¡Gracias, gracias, gracias!
Cómo no agradecer todos los correos que he recibido de vosotros, apreciados lectores (¡más lectoras que lectores!) ¡Qué bueno es notar que puedo ser útil! Vuestros preciosos testimonios serán ciertamente empleados en una encuesta que podré presentar en el próximo circuito o congreso de astrología de la CNA. Os avisaré, ¿vale?
Leyendo vuestros testimonios, me di cuenta de que quienes superaron las dificultades y pruebas que los retornos de la Luna y de Saturno presentaron entre los 27 y los 29 años aproximadamente, se han hecho más fuertes y han evolucionado, han crecido y se han convertido en personas mejores. De hecho, a mi modo de ver, cuando nos enfrentamos a dificultades, percances y obstáculos en nuestra andadura, no debemos quejarnos por el ‘destino cruel’, sino que hemos de asir con fuerza la oportunidad que estamos recibiendo del cielo para cambiar, crecer y aprender con nuestros errores.
Tal como he comentado algunas veces en artículos anteriores, suelo comparar al ser humano con un pasajero que, al encarnarse, asume un carruaje con el cual va a recorrer un camino predeterminado, preelegido y necesario para su evolución.
Entonces, el Sol en nuestro mapa, indica de qué forma el espíritu vendrá en esta encarnación, cuáles serán sus cualidades y su individualidad. El Ascendente puede compararse al propio coche, al carruaje, al vehículo de que nos servimos en el recorrido elegido y tiene relación con lo ancestral, con la herencia familiar. Ésta nos proporciona las características físicas, las formas exteriores, el ADN. Pero el coche ha de ser conducido por un cochero, por un conductor que está representado por la Luna. La Luna – el conductor – representa el condicionante emocional y psíquico, que viene dado por el ambiente en que tuvo lugar la crianza, por la familia, por la madre. Él recibe informaciones, condicionantes, modelos y también indicaciones del camino que ha de recorrer.
Dependiendo del ambiente en que se cría el ser encarnado, tendrá éste un desarrollo diferente. Tendrá a su disposición algunos atributos físicos y asimismo los instintos de supervivencia que le ayudarán a llevar adelante su camino. Marte le ofrecerá el impulso, la energía física. Venus le proporcionará la búsqueda del confort y del placer. Mercurio le ofrecerá la capacidad para absorber y analizar las informaciones prácticas y útiles para comunicarse con el ambiente y el entorno. La capacidad de explorar el mundo del exterior le será ofrecido por Júpiter, Saturno le pondrá los límites y le exigirá sentido de responsabilidad en aquellos famosos ‘ciclos de siete años’. Por último, tendremos los planetas colectivos, también llamados transaturninos, que influirán sobre generaciones enteras, indicando cuáles serán las necesidades de evolución de la humanidad a lo largo de los años.
Al subir al carruaje, o sea, al asumir el vehículo físico necesario para su evolución, el Yo/Sol indicará el recorrido a la Luna/Ego y después le confiará la conducción del vehículo. Sin embargo, es muy posible que la Luna, condicionada, deje de seguir el itinerario recibido. ¿Os habéis fijado en cómo los críos en sus primeros años de vida anuncian lo que habrán de ser en el futuro? ¡Ellos saben para qué han venido al mundo! Conocen su misión. Pese a ello, a medida que crecen, los padres, los educadores y también la sociedad en que viven, podrían alejarlos de su misión, indicándoles otro camino como modelo. La Luna, condicionada, podrá ocasionar, desde un desvío completo, que haría que el coche perdiese su camino, hasta una conducción limitada, siguiendo los senderos predeterminados. En ambos casos, ese comportamiento ciertamente acarreará más tarde arrepentimientos y frustraciones de todo tipo.
Entonces, en esos períodos cíclicos, cuando las acciones de la Luna y de Saturno se presenten para examinar nuestro aprendizaje, no hay que quejarse, sino agarrar las oportunidades que el cielo nos indica para crecer, aprender y seguir adelante.
A mí me parece que aquellos que escuchan su voz interior, o sea, quienes escuchan a su Yo, pueden volver al camino correcto, pese a los eventuales tropiezos y obstáculos. Podrán caer en cunetas o baches, pero pronto se levantarán y seguirán el camino, más fuertes y decididos.
Por otra parte, aquellos que escuchen solamente la voz de la Luna tendrán más dificultades, pues podrían sentirse culpables de no haber seguido los modelos paternos o los condicionantes de la sociedad. Es cierto, diréis vosotros, pero las frustraciones, las depresiones, las desilusiones, forman parte del Camino y no todos reaccionan de la misma forma. Y por eso cada uno de nosotros tiene un mapa diferente, individual, único. Nacemos en el momento adecuado para cumplir nuestra misión y tenemos todos los medios para ejecutarla.
Ya afirmé en otro momento que, en mi opinión, todos deberían salir de la maternidad con el test del piececito ¡y también con su mapa astral! En fin, yo soy astróloga… Es normal que piense así…
A mi modo de ver y según mi experiencia, he constatado que no importa cómo nacemos, si de parto inducido, espontáneo, natural o por cesárea. ¡El Cosmos siempre conspira para que nazcamos en el momento oportuno! Y el conocimiento de tu mapa astral del nacimiento proporciona esta indicación: él nos hace conocer nuestra misión, nos indica el camino y nos muestra cuál será el bagaje y los condicionantes a que estaremos sujetos a lo largo del camino.
Los cabalistas enseñan que entre mediados del mes de Cáncer (19 de julio) y los primeros días del mes de Leo (hasta el día 9 de agosto) la Tierra pasa por un período difícil porque los guías espirituales retiran el ‘filtro’ que poseemos en torno a nuestra alma. Por eso parece que las personas se hacen más agresivas, depresivas, inseguras o confusas. La remoción del filtro, que regula la cantidad de Luz que cada uno recibe, puede originar un ‘exceso de energía’, una inundación excesiva de luminosidad.
Es como si, de repente, hubiese sido retirada la red energética que nos protege, tal como la capa de ozono protege a la Tierra de los rayos nocivos de la luz solar. Entonces, a pesar de nuestros esfuerzos, es posible que tengamos una mayor dificultad para ver y oír a nuestro Yo Interior, puesto que la voz del Opositor se hará más intensa, más alta, ¡gritando a nuestros oídos! Con esas dos voces en la cabeza se hace difícil seguir adelante, ¿no es cierto?
Con todo, hay situaciones interesantes en este período. ¡Son las oportunidades de crecimiento! La voz del Yo/Espíritu puede ayudarnos. Puede indicarnos a dónde debemos ir. “Es hora de replantearme mi carrera”, o “Tengo que atender más a lo espiritual”, “Necesito renovar mi fe”, “Quizá esa pareja no sea buena para mí”. Escucha esa Voz. Recuerda:
¡La intuición nunca se equivoca! Es preciso estar abiertos e interpretar las señales, ya que éstas vendrán de forma inesperada, a través de percepciones interiores. Pregunta a la Luz, para que te indique el camino.Pero si no lo consigues, no renuncies, aguarda otra ocasión, cuando tu visión esté más apta para recibir informaciones. ¡Pero no olvides continuar en el camino del autoconocimiento! Solo así podrás abrir tu visión interior y expandir tu intuición para recibir la Luz. Y la Luz estará allí, ¡aguardándote!
La energía de Leo, que se inició con la Luna Nueva el 31 de julio, te proporcionará elementos de desafío. La energía generada por el Sol en este período es enorme y su poder puede ser sobrepujante si no estamos debidamente preparados. ¡Sin la protección del ozono podríamos quemarnos! ¡Observad el ejemplo de la dificultad a que se enfrenta el Presidente Obama, nativo de Leo! Al fin y al cabo, es posible que él sea tan solo un instrumento del destino colectivo de los Estados Unidos. Cada cual con su misión.
Y nosotros, ¿cómo nos sentimos con toda esta inestabilidad? ¿Qué podemos hacer? Debemos aumentar nuestra sensibilidad para conectarnos con la Luz. Ella iluminará nuestro camino.
¡Nuevamente, agradezco a todos por la participación masiva en mi encuesta! Vuestros relatos son preciosos. ¡Gracias!
¡Deseo a todos una semana llena de Luz!
São Paulo, 5 de agosto de 2011