Cuando una relación está comenzando o por comenzar, la mayoría de las personas acostumbra llenarse de ansiedad, expectativas y hasta ilusiones sobre lo que puede suceder. Si, yo dije "puede". Así como también puede ser que no suceda. O sea, mientras no tengamos "bola de cristal", no tenemos como prever el futuro. No tenemos certezas ni garantías.
Siendo así, relacionarse es un ejercicio, una posibilidad, un riesgo, una tentativa. Y es justamente por saber esto que muchas personas se dejan ahogar por el miedo de que las cosas no sucedan como a ellas les gustaría.
Inconscientemente, para aplacar esos sentimientos tan incómodos, intentan esquivarlos creando expectativas e ilusiones. Pero no se dan cuenta de que el exceso de pensamientos y la tentativa de controlar sus deseos solo sirven para generar más y más ansiedad.
A partir de ahí, resta aquella sensación de urgencia, aquel "agujero en el estómago". El corazón acelera, el humor se pone inestable y todo el cuerpo parece movilizarse en la tentativa de acelerar el mundo, las personas, la relación, ¡los resultados deseados!
¡Cuidado! Es exactamente por causa de esta manía de idealizar al otro y al amor, de querer garantizar que todo se desarrolle con perfección, que la mayoría de las personas termina arruinando lo que apenas comenzó.
¡Claro! Esta urgencia que es alimentada internamente y, la mayoría de las veces, inconscientemente, se transforma en inseguridad y, por consiguiente, en reclamo, en presión, en necesidades exageradas. En fin, se transforma en tensión, peso, molestia.
Lo que deberá ser un tiempo de placer, levedad, diversión, mucha charla. tiempo de que se conozcan mejor y rían juntos de si mismos y de la vida, pasa a provocar en ambos la impresión de que están viviendo en una cuenta regresiva para la explosión de una bomba de tiempo.
¡Así no se puede! No hay quien aguante por mucho tiempo. Y el final de esta historia es aquella triste sensación de que "tenían todo para darse bien, pero. ¡no se sabe por que se dieron mal!". ¿Será que no es hora de parar y reflexionar sobre cuanto estás confiando en ti mismo, en la vida y en el fluir del universo?
¿Será que no estás creando cualidades y viendo cosas que ni existen? ¿Será que el otro es real o es invención de tu cabeza? Si, porque hay gente que, de tan ansiosa, termina viendo príncipes y princesas donde solo existen personas. Personas normales, imperfectas, con sus miedos y deseos. y que tienen límites y que se asustan con tantas idealizaciones y expectativas, y solo quieren, al fin de cuentas, una chance de ser felices.
Si, ya sé. En la teoría, ¡es exactamente eso que también quieres! Pero es necesario actuar, en la práctica, con esa misma lógica. Si quieres tener otra chance, date otra chance! Si quieres ser feliz, actúa como quien es feliz. Si quieres que ésta relación resulte bien, ¡para de intentar acelerar los acontecimientos y deja que suceda!
¡Eso! Deja que suceda. muéstrate de a poco, hablando de ti, lo que sientes, lo que quieres. Pero para de transformar esa posibilidad en una especie de amenaza. Si no, en vez de ser feliz, ¡tú y la persona amada conseguirán apenas vivir al borde de un ataque de nervios! Y amor no tiene nada que ver con eso.
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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