La semana pasada escribí un artículo sobre los efectos de los diferentes ciclos del planeta Saturno. He recibido muchos correos de internautas que contenían relatos sobre los efectos experimentados por ellos, que coinciden y confirman las implicaciones producidas por estos ciclos.
Actualmente Saturno se encuentra en tránsito en Libra, pero no solo los nativos de este signo pueden estar notando en sus vidas los efectos de esta energía planetaria, que afecta también a los de Aries, Cáncer y Capricornio. Saturno, con su poder restrictivo y limitador, promueve un cambio de percepción en el día a día de esas personas, causando incluso un estado de depresión y tristeza. ¡Pienso que únicamente los de Capricornio no tendrán muchas dificultades por ese aspecto planetario, visto que Saturno es el regente de su signo y ellos están bastante acostumbrados a ese tipo de energías!
La percepción de la energía saturnina quizá sea bastante importante, porque tiene una duración de dos años y medio aproximadamente, tiempo durante el cual el planeta transita en un signo (le lleva cerca de 28 años dar la vuelta completa al zodíaco). La casa astrológica (área de actuación) donde el planeta estará en tránsito, por tanto, estará muy enfocada en aquel período y necesitará un esfuerzo extra por nuestra parte. No obstante, los tres planetas trans-saturninos: Urano, Neptuno y Plutón, también promueven transformaciones importantes, solo que lo hacen de forma más lenta y colectiva. Podemos decir, por tanto, que Saturno actúa más sobre el individuo (así como los otros planetas rápidos) y los otros tres planetas actúan más sobre la colectividad, abarcando así generaciones enteras.
Saturno, en su momento actual, está en marcha directa en Libra y retoma la oposición con Urano, que ya se había producido en el pasado. Esta oposición va a terminar a finales de agosto. En general, cuando estos dos planetas se enfrentan, o sea, cuando esas dos fuerzas arquetípicas se oponen una a la otra dentro de nosotros, tenemos por una parte un ímpetu para promover la libertad y por la otra un sentimiento de compromiso y una llamada del deber. Por esta razón ocurren fallos repentinos que causan rupturas, enfrentamientos, y aparecen nuevos desafíos que nos hacen temer por nuestra seguridad. ¡Dejar aquello que ya se ha conquistado y que nos da garantías para seguir adelante y enfrentarnos a un nuevo desafío es ciertamente amedrentador!
Recordando el mito, debemos acordarnos de la castración de Urano por Saturno. El hijo castra al padre para instalar un nuevo orden en lugar del primero. De hecho, ¿por qué un hijo castraría a su padre si no es para obtener la libertad y después proceder a su modo? Ciertamente, cuando sentimos en nosotros esta urgencia propia de Urano, queremos liberarnos, pues nos sentimos castrados e impedidos de seguir nuestro ímpetu renovador.
Los jóvenes (los hijos) siempre procuran enfrentarse a los mayores (los padres) para establecer una transformación ¡y eso es bueno, muy bueno! Pero con esa libertad adquirida, libertaremos también las ‘furias’ nacidas de la sangre del falo cortado de Urano vertida sobre Gea (el útero de la Tierra). Las furias representan el enojo almacenado con la reyerta, ¡que se traducirá en actos de agresividad y rebeldía! ¡El resentimiento será tanto mayor cuanto mayor sea nuestro ímpetu de libertad! ¡Funcionará como un verdadero terremoto!
Al mismo tiempo, si no conseguimos hacer efectiva esta liberación, nos sentiremos asimismo enfadados con nosotros mismos, por nuestra inercia, por nuestra falta de disposición. Si no dejamos que esa energía propia de Urano estalle, ella hará estragos dentro de nosotros. Traduciendo: podemos sufrir accidentes, romper un hueso, lastimarnos y enfermar súbitamente. ¡O peor, si esta energía estalla en nuestro cerebro puede causar un estrago todavía mayor, causando un derrame, un rapto de locura o un colapso nervioso! Normalmente no asociamos los tránsitos de Urano con la depresión, pero si procuramos contener esa energía con mucha fuerza, sí podremos caer en estado de depresión, ¡porque Urano nos habrá quitado toda nuestra energía!
Recordando que Urano entró recientemente en el signo de Aries, podemos hacer una analogía con todos los movimientos rebeldes que se produjeron y todavía se producen en el norte de África, donde, coincidentemente (por sincronía) se verificó un eclipse lunar al comienzo del año.
Si desafiamos con el espíritu de Urano el ‘status quo’ o el orden establecido de las cosas, podremos también enfrentar las furias exteriores, que vendrán en forma de agresividad de los demás contra nosotros. De nada servirá abandonar; ¡en todo caso, el efecto podrá ser devastador! Frecuentemente este aspecto astrológico promueve la ruptura de una relación, de una sociedad, o aumenta la necesidad de mudarnos de casa, de empleo, de ciudad o de país. Con Saturno en oposición (como escribí la semana pasada) la represión vendrá con intensidad igual a la del movimiento rebelde, y por eso hemos visto en el colectivo cuán desproporcionadas son las actuaciones de la policía respecto de las manifestaciones públicas, tal como ocurrió en la represión de la marcha de la marihuana en São Paulo, o en la del movimiento de los bomberos en Río. Acción versus represión, Urano versus Saturno.Por suerte (y menos mal) podemos también contar con la acción de Venus para suavizar ese enfrentamiento entre Saturno y Urano. ¡De hecho, al caer en el mar, el falo de Urano generó también a la bella Venus! Esta parte del mito sugiere que Venus -el principio del placer, del amor y de la belleza, del equilibrio y de la armonía- puede nacer de la tensión entre las fuerzas de ( (Homeostasis es la propiedad de un sistema abierto, especialmente en los seres vivos, de regular su ambiente interno para mantener una condición estable, mediante múltiples ajustes de equilibrio dinámico controlados por mecanismos de regulación interrelacionados - Wikipedia)) homeostasis(*) saturnina y de rupturas típicas de Urano. El nacimiento de Venus -según Howard Sasportas (en Los Dioses del Cambio)-, indica que tendremos la posibilidad de presentar nuevas ideas y alternativas con habilidad y diplomacia, que no serán tan amenazadoras para el orden establecido de las cosas. O sea, ¡con diplomacia lograremos un acuerdo!
Es decir, podemos emplear la energía venusina (regente de Tauro y Libra, y en este último se encuentra Saturno en tránsito) para lograr llevar a cabo las transformaciones que deseamos, a fin de obtener nuestra satisfacción personal sin provocar cortes brutales en nuestras relaciones. Claro está que, si nuestra diplomacia y tacto fallasen y el sistema vigente se rehusase a ceder, no tendríamos otra alternativa que desafiar directamente al status quo y promover el cambio, ¡pero también habríamos de atenernos a las consecuencias! Como regente del signo de Libra, Venus también actúa como Diosa de la Justicia y del equilibrio, y su acción es reparadora, lenitiva. Venus se encuentra en tránsito en Cáncer, enfocando principalmente los asuntos familiares.
Por tanto, apreciados internautas, si estáis pendientes de tomar una decisión cuya naturaleza es la típica de Urano, tendréis por delante un obstáculo a superar, pero deberéis actuar con diplomacia. ¡Este es el recado del cielo! No se puede hacer lo nuevo sin demoler lo viejo. Es tiempo de promover cambios, transformaciones y reformas, tanto en la vida física como en la emocional y mental.
¿Qué tal experimentar nuevas formas de pensar y actuar? ¿Qué tal librarnos de los prejuicios para experimentar una forma más libre de enfrentar las diferencias sociales, por ejemplo? ¡Hay tanta discriminación y tantos prejuicios en nuestras mentes!
El camino de la libertad es arduo y ciertamente lleno de piedras, ¡pero podemos superar todas las dificultades si tenemos fe!
Hablando de fe, la semana próxima charlaremos sobre los efectos de Neptuno, que entra definitivamente en Piscis a partir del inicio de 2012.
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¡Una semana llena de Luz!
São Paulo, 7 de Julio de 2011