Vivir en la oscuridad es una experiencia profundamente dolorosa. Significa seguir por la vida con total inconsciencia acerca del verdadero poder que habita dentro de cada ser humano.
¿Cuántos de nosotros se sienten íntimamente perdidos, pero no tienen siquiera el coraje de pedir ayuda, reconocer que precisan apoyo para vencer sus propias angustias y temores?
Infelizmente, la gran mayoría aún permanece esclava de las ilusiones y falsas verdades que les son vendidas diariamente por la sociedad de consumo, donde tener es más importante que ser.
Creer en el valor del status y de la imagen pública que se obtiene a partir del dinero y de las posiciones de poder, es la peor de las trampas, en la cual muchos se enredan de manera muchas veces irremediable.
La luz se hace a partir del momento en que despertamos de este estado de adormecimiento y conseguimos, finalmente, ver la realidad en la cual estamos sometidos.
Tener coraje de decir no a las imposiciones exteriores y seguir nuestro propio camino, guiados por las intuiciones nacidas de la fuente inagotable de sabiduría que cargamos en nuestro interior, es la mayor victoria que podemos alcanzar.
Infelizmente, por más que deseemos, no todos a nuestro alrededor conseguirán ser tocados por la maravillosa dádiva de la consciencia. Cabe a nosotros apenas proseguir, a través de nuestro ejemplo, intentando ser un farol que les ilumine el camino de manera amorosa, sin forzar ninguna acción, pues ésta es una experiencia que solo puede ser vivenciada a través de la voluntad.
…La oscuridad no existe. Es creación tuya. El sol está en todo lugar, estamos en pleno mediodía. Pero continuas apretando los ojos, manteniéndolos cerrados. Por eso la oscuridad. Ahora, nadie puede forzar a que se abran tus ojos.
…Existen algunas cosas que tienes que hacer por ti mismo. Esta es una de las cosas fundamentales de la vida. Si no fuese así, aún en tu libertad, serias un esclavo. Si te saco de la oscuridad, o cualquier otra persona, aquella luz será muy luminosa. Estarás aprisionado por esa luz, no viniste por libre y espontánea voluntad, no floreciste espontáneamente.
Existe una bella historia sobre el maestro Zen, Joshu: Un día, Joshu se cayó en la nieve y gritó ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Un discípulo de Joshu se aproximó y se acostó a su lado.
Joshu rió, se levantó y le dijo al discípulo: ¡Correcto! ¡Perfectamente correcto! Eso es lo que yo estoy haciendo contigo también“. Joshu se había caído en la nieve y gritado ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Pero no tenia ninguna necesidad. Si caíste, puedes levantarte. La misma energía que te hace hacer, consigue levantarte.
…El discípulo es un discípulo de verdad. Él entendió Joshu perfectamente bien. Sabe que creó una situación, se acostó conscientemente. Tal vez el discípulo haya estado pasando y Joshu cayó -creó una situación- y gritó ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Y el discípulo vino y se acostó a su lado.
Él no lo ayudó, en absoluto. ¿Que es lo que estaba haciendo? No estaba ayudándolo de ninguna forma. Él estaba simplemente siendo comprensivo. Estaba diciendo: ¿Qué es lo que puede ser hecho? Ok, soy tu discípulo y voy a acostarme a tu lado. ¿Qué más puedo hacer?
Un maestro es compasivo contigo, tiene compasión. ¿Qué más puede hacer? Un maestro verdadero no puede agarrar tus manos, porque eso te mantendría dependiente siempre. Traerte para afuera de la fuerza, es lo mismo que mantenerte aún adentro. En el momento en que el maestro te suelta las manos, volverás a tu viejo mundo, a tu vieja mente. Aquello aún no estaba terminado, aún estaba agarrado dentro de ti.
Un maestro verdadero ayuda sin ayudar. Intenta entender: un maestro verdadero ayuda sin ayudar. Su ayuda es muy indirecta, nunca viene inmediatamente a ayudarte. Viene de manera muy sutil. Se aproxima de ti como una brisa muy frágil, no como un viento salvaje. Se aproxima de ti como un aura, invisible. Él te ayuda, seguramente, pero nunca te fuerza. Te ayuda apenas hasta donde estás listo para ir, nunca un paso más. Nunca te empuja violentamente, porque cualquier cosa hecha violentamente será perdida, tarde o temprano.
Aquello que no desarrollaste por libre y espontanea voluntad, lo perderás. No puedes disfrutar de aquello que no creció en tu ser espontáneamente. Disfrutas tu propio crecimiento. Yo puedo darte la verdad, y tú la tirarás a la basura, porque no la reconocerás. Puedo forzarte a despertar, pero irás a caer en el sueño una vez que me vaya y vas a maldecirme y quedarte con rabia conmigo, pues aún estabas disfrutando tus sueños. Estabas disfrutando tus dulces sueños y ahí llegó un hombre y te despertó.
…Relájate. En el momento que te relajes, tus ojos comenzarán a abrirse, así como un pimpollo abre y se vuelve una flor, así como un puño que no se mantiene más cerrado comienza a abrirse y se vuelve una mano abierta.
No estoy aquí para forzar eso, Estoy aquí para esclarecerte como sucede esto. Puedo hablar al respecto de ese proceso, no puedo hacerlo por ti. Comprendido, éste sucede. No te prometo nada, Solo te prometo una cosa: lo que sucedió conmigo haré que se vuelva obvio para ti. A partir de ahí, cabe a ti seguir. Buda dijo: los budas solo indican el camino, pero eres tú que tiene que ir, cabe a ti seguir el camino”.