Seguimos apegándonos a muchas ilusiones. Ellas son cómodas, es verdad, nos ayudan a sentirnos momentáneamente seguros. Pero, infelizmente, no poseen consistencia suficiente para hacernos felices.
Solamente la verdad tiene éste poder y ésta, por mas que intentemos, es solo una: la vida es impermanencia. Todo lo que poseemos desaparecerá un día, inclusive, nuestro propio cuerpo.
Al revés de hacer de ésta realizad un motivo de angustia y sufrimiento, podemos utilizarla como motivación para no desperdiciar nuestra existencia con cuestiones menores, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo para alcanzar la felicidad.
Cuanto más aplacemos la decisión de tomar las riendas de nuestra vida, mayores serán las chances de que la desperdiciemos sin siquiera vislumbrar la paz y el éxtasis que tanto buscamos.
De nada sirve dejar para el futuro la decisión de vivir de un modo consciente, pues éste es apenas una posibilidad que puede no llegar jamás. Vivir en plenitud, ahora es la mejor elección que podemos hacer.
Liberarse del miedo y del sentimiento de incapacidad es el primer paso para que podamos llegar al final de nuestra trayectoria con la certeza de que aprovechamos todas las oportunidades. El sentimiento de haber vivido plenamente cada instante es el mayor premio que podemos recibir de la existencia cuando ésta termine.
…en verdad, mi énfasis continua de que existe una posibilidad de que todo el mundo sea destruido es para ayudar a vivir intensamente el ahora – porque puede no haber un mañana.
Estás en una posición muy especial en la historia de la humanidad. Las personas siempre tuvieron tiempo para aplazar – tú no lo tienes. Tu situación es única. Úsala, no para preocuparte, porque esto no va a impedir que el mundo acabe. Usa el tiempo que resta para vivir tan profundamente que diez años se vuelvan casi un equivalente de cien años…
…Hay dos maneras de vivir… Una de ellas es el camino del búfalo, él vive en sentido horizontal, en una única línea. La otra forma es la de un Buda. Él vive en sentido vertical, en altura y en profundidad. Entonces cada momento puede volverse una eternidad; y menos que tengas aprendido el arte de transformar cada momento en una eternidad, tú no has estado conmigo - me has perdido.
El mundo puede acabar, puede no acabar, no es mi preocupación. Pero yo voy a continuar insistiendo que irá a acabar, por la simple razón: para despertarte. No desperdicies tu tiempo en cosas triviales, vive, canta, danza, ama totalmente y con todo el florecimiento que eres capaz, sin miedos y no irás a preocuparte con lo que va a suceder mañana. Hoy es suficiente por si mismo. Vivir es tan completo: no deja espacio para pensar en otra cosa. No viviendo, las preocupaciones vienen, los miedos vienen.
No soy solo yo quien está enfatizando el hecho de que el mundo está llegando a su fin. Es apenas una coincidencia que, paralelamente a mi insistencia, la situación mundial es muy favorable a lo que estoy diciendo. Jesús Cristo, dos mil años antes, estaba diciendo lo mismo, Gautama Buda, veinticinco siglos antes decía lo mismo.
También estoy usándolo como un dispositivo, pero no es apenas un dispositivo. Por la primera vez, el mundo está realmente en posición de cometer un suicidio global. Si Buda Gautama consiguió hacer dos docenas de personas esclarecidas, entonces debe ser muy fácil para mi hacer por lo menos dos centenas de personas esclarecidas, muy fácil, porque tu dispositivo fue apenas ficticio. Mi dispositivo no es ficticio, es una realidad. La realidad está apoyando con totalidad mi dispositivo.
…Y si la humanidad entera me escucha, tal vez el mundo pueda no acabar, tal vez podamos continuar… el viejo puede morir y un hombre totalmente nuevo, con nuevos valores, pueda surgir para substituirlo.