Hablando de principios herméticos, me gustaría aclarar que estos fragmentos del conocimiento oculto representados por los Preceptos Herméticos, pueden encontrarse en el libro ‘O Caibalion’ de la Editora Pensamento. Hermes Trismegisto, el “Tres Veces Grande”, era considerado por los egipcios un mensajero de los dioses y vivió en el período próspero de las dinastías divinas, implantando en Egipto la tradición sagrada oculta. Fundó asimismo las Escuelas de la Sabiduría anejas a los Santuarios Mayores, donde se enseñaba medicina, astrología, música, arquitectura, escultura, pintura y ciencias políticas.
En una relación entre dos, a veces una de esas personas vive ‘a la sombra’ de la otra, y acaba viviendo a través de esta ligazón, teniendo necesidad de compensar en el otro aquello que le falta. El peligro mayor viene del hecho de vivir la relación entre dos de forma que uno esté siempre convencido de que todos sus problemas son causados por el otro. Así nos mantenemos fijados en la proyección y no tomamos conciencia de la necesidad de elaborar y transformar los lados sombra reflejados en la pareja para poder crecer y madurar a través de nuestra propia concienciación.
Cuando ese error se somatiza, hasta los riñones dejan que las sustancias vitales (albumina, sales), pasen a través del sistema de filtrado y se pierdan así los componentes esenciales para la propia evolución (como ocurre en la nefritis, por ejemplo). Ellos pierden también la capacidad de reconocer como suyas sustancias importantes, al igual que la mente no reconoce como suyos los importantes problemas, que entonces deja para ‘el otro’. Podemos conocer la importancia de los riñones en el caso de la sociabilidad y de la capacidad de contacto, observando la importancia que se da a las bebidas en una reunión social. En el brindis, al tocar los vasos ya se establece el contacto. Se dejan de lado las formalidades tras el primer vaso de vino o de cerveza, y así mejoramos nuestro contacto con el otro. Quienes no beben, o beben poco, demuestran que no quieren estimular sus órganos de contacto y así mantienen las distancias. Normalmente, en estas reuniones, preferimos sustancias altamente diuréticas, como café o té, cerveza, alcohol. (Después de la bebida el tabaco también establece la relación con el otro, ya que estimula otro órgano doble: los pulmones. De ellos hablaremos la semana próxima).
Los cálculos renales se forman por la degeneración y cristalización de ciertas sustancias presentes en exceso en la orina (ácido úrico, fosfato de calcio y oxalato de calcio). Siempre es preciso eliminar los cálculos, y a menudo esto se hace a través de un proceso dolorosísimo, que podría compararse a un parto. La correspondencia en el plano físico es fácil de advertir: el cálculo está formado por sustancias que en realidad deberían haber sido eliminadas, toda vez que no pueden contribuir para el desarrollo y el bienestar del cuerpo. Esto corresponde a la acumulación de temas que desde hace mucho tiempo deberíamos haber eliminado, porque ya fueron vividos y han dejado de ser necesarios para nuestro desarrollo psíquico. Si no eliminamos estos temas ya vividos, bloqueamos nuestra evolución y producimos algo así como una barrera, un dique. El síntoma del cólico que nos lleva a hacer los movimientos de expulsión que intentábamos impedir, muestra aquello que es necesario para la eliminación del problema: dar saltos, saltar sobre el problema para desbloquearlo y eliminarlo.
El calor también está indicado para eliminar los cálculos. Este calor es un indicativo del calor humano, de la expresión de afecto y amor que buscamos en el contacto con el otro, y la necesidad de los líquidos nos recuerda el movimiento de lavado y limpieza necesarios para la eliminación de los problemas.
Cuando el paciente necesita un ‘riñón artificial’ ha llegado a la fase final de este problema de contacto, al sustituir el compañero ideal por una máquina que haga el filtrado. Algunas veces en su casa, conectado a su cama (lugar de tantas intimidades…), otras en un hospital, a donde irá a conectarse tres veces por semana. Este es el socio ideal, de confianza, al que el paciente entrega toda su sangre. Solo si asumimos la responsabilidad por nuestra vida podremos liberarnos de ese ‘socio ideal’. A través del trasplante llegamos al extremo de desear el ‘riñón del otro’ para continuar nuestra propia vida. Pero si no sabemos eliminar los problemas que guardamos en nuestra psique, el nuevo riñón también correrá riesgo de degeneración.
Preguntémonos: ¿Qué problemas tengo en mis relaciones con el prójimo? ¿Permanezco atado a los viejos problemas e impido el movimiento de la evolución? ¿Qué ‘saltos’ me sugiere el cálculo renal? ¿Asumo las responsabilidades de mi propia evolución?
‘Todo es doble, todo tiene dos polos; todo tiene su par de opuestos; lo semejante y lo desemejante son una sola cosa; los opuestos son iguales en naturaleza, pero diferentes en grado…’ EL CAIBALION’
Partiendo del referido principio hermético, examinaremos las enfermedades en los órganos dobles, en particular los riñones. La polaridad de nuestra conciencia hace que no seamos conscientes de nuestra cualidad de enteros, sino que nos identifiquemos con un solo aspecto de aquello que es. Lo que echamos de menos es nuestra sombra, que no conocemos. En nuestras relaciones debemos durante todo el tiempo tomar conciencia de nuestra sombra e integrarla en nosotros. Y lo hacemos a través de la proyección.
La polaridad indica el principio de lo masculino y lo femenino, de lo negro y lo blanco, del día y de la noche, etc. Nosotros, los seres humanos, también nos servimos del principio de la polaridad e intentamos encontrar lo que nos falta a través de la proyección externa. Por ello buscamos en los demás aquello que en realidad está dentro de nosotros, ya que es nuestro lado sombra, con el cual no tenemos contacto.
Los riñones son órganos dobles en nuestro organismo, y, como todos los órganos dobles, representan nuestra relación con los demás. Casi siempre nos sentimos atraídos por personas opuestas a nosotros. Cuanto mayor sea el contraste, mayor será la atracción. En una relación entre dos, lo que hacemos es simplemente trabajar nuestra propia sombra proyectada en el otro, por eso lo amamos.
En astrología los riñones están relacionados con el signo de Libra, que está regido por el Planeta Venus. El signo de Libra corresponde a la Casa VII del Zodiaco, que es la casa del matrimonio y de las asociaciones.Por eso, cuando contraemos dolencias en los riñones, a menudo se debe a falta de amor, a carencia afectiva y a problemas de relación con nuestra pareja. Los conflictos con los socios y con la sociedad en general también entran en esta relación, ya que para la astrología el matrimonio y la asociación están en la misma casa. Hemos de aclarar que estos problemas de relación no se refieren a la sexualidad, sino a dificultades de relación y contacto.
Los riñones filtran la sangre que, para mantener el organismo en armonía, ha de tener un equilibrio perfecto entre ácido y básico, entre Yin y Yang, entre masculino y femenino. El error de atribuir al ‘otro’ la causa de nuestros problemas y conflictos es, por lo tanto, lo que origina las dolencias renales. Continuaremos nuestro análisis la próxima semana.
Debemos preguntarnos: ¿Qué problemas tengo en mis relaciones con los demás? ¿No será que estoy fijado en la proyección y pienso que los defectos de mi pareja son únicamente suyos?