Uno de los primeros pasos para liberarnos de las creencia a las que fuimos condicionados, es la duda. Comenzar a dudar de aquello que nos fue impuesto como verdad es una señal muy positiva.
Esta representa el inicio del viaje al encuentro de nuestro verdadero ser y, mismo que pueda ser asustador, en principio, si somos capaces de continuar en este camino, ciertamente llegaremos a valiosos descubrimientos. En muchas circunstancias de la vida, la duda es algo saludable y no debe ser vista como una debilidad.
Hay otras situaciones, sin embargo, en que precisamos hacer una elección, pero la duda nos domina. De modo general, ya sabemos en nuestro corazón la decisión que debemos tomar. Sin embargo, nos quedamos paralizados, con miedo de asumir la responsabilidad por nuestra elección.
De hecho, a veces, el precio a ser pago es alto. En estos momentos, lo peor que podemos hacer es dejarnos dominar por el miedo, sofocar nuestro deseo mas profundo y permanecer en el estancamiento.
Saber distinguir entre la duda que nos lleva al crecimiento y aquella que nos paraliza es un desafío permanente. La salida, una vez más, es mirar para dentro y dejar que la respuesta surja a partir de nuestra alma, de lo que creemos que sea imprescindible para nuestra felicidad de modo absoluto.
Para muchas personas, esta afirmación puede sonar inusitada y también irresponsable. Ellas fueron educadas para que jamás tengan dudas y seguir siempre el camino ya conocido que las lleve a actuar basadas en las certezas.
Ocurre que las certezas solo tienen valor real cuando surgen a partir de nuestra propia vivencia, de aquello que experimentamos al seguir nuestro corazón. La sensación de felicidad y paz interior es el único criterio en que podemos basarnos para tener la certeza de que estamos en el rumbo correcto.
…El niño es pura inteligencia, pues aún no está contaminado. Él es una losa en blanco, nada está escrito sobre ella. Un niño es un vacío absoluto, es una tabula rasa.
La sociedad inmediatamente comenzará a escribir que tú eres cristiano, católico, hindú, musulmán, comunista….nadie quiere un rebelde, y la inteligencia es rebelde.
Nadie quiere ser cuestionado, nadie quiere que su autoridad sea cuestionada, y la inteligencia es cuestionadora. La inteligencia es pura duda. Si, un día, a partir de esa duda pura surge la confianza, pero no contra la duda, ella crece solamente por medio de la duda.
….La duda es madre de la confianza. La confianza real viene solamente por medio de la duda, del cuestionar, del indagar. Y la confianza falsa, que conocemos como creencia, viene por matar la duda, por destruir el cuestionamiento, por destruir toda investigación, la indagación, la procura, por el dar a las personas verdades listas.
…Ese es mi trabajo. Tú viniste como una maquina, muy ajustada, llena de memoria, de informaciones, de erudición, absolutamente en la cabeza, colgada de la cabeza. Perdiste todo contacto con tu corazón y tu ser. Empujarte para abajo, en dirección al corazón, y después al ser, es realmente una tarea difícil.
…La inocencia es tu verdadera naturaleza. No precisas volverte inocente, ya eres inocente. Naciste inocente. Entonces, capas sobre capas de condicionamiento fueron impuestos sobre tu inocencia.
…La inteligencia no es contra la inocencia, recuérdalo. La inteligencia es el sabor de la inocencia, la fragancia de la inocencia. La astucia es contra la inocencia; la astucia y la destreza no son lo mismo que inteligencia.
Pero, para ser inteligente es necesaria una gran jornada interior. Ninguna escuela, ninguna facultad y ninguna universidad pueden ayudar.
…No te comportes como un papagayo, no sigas viviendo con informaciones prestadas. Comienza a buscar tu propia inteligencia.
OSHO, do livro, “Inteligência, a resposta criativa ao agora”.
Publicado dia 5/9/2011 8:34:55 PM em STUM WORLD
