Todas las mujeres son sagradas.
¡Porque son hermanas nuestras!
Les deben respeto la pareja, el padre, el hijo, el hermano y todos los hombres.
Porque la Madre Divina está dentro de ellas.
Ellas son Sus joyas preciosas y vehículos de la Vida,
Podemos desearlas, pues forma parte del juego vital de la Naturaleza.
Pero no podemos infamarlas, en forma alguna.
¡Porque son hermanas nuestras!
E incluso cuando ellas olvidan su esencia espiritual y cometen fallos, aún así son destellos vivos de la Gran Fuente Inmanente.
Podemos contemplarlas y amarlas, pero conscientes de que estamos fundiéndonos con la Madre Divina por medio de ellas.
Ah, pareja, madre, hija, prima, tía, abuela, amiga… ¡Todas son hermanas nuestras!
Y todas son muy amadas por la Madre Divina.
Y no importan sus maneras o lo que hacen, pues son siempre pedacitos vivos de un Gran Amor, que entrevera todo.
A veces, ellas fallan (al igual que nosotros mismos), pero la Madre Divina las abraza, incondicionalmente.
Y ellas también lloran por sus parejas, hijos, padres, hermanos y amigos…
Y la Madre Divina, en silencio, transforma sus lágrimas en pétalos de luz.
¡Sí, ellas son hermanas nuestras!
Y la luz de la Gran Madre brilla en los ojos de ellas.
Entonces, ¡respetémoslas y honrémoslas!
Y, así, transformaremos nuestra arrogancia y machismo en nuevas expresiones de equilibrio y alegría en la jornada afectiva con ellas.
Y, juntos, honraremos a la Madre Divina.
A la pareja, nuestra admiración y amor.
A la madre, nuestra gratitud.
A la hija, el apoyo incondicional.
A las amigas, el compartir la lealtad en la convivencia.
A todas ellas, hermanas nuestras, un gran beso en el corazón.
P.D.:
Ah, Madre Divina, te damos las gracias por todo.
Y pedimos Tu inspiración para convertir nuestra prepotencia masculina en comprensión y luz.
Porque la masculinidad no se demuestra por medio de la violencia o la opresión.
Y un carácter firme no es terquedad ni truculencia.
¡Carácter es integridad! Y lo que integra al Ser es el Amor.
Basta de arrogancia y violencia contra las mujeres.
¡Porque ellas son hermanas nuestras!
Dejemos atrás aquella mentalidad antigua y dolorida.
Escuchemos a nuestro corazón cantando una nueva jornada creativa en las relaciones con las mujeres de toda condición y de todas partes.
¡Porque son hermanas nuestras!
- Wagner Borges – aprendiendo a ser hombre de verdad, con carácter e integridad.
Dedicado a María Rita Borges, mi madre, y a Helena y María Luz, mis hijas – y a mi amiga Irene Carmo Pimenta, mujer consciente y valerosa).