Que tú jamás te olvides de que eres un espíritu, un ciudadano del universo.
Que tú sepas que eres muy amado (a) por la Luz.
Que tú sientas el Amor como un regalo de la Presencia*.
Que tú tengas el coraje de escuchar tu corazón - pero sin perder la razón.
Que tú honres tu jornada - y que tus objetivos y valores sean lindos.
Que tú continúes cantando - y amando. Aun en las horas difíciles.
Que tú nunca dejes de emocionarte con una linda puesta de sol.
Que tú respetes tu cuerpo - y agradezcas a la Madre Tierra ese regalo.
Que tú mires al firmamento y sientas que las estrellas son hermanas tuyas.
Que tú hagas la gran magia de transformarte a ti mismo (a) - siempre en la Luz.
Que tú nunca te dejes llevar por las apariencias - ni tampoco por las cosas transitorias.
Que tú nunca te avergüences de tus pensamientos - ni te traiciones a ti mismo (a).
Que tú jamás olvides de dónde has venido realmente - pues todo viene de la Presencia.
Que tú no des albergue al odio en tu corazón - ni devuelvas mal por mal.
Que tú sientas la Canción de la Vida tocando todas las fibras de tu Ser.
Que tú seas digno (a) de los estudios espirituales que realizas.
Que tú no lastimes tu corazón con emociones pesadas.
Que tú ores por el bien de todos, porque sabes que la Presencia escucha tu corazón.
Que tú tengas el coraje de vencerte a ti mismo (a).
Que tú, aun frente a las probaciones, no reniegues de lo Divino en ti mismo (a).
Que tú tengas el coraje de permitir que la Luz disuelva tu orgullo.
Que tú escuches la llamada sutil de la Presencia en estas líneas.
Que tú perdones a los demás - y también te perdones -, porque hay que ser feliz.
Que tú tengas el brillo del amanecer en tus ojos.
Que tú te permitas reír como hace un niño - y, si te es posible, hagas una canción.
Que tú, en espíritu y verdad, des las gracias a la Presencia - por todo.
Que tú sientas el Oran Mor en tu corazón.
P.D.:
Que tus chakras sean lindos - como pequeños soles llenos de amor y paz.
Que tu aura sea muy brillante, con los colores de la Bienaventuranza.
Que tu fe sea inquebrantable - y cimentada en el discernimiento y el Amor.
Que tus huellas sean luminosas - y que tus actos sean justos y honestos.
Que nada te separe del benévolo círculo de Luz de la Presencia.
Ah, que el Amor más lindo de todos te bendiga.
Paz y Luz.
Wagner Borges - centella espiritual de un Gran Amor.
- Nota: La Presencia - metáfora celta para el Todo que está en todo. Cuando los antiguos iniciados celtas admiraban los momentos mágicos del amanecer y del crepúsculo, solían decir: ¡Esto es un asombro! Y así era con todas las cosas consideradas como manifestaciones grandiosas de la Naturaleza y del ser humano. Ver el brillo de los ojos de la persona amada, la belleza plácida de la luna, la alegría de la sonrisa del hijo, o el desabrochar de una flor eran acontecimientos maravillosos. Entonces, ellos se atrevían a escuchar los espíritus de las brumas, que les enseñaron a valorar el Don de la vida y a percibir la pulsación de una PRESENCIA en todo.
A partir de ahí, empezaron a referirse al TODO QUE ESTÁ EN TODO como la PRESENCIA que anima la Naturaleza y los seres. Si la luz de la vida era un asombro de grandiosidad, mayor aún era la maravilla de la PRESENCIA que originaba esa grandiosidad. ¡Percibir esa PRESENCIA en todo era un asombro! Y saber que el sol, la luna, el ser amado, los hijos, las flores y la Naturaleza eran expresiones maravillosas de esa totalidad, llevaba a los iniciados de aquel contexto antiguo de Europa a decir: ¡Qué asombro!
Hoy, inspirado por los amigos invisibles celtas, dejo registrado aquí en estos escritos el tierno asombro que siento al meditar sobre la PRESENCIA que está en todo. Y me acuerdo de las enseñanzas herméticas inspiradas en el sabio estelar Hermes Trismegisto, que decía en el antiguo Egipto: ¡El TODO está en todo! Lo Inefable es invisible a los ojos de la carne, pero es visible para la inteligencia y el corazón.
El TODO o LA PRESENCIA, es igual el nombre que se le dé. Lo que de veras importa es la grandiosidad de meditar sobre eso; esa misma grandiosidad de pensar en las infinidades de soles y en las miríadas de seres diseminados por la vastedad interdimensional del Multiverso, y de maravillarnos al percibirnos como una pequeña partícula energética consciente e integrante de esa totalidad, y poder decir de corazón: ¡Caramba, qué asombro!