Generalmente la prosperidad se define como el tenerlo todo para colmar nuestros deseos. Pero bajo el enfoque espiritual, percibimos lo opuesto. Lo necesario es que no tengamos deseos. La base para experimentar tristeza es tener deseos. La base para la felicidad es estar libre de deseos. Por tanto, la felicidad ya no dependería de aspectos económicos, fama u otras fuentes de plenitud externa, sino de la plenitud interior. El tema prosperidad puede subdividirse en 4 aspectos: personal, relaciones, salud y economía.
Prosperidad personal
Tres aspectos son importantes en la prosperidad personal:
Riqueza de valores internos
La verdadera fortuna es la de los valores internos. Cuando observamos las dificultades que roban nuestra felicidad, todas nos conducen a la misma respuesta: la falta de virtudes. Cuando nos fatigamos a causa de los quehaceres domésticos y el trabajo, ¿qué ingrediente sería el que falta en la "masa del pastel"? El ingrediente que falta es la experiencia de amor. Vencemos la fatiga cuando desarrollamos más amor hacia las personas y la tarea. Cuando queremos que las personas hagan "todo para ayer" y nos irritamos con los que van más lentos, esto demuestra que no hemos aceptado que tenemos ritmos distintos. En ese caso, hace falta más paciencia con nuestro proceso de transformación y con el de aquellos que con nosotros conviven y trabajan.
Tolerancia
Lo que nos hace críticos en relación a personas y situaciones es la falta de tolerancia. Las cosas han de llevarse a cabo a nuestra manera. Las dos caras negativas de la crítica son: ver los defectos ajenos y divulgar esos defectos en el grupo, equipo o familia. Esas actitudes pueden incluso expresar cierta deslealtad para con esas personas. Antiguamente se valoraba la lealtad hacia el clan, honrar el nombre de la familia era una actitud natural. La lealtad para con la verdad, la comunidad, la ciudad, origina el sentimiento de pertenencia. Entonces, las debilidades de los otros miembros son entendidas como si fuesen nuestras propias debilidades. A veces percibimos que la crítica recae sobre aquellos que no forman parte de "nuestro grupo", pero hemos de cultivar la actitud de apoyar y abrazar a todos, lo mismo que hace la madre con sus hijos.
Criticar es siempre una actitud de separatismo. Empleamos mucho la palabra aceptar, pero de forma limitada, superficialmente. Acepto, pero, él allá y yo aquí. La verdadera aceptación debe ir cargada de tolerancia, de valoración del otro.
Clareza y simplicidad
Ser rico es estar libre de confusión. Dios es claro y simple. Él nos inspira clareza en la forma de llevar la vida. Donde hay simplicidad, no existe la confusión. Pero cuando hay estrés - muchas veces causado por el exceso de informaciones - desarrollamos confusión interna, que es falta de clareza y falta de concentración. Sin clareza y concentración nuestra meditación "se va por agua abajo". Cuando pensamos, las neuronas crean circuitos internos. Cuando enviamos solamente informaciones en conflicto, con pensamientos hacia varias direcciones, creamos un circuito equivocado o incompleto. Y si comenzamos a hacer algo antes de que el circuito termine, esto origina confusión mental. Por tanto, hemos de vencer la confusión a través de la clareza y del discernimiento.
Prosperidad en las relaciones
La prosperidad en las relaciones depende de la armonía de la relación conmigo mismo. La historia nos cuenta acerca de aquellos que se entregaban unos a otros por amor, como Romeo y Julieta. Hoy las personas entienden el amor como un comercio de dar y recibir. Dios nos enseña el amor incondicional, el gesto de dar y continuar dando, con independencia de si las personas corresponden o no. Es el amor incondicional que hemos recibido de Dios lo que nos capacita para continuar prodigando ese sentimiento elevado sin expectativas. El retorno de aquello que donamos es recibido de vuelta, a través de Dios, de los demás, de la naturaleza, de la vida. Puedo no recibirlo de la persona específica a la que he donado, pero otros, definitivamente, me darán el retorno. En cuanto a las relaciones humanas, la mayor prosperidad se produce cuando somos capaces de inspirar a otros para cooperar.
Respeto propio y respeto
Somos respetados en la medida en que respetamos a los demás. Hay una profunda relación entre respeto propio y respeto a los otros. Si fuésemos a definir el mundo de hoy, éste sería un mundo de falta de respeto, porque hay falta de respeto propio. En el mundo hoy se habla mucho de trabajo en equipo. Hay algunos que cooperan por el sentimiento de crear algo por una causa noble. Hay otros que cooperan por el elogio que reciben. Es importante que el acto de cooperar sea independiente del elogio de los demás.
Lealtad
Uno de los aspectos más valorados en las relaciones entre las personas es la lealtad, la fidelidad y la amistad sincera. Lealtad para con Dios y para con las demás personas significa dar apoyo y solidaridad incondicionalmente. Esto requiere fuerza. Recuperar esos valores significa recuperarlos por completo y no solo cuando nos conviene.
Algunas personas tienen la costumbre de hacer compra de consejos (del inglés: "shop for advice"). Quien lo hace pide consejos hasta encontrar alguien que diga lo que él o ella quieren oír. No es que tengamos que preguntar solo a uno siempre, pero hemos de ser claros en lo que queremos y estar abiertos a escuchar lo que es bueno para nuestro propio progreso. Cuando recibimos una orientación pero aún no nos sentimos esclarecidos, es ser leal y ser claro con la persona que nos ha dado la orientación decirle que nos gustaría escuchar la opinión de otra persona.Prosperidad en la salud
Ser sano no es necesariamente tener salud. Ser sano depende de nuestra actitud en relación a la salud y a la enfermedad. Para alguien verdaderamente sano, incluso aunque pueda estar enfermo, la enfermedad no se convierte en motivo para no progresar, no atesorar espiritualmente.
Las personas sanas, aún estando enfermas, no dan trabajo a los demás. Reciben cooperación y ayuda, pero no crean una atmósfera de enfermedad. Las personas enfermas hacen que toda la familia enferme también. Mama, primera líder administrativa de Brahma Kumaris en la India, falleció con 45 años. Mientras estaba en el hospital, los enfermeros siempre preguntaban quién era el enfermo, teniendo en cuenta las expresiones del rostro de los acompañantes, que a veces parecían más enfermos que Mama.
Salud no es robar el tiempo, la felicidad y la energía de las personas que están a tu lado. Cuando encontramos a alguien, en lugar de hacer la tradicional pregunta "¿Cómo estás?", visto que esa interrogación desencadena una serie de reclamaciones, hemos de decir "¡Se te ve estupendo!", porque esto genera positividad.
Salud próspera es tener equilibrio en los hábitos. Aunque estemos bien físicamente hoy, hemos de dar importancia a una buena alimentación, a los ejercicios físicos y a la práctica de la meditación.
Prosperidad económica
Prosperidad económica significa tener lo suficiente para seguir lo que Dios desea para nosotros. No es posible imaginar que, si Dios nos pide algo, no vaya Él a proveernos de lo necesario para cumplir con aquello. Dios no pediría algo a sabiendas de que su hijo no puede llevarlo a cabo. ¿Sería Él tan falto de amor? Por tanto, ser rico es tener lo suficiente para llenar las orientaciones de Dios.
Ser rico es tener lo suficiente para ayudar a servir y a transformar al mundo. Si no empleo mis recursos para elevar a la humanidad, aunque mi cuenta bancaria sea abultada, ¿soy de veras rico? La persona ha de dar prueba de ser útil. Esto es prosperidad. Tener la seguridad de que Dios va a cuidar de nosotros. A veces pensamos que se trata siempre de una cuestión de consumir y pagar. No obstante, la ley es: cuanto más donamos, más recibimos.
Si estamos pasando por alguna dificultad económica podemos reflexionar: ¿En qué aspectos no estamos siendo generosos? A veces el egoísmo sutil, de cualquier naturaleza, es como un muro que crea obstáculos. Es importante también que permanezcamos abiertos a la forma en que seremos ayudados por Dios y por el Drama o Destino. Muchas veces queremos la ayuda de una forma pero ella viene de otra.
Debemos fluir como el sol, que no pregunta cuánta luz ofrece. Son cosas pequeñas que ponen trabas a la facilidad en las finanzas. El despilfarro, por ejemplo, no atrae riqueza. Ya sea despilfarro de dinero, de comida o de pensamientos. La abundancia solo viene para el que no despilfarra. La naturaleza es tan sabia, que retribuye a aquellos que usan los recursos con consciencia.
por WebMaster
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