La semana pasada, cuando conté aquí sobre la Señora de los Rayos… su conexión con el viento… y sobre cómo sentía que ella representaba una parte mía que yo intentaba esconder. Todo ocurrió a un nivel muy simbólico y aún no sabía decir, en la práctica, cómo eso se manifestaría en mi vida… y aún no lo sé a ciencia cierta… pero puedo vislumbrar los efectos de todo eso en mi realidad… presiento que ella se refiere a una parte mía de la acción… una acción que yo aplazaba para un futuro imaginario…
Al decidir que quería realmente aceptar esa parte en mí y trabajar para ello, decidí bordar la imagen impresa en tejido, aquella que ya no quiso quedarse escondida.
Mientras bordaba con lentejuelas… abalorios brillantes y coloridos… pensaba en lo que nos hace negar partes de nuestra verdadera naturaleza y poner en su lugar cosas que no representan para nada a quien verdaderamente somos…
Experiencias de dolor… miedos antiguos… memorias equivocadas… en fin… ¿qué es lo que nos mueve a negar quiénes somos y a mostrar al mundo una imagen falsa?
Tenemos muchas respuestas… echamos la culpa al ego… a la razón… pero el mayor responsable… allá en el mismito final del túnel que nos lleva a nosotros mismos… me parece que es el miedo. Creo que allá en el origen de muchas de nuestras memorias equivocadas está el miedo.
El miedo a sufrir nuevamente cosas que ya hemos sufrido… a nivel físico, emocional… miedo a la muerte… tantos miedos generados por las memorias de lo que ya hemos pasado se interfieren en nuestro presente y nos impiden ejercer nuestro derecho divino a la felicidad… nos impiden manifestar plenamente nuestros Dones y realizar nuestro propósito Divino…
Bordaba como si al bordar estuviese trayendo a la vida… lo que durante tanto tiempo ha estado escondido… Al mismo tiempo, noté en mí una diferencia en la acción… en las cosas prácticas para las cuales tengo (tenía) más dificultad. Y me he visto organizando mis mandalas… sacando del armario cosas que no conseguía tocar… y una fuerza nueva movía mi acción… Era nítida la diferencia… Era otra persona la que parecía actuar en mi lugar, por la determinación y por la realización de cosas que antes eran muy difíciles para mí.
Claro que era yo misma… ahora un poco más entera…
Bordaba otro poco aquí y me veía transformando… otra lentejuela… unos puntitos coloridos… y observaba cómo estaba rescatando partes mías… Ese cambio interno se ponía de manifiesto en la realización de cosas que siempre había aplazado para el futuro…
Comprendí cómo aplazamos cosas y más cosas, por miedo… miedo que impide nuestra felicidad…
Lo que de veras queremos es ser felices… como sea, tal como venga… y esa felicidad plena solo llega cuando nos expresamos por entero… Sin negar nada de lo que somos, sin añadir nada… es simple… debería ser simple, porque lo más natural es ser fieles a nuestra esencia… a nuestra naturaleza…
Pero el miedo nos hace querer ser quienes no somos…
El miedo nos hace creer que nunca estamos preparados… y permanecemos dejando para el futuro la realización de nuestros sueños más genuinos… Dejamos nuestro trabajo del Alma para más adelante, cuando estemos así o asá… dejamos para el futuro la vida, cuando ésta solo se manifiesta en el presente.
Solamente en el aquí y ahora podemos dar y recibir… nunca en un futuro ficticio, en el cual ni siquiera se sabe si estaremos… un futuro a donde nuestros miedos arrojan nuestro sueños…
En la noche de aquel miércoles envié el texto a Sergio, me acosté y retomé el libro que estaba leyendo: El retorno de las tribus-pájaro… leí dos páginas y había terminado el capítulo cuando leo el nombre del capítulo siguiente que es: La energía por detrás del viento.
Agradecí esa nueva sincronía y ahora continúo bordando la Señora de los Rayos, que sigue acarreando una gran movida en mis armarios y en mi vida…
Comparto con vosotros este fragmento del libro que me encantó… "En cada momento, el Gran Espíritu comunica a todas las criaturas todo lo que necesitan saber: A través de mil billones de agentes – ángeles, elementales, animales, vegetales y minerales – a través de la vasta y sutil red de propósitos de vida más allá del tiempo, antes del viento, la verdad está siempre siendo transmitida al interior de este mundo de formas.
Incumbe a cada uno sentir el modo en que esa verdad se traduce y le es relatada, a él o a ella, en cada momento del día. Y esto es tan verdadero para los humanos como lo es para cualquier otra criatura. El proceso no es complejo; el sentir y el traducir no se hacen con la mente. Se trata de un proceso automático, que ocurre espontáneamente por debajo del umbral del pensamiento, cuando el juzgar entra en calma, permitiendo a la percepción simplemente ser un proceso natural que se efectúa sin esfuerzo cuando vuestra mente deja de lado las interpretaciones culturales y confía en vosotros para experimentar la clareza natural que siempre está presente – cuando vosotros estáis presentes".