Muchas personas empiezan a salir con alguien sin grandes expectativas o un sentimiento claro. El otro es interesante, divertido, estupenda compañía y así lo van llevando. Se convierte en un ligue, como se suele llamar a esa clase de encuentros.
Sin embargo, palique va, palique viene, un buen día uno de los dos se descubre enamorado, con ganas de convertir aquella relación casual en una relación seria. Solo que las reglas, aunque no hayan sido verbalizadas ni discutidas, ya están definidas. Y ahora, el enamorado no sabe cómo cambiarlas, ni si el otro va a aceptar algún cambio. Mejor dicho, todo lo contrario, es frecuente que la persona ya sepa – por declaración o por suposición – que el otro no está dispuesto a abrir mano de su libertad ni tampoco a asumir un compromiso.
Si estás en ese caso, ciertamente ya te has sorprendido haciéndote preguntas como ¿Y ahora, qué hago? ¿Cómo debo proceder? ¿Continúo aceptando la situación tal como está, ya que no quiero quedarme sin esta persona, o pongo las cartas sobre la mesa, con todo lo que siento y deseo vivir? ¿Valdrá la pena arriesgarme a una crisis o a una enorme decepción, considerando que nuestros objetivos pueden no ser parejos?
¡Listo! Está formada la combinación desastrosa entre conflicto interno, angustia y ansiedad. Probablemente vas a amargarte con algunas sensaciones bastante desagradables hasta que logres posicionarte. Sí, porque por más que intentes engañar al corazón, él te va a exigir, te va a pedir. Y si no adoptas una actitud, puedes incluso enfermar.
Parto del principio de que una relación solo vale la pena vivirla si está asentada en la verdad de cada uno, aunque esa verdad pueda cambiar en cualquier momento. Lo que no se puede es fingir que quieres una cosa cuando quieres otra. Comportarte como quien no le importa, si lo cierto es que sí te importa. Hacer de cuenta que da igual quedar solamente de vez en cuando, o no quedar, si no es eso lo que realmente quieres.
A fin de cuentas, si no hay espacio para ser quién eres, ¿estarás de hecho viviendo una relación? ¿Valdrá la pena invertir en una dinámica que no es la tuya, en un sentimiento que no es el tuyo? Piensa bien: si resulta, habrás conquistado al otro a partir de un perfil que no es el tuyo. Y si no resulta, te amargará la duda sobre cómo hubiera sido si procedieses de modo transparente.
Por tanto, si tu deseo es hacer que un ligue se convierta en una relación seria, sé consciente de lo que quieres y procede de modo coherente.
Claro que no hace falta llegar y poner al otro entre la espada y la pared para que elija entre asumir un compromiso contigo o desaparecer para todo el siempre. ¡No es eso!
Sugiero actos sutiles, conversaciones en el momento oportuno, preguntas que permitan comprender cuáles son las verdaderas intenciones del otro. En fin, con cuidado, sensibilidad y delicadeza, es posible concluir si ese ligue tiene alguna posibilidad de convertirse en noviazgo o si solo servirá para hacerte sufrir y frustrarte. Porque, en el fondo, todos sentimos y sabemos la diferencia entre una situación y otra.
Recuerda que una relación nunca depende solamente de uno de los implicados. Los dos tienen que querer. Los dos tienen que pensar, sentir y actuar en una misma dirección. Pero una cosa es cierta: solo tú puedes hacer tu parte. Y solo tú puedes saber si la estás haciendo de la mejor forma posible. Y, en última instancia, siendo fiel a tus propios sentimientos, es muy probable que la relación seria llegue mucho antes de lo que imaginabas, sea con esa determinada persona o con otra… ¡la que realmente tiene que ver contigo!
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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Publicado dia 8/9/2011 12:30:23 PM em STUM WORLD
