Todos nosotros cargamos, a lo largo de toda nuestra vida, el niño que fuimos un día. Si una persona en la infancia tuvo experiencias positivas, enriquecedoras, donde su auto estima fue fortalecida, ella se volverá un adulto seguro y equilibrado, que siempre va a establecer relaciones armoniosas.
Pero, si al contrario, no hubo en su trayectoria atención y estímulos permanentes a sus talentos y habilidades o hubo represión y exceso de exigencia, la inseguridad dirigirá todas sus acciones.
Todas las emociones, vivenciadas por nosotros en la fase infantil, siguen almacenadas en nuestro inconsciente e influyen en las relaciones que establecemos en la vida.
Sin que tomemos consciencia de ellas, se vuelve difícil superar las dificultades y los bloqueos que muchas veces sentimos en la relación con las otras personas. Nuestra tendencia predominante es culparlas por no corresponder nuestras expectativas o satisfacer nuestros deseos.
Así como el niño se siente rabia cuando su voluntad es contrariada, también reaccionamos de modo infantil cuando no tenemos nuestras expectativas cubiertas. La herida y el resentimiento enseguida toman el lugar del amor que creíamos sentir.
El ser humano inseguro y carente de aprobación externa se apega a aquel que le da atención, en una dependencia peligrosa, que puede llevarlo a hacer muchas concesiones para garantizar el amor y la aceptación del otro.
Establecer relaciones maduras y saludables es una condición esencial para nuestra felicidad. Pero para que esto se vuelva posible, precisamos acceder a las emociones inconscientes de nuestro niño interior, comprenderlas e integrarlas, pues, solamente así, la cura se volverá posible.
En octubre, sucederá por primera vez en San Pablo, el workshop vivencial "A criança interior nos relacionamentos", destinado a aquellos que desean conectarse con su niño interior y lidiar positivamente con él.
Para más informaciones, escriban por e-mail.
Para el apego, la consciencia no es necesaria, al contrario, la consciencia es la barrera. Cuanto más consciente te vuelves, menos serás apegado, porque la necesidad de apego desaparece.
¿Por qué quieres estar apegado a alguien? Porque sientes que solo no te bastas, sientes falta de alguna cosa. Algo está incompleto en ti. No eres entero. Precisas de alguien para completarte, Por eso el apego.
Si estás consciente, estás completo, estás entero -el círculo está completo ahora- no precisas de nadie. Tú, solo, sientes total independencia, una sensación de entereza.
Eso no quiere decir que no amarás a las personas, al contrario. pero, entonces, el amor tiene una dimensión totalmente diferente: él no es apego, él no es dependencia. Ustedes serán dos seres libres, dos seres totales, enteros, encontrándose. Ese encuentro será una festividad, una celebración, no una dependencia. Ese encuentro será una alegría, un juego.
Publicado dia 4/8/2020 11:34:58 AM em STUM WORLD
