Todo ocurre a su divino tiempo. La vida no sucede según nuestra planificación. Todo está programado de antemano y tiene un propósito, un proyecto divino que escapa a nuestra comprensión. En el principio, está la Luz Infinita que contiene todo. Toda la Creación es proveniente de esta Luz Infinita que creó el Universo. Nosotros, los astrólogos, tenemos motivo para estudiar el movimiento de las estrellas, pues sabemos que estamos hechos de polvo de estrellas, de energía de estrellas. Y Dios dialoga con nosotros a través del Universo. Dios nos envía recados a través del movimiento de los astros; sin embargo, el gran reloj cósmico tiene leyes propias e inmutables que son a menudo menospreciadas por los seres humanos que se consideran tan poderosos hasta el punto de ignorarlas. Esos principios fueron descifrados desde la Antigüedad y están disponibles para aquellos que desean aprenderlos. Están descritos en las Leyes Herméticas (de Hermes Trismegisto), en los textos antiguos de magia, de alquimia, de astrología, de matemáticas, de cábala y de tantos otros valiosos textos que las varias civilizaciones nos han dejado como herencia. Es preciso investigar y estudiar, estudiar mucho para descifrar los misterios del cielo.
Hasta hoy la astrología es cuestionada y a menudo menospreciada, pero en el origen de esta disciplina no había división entre astronomía y astrología, pues las antiguas civilizaciones acostumbraban a filosofar sobre la razón de la vida y se preguntaban el motivo de la presencia de la humanidad en la Tierra, no menospreciando en su búsqueda ninguna herramienta.
Los Reyes Magos, que supieron a través de las estrellas que iba a nacer el Mesías, ¡eran astrólogos! Otro testimonio de ese conocimiento está contenido en las pirámides de Egipto, en los templos Mayas y Aztecas, en las construcciones de Stonehenge y en otros incontables templos diseminados sobre la Tierra. ¡Pena que la ciencia materialista haya alejado tanto de Dios al ser humano! ¿Hemos perdido el diálogo? ¡Sí, poco a poco la humanidad se ha quedado sorda y muda! Pero el cielo nos envía un mensaje.
Al comienzo de 2012 Neptuno ingresa definitivamente en Piscis, donde permanecerá los próximos 12 años, aproximadamente. Neptuno es el planeta del Conocimiento Espiritual. Tengo la convicción de que él vendrá a despertar una nueva espiritualidad en la Tierra y los seres humanos que se conecten con esta energía podrán dar un salto cualitativo en la unión con el TODO. La comprensión del significado de esta unión no es algo que puede ser simplemente enseñado o aprendido en libros o conferencias. Es una sensación subjetiva, una llamada. La llamada de la Fe. La Era de Piscis está terminando. La Era de Acuario está comenzando. Y la transición de estas dos eras astrales produce incertidumbres y muchas interrogantes. ¡Abandonamos por fin la idea de la fe ciega que no cuestiona y que acepta a un Dios que castiga y pune, y abrazamos la fe consciente, que reconoce que Dios es amor incondicional y sin límites! La espiritualidad ensanchada se propagará sobre la Tierra y ayudará a la humanidad a comprender el significado de Conciencia Cósmica.
Al sumergirse de vuelta a su reino (Piscis) Neptuno recrea la vida, una nueva vida. La vida nació de las aguas. De las aguas del mar nació Venus, o sea, del esperma de Urano derramado en el mar nacieron, juntamente con ella, la esperanza y el amor. Neptuno es el planeta del sueño y de la fe, pero también de la confusión y del caos. Cuando él subió a los cielos, iniciando su tránsito en Acuario (léase el artículo Neptuno: Caos y Confusión: ¿Será?) promovió un cambio de conciencia en relación a lo colectivo, despertando en nosotros el sentimiento humanitario. Con todo, desparramó virus y contaminaciones de todo tipo por el aire, elemento de acuario. Al ingresar en su reino, Poseidón (Neptuno) que es el Señor de los Mares, abrirá nuestros ojos a una nueva realidad, de ilusión, de sueños, pero también de espiritualidad y de fe. En los próximos años nuestra atención se volverá hacia aquello que de más precioso tiene la Tierra: el agua. Será preciso que cuidemos este precioso bien que es nuestra fuente de vida. El mar esconde dentro de sí muchos misterios aún no revelados, engulle navíos y tesoros, nos da la vida, pero también la retira cuando se revuelve en tsunamis destructores, ¡inexplicables e imprevisibles! Así es la acción de ese planeta al cual se atribuye la regencia del signo de Piscis, último de los doce signos zodiacales. Él reúne en sí todas las cualidades y defectos de los signos precedentes.
Pasaremos, por tanto, como habitantes de este planeta, por una gran prueba en los próximos años, esos años de transiciones que asoman en el horizonte. No obstante, apreciados lectores, tendremos también la más poderosa de las herramientas: la espiritualidad.
Si no damos ese salto cualitativo seremos segados, podados, destruidos. Y no podremos seguir adelante, no tendremos otras oportunidades. Vagaremos por la Tierra sin rumbo, pues habremos ignorado el recado del cielo. Concluyendo, estimados lectores, vosotros tenéis el poder de elegir. No permanezcáis ahí parados y aprended a usar vuestro libre albedrío. Ya ha llegado el tiempo de buscar el Conocimiento (con C mayúscula)
Cada cual necesita encontrar su camino, descifrar su destino y principalmente seguir la llamada de su corazón. Su destino está escrito en las estrellas, pero, recuerda que ellas indican el camino, ¡pero no te obligan a recorrerlo!
Si estamos atravesando una turbulencia, podremos apretar el cinturón procurando comprender la lección implícita en los acontecimientos y, cuando pase la turbulencia, llegaremos sanos y salvos a nuestro destino.
¡Tened fe, la fe mueve montañas!
Una semana llena de Luz y Armonía para todos.
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