es luz y amor integrados.
El Cielo es de donde venimos y para donde vamos...
Que ese Cielo inspire la jornada de todos nosotros, en la Tierra y más allá*...
- Nota:
*Mientras pasaba a limpio este material, recordé un texto inspirado, que puede añadir algo bastante guay a estos escritos. Su autor es un ocultista anónimo, iniciado en las artes del espíritu y del corazón. Vamos a la luz de sus escritos.
RECTA MEMORIA
-por S.G.E.: -
Olvidemos las cosas tristes que nos vejaron y humillaron,
Las esperanzas que, aunque desde hace mucho albergadas, se nos han negado;
Olvidemos.
Olvidemos las pequeñas banalidades que nos atormentaron,
Los errores mayores que por veces todavía nos punzan;
El orgullo con que algún soberbio nos desdeñó;
Olvidemos.
Olvidemos las faltas y fallos de nuestro hermano,
El ceder a las tentaciones que lo asedian
Y que él, quizá, aunque inútiles sean las amarguras,
No puede olvidar.
Pero bendiciones múltiples, y pasados merecimientos,
Palabras amables y actos caritativos – una multitud incontable,
El pecado vencido, la rectitud triunfante,
Recordémoslos siempre.
El sacrificio del amor, el generoso dar,
Cuando los amigos eran pocos, el apretón de manos cálido y fuerte,
La fragancia de cada vida de santo vivir,
Recordémoslos siempre.
Todas las cosas que fueron buenas, verdaderas y graciosas,
Todo bien que haya triunfado sobre el mal,
Todo cuanto el amor de Dios o del hombre haya tornado precioso,
Recordémoslo siempre.