El concepto de rebeldía ha sido bastante deturpado en nuestra sociedad.
Generalmente entendemos rebeldía como una reacción, usualmente agresiva aunque violenta, contra algo que nos oprime.
En la adolescencia, cuando nuestra identidad está afirmándose, tendemos a reaccionar contra las imposiciones de nuestros padres y de la sociedad como un todo. Este comportamiento es absolutamente saludable, pues ésta es una etapa de la vida en que sentimos necesidad de descubrir cuales son nuestros deseos y necesidades.
Infelizmente, ésta rebeldía es, la mayoría de las veces, incomprendida, lo que lleva a muchos a reaccionar con rabia delante de las actitudes represoras. Sin embargo, la verdadera rebeldía es algo muy diferente.
Ella solo es realmente asimilada en la medida que nos volvemos más maduros y descubrimos que seguir nuestras percepciones interiores -y vivir en sintonía con ellas y con nuestra propia verdad- no requiere ninguna actitud agresiva o violenta.
Al contrario, debemos hacerlo de manera serena y pacífica, sin ninguna intención de revancha, sino simplemente por el deseo profundo de ser fieles a nosotros mismos.
“La rebelión de la cual he hablado no tiene que ser hecha contra nadie. Ésta no es en verdad una rebelión, sino solamente una comprensión. No, no tienes que luchar contra los padres, las monjas y los padres externos.
…Y también no estoy diciéndote que te rebeles contra todo lo que ellos te inculcaron. Si te rebelas contra tu propia mente, eso será una reacción, no una rebelión. Nota la diferencia. La reacción surge a partir de la rabia, la reacción es violenta. En una reacción te vuelves ciego de rabia. En una reacción pasas para el otro extremo.
Por ejemplo, si tus padres te enseñaron a estar limpio y bañarte todos los días, y también eso y aquello, y si te enseñaron desde pequeño que la limpieza está cerca de Dios, ¿que harás si un día comienzas a rebelarte? Dejarás de bañarte. Comenzarás a vivir inmundo.
…Mientras estés reaccionando a tus padres y sus ideas de limpieza, aún estarás apegado a aquellas mismas ideas. Ellas aún están dentro de ti, ellas aún tienen poder sobre ti, ellas aún son dominantes, ellas aún son decisivas.
…¿Entonces que es rebelión? Rebelión es pura comprensión. Simplemente comprendes cual es el caso. Entonces no estás más obsesionado por limpieza, y eso es todo. Eso no quiere decir que vas a volverte sucio. La limpieza tiene su propia belleza, Pero esa persona no debe obsesionarse por ella, porque obsesión es enfermedad.
…Si tú no prestas mucha atención a los pequeños detalles, no verás diferencia entre obsesión e inteligencia. Por ejemplo, si cruzas con una cobra en el camino y das un salto, naturalmente diste un salto debido al miedo.
…Ese miedo es inteligencia. Si no eres inteligente, eres estúpido, no saltarás fuera del camino y, sin necesidad, estarás poniendo tu vida en peligro. La persona inteligente irá a saltar inmediatamente, la cobra está ahí.
Eso es debido al miedo, pero ese miedo es inteligente, positivo y está al servicio de la vida.
Pero ese miedo puede volverse obsesivo… Una persona puede volverse obsesiva al respecto de cualquier cosa. Cualquier cosa que puede ser inteligente dentro de ciertos límites, puede volverse una neurosis si amplías esos límites.
Reaccionar es pasar para el otro extremo. Rebelión es una comprensión muy profunda, comprensión profunda de un cierto fenómeno. La rebelión siempre te mantiene en el medio, te da el equilibrio.
…No estoy enseñándote a pelear con tus condicionamientos. Compréndelos. Vuélvete más inteligente al respecto de ellos. Simplemente ve como ellos influencian tu comportamiento, como ellos modelan tu personalidad, como ellos siguen alcanzándote por la puerta del fondo.
¡Simplemente observa! Sé meditativo. Y un día, cuando hayas visto el funcionamiento de tus condicionamientos, de repente un equilibrio será alcanzado. En tu real comprensión estarás libre.
Comprensión es libertad, y esa libertad es la que yo llamo de rebelión.
El verdadero rebelde no es un luchador, él es un hombre de comprensión. Él simplemente crece en inteligencia, no en rabia, no en ira. No consigues transformar a ti mismo teniendo rabia de tu pasado.
De esa manera, el pasado irá a continuar dominándote, el pasado continuará siendo el centro de tu ser, el pasado permanecerá en tu foco. Permanecerás focalizado, atado al pasado.
¡Mantente alerta en cuanto a esto! Cuando reaccionas, el trazo permanece allá. Pero, en la rebelión no queda ningún trazo; es libertad completa.
Tienes que ser simplemente un observador.
Y el observar es tu cara original; quien observa es tu conciencia verdadera. Aquello que es observado es el condicionamiento. Quien observa es la fuente divina de tu ser”.