La forma más elocuente de comunicación es aquella que sucede independiente de las palabras. Cuando conseguimos establecer una conexión con otros seres humanos a través del corazón -la perfecta sintonía realizada por la energía del amor- las palabras se vuelven innecesarias.
Para alcanzar nuestra capacidad, es necesario, antes que nada, que estemos con nuestra sensibilidad plenamente despierta. Seres humanos fragilizados, esclavos de sus emociones negativas, no consiguen abrir sus canales de percepción para sentir su propia energía amorosa, ni la de sus semejantes.
El primer paso para libertarse de esta prisión, es observar nuestras reacciones emocionales y buscar dentro de nosotros las causas de la ansiedad y la angustia que nos atormentan.
Solamente cuando conseguimos identificar las raíces de esta negatividad es que la luz comienza a surgir, aunque tímidamente, apuntándonos la ruta hacia la salida.
Es claro que el proceso es largo y, muchas veces, doloroso, pero la existencia es extremamente generosa con aquellos que desean con toda la fuerza de su corazón, libertarse del sufrimiento.
Ella siempre pondrá en nuestro camino seres dispuestos a extendernos la mano, y ayudarnos a vencer el miedo y la resistencia que nos impiden de ir al encuentro de nuestra propia luz.
“Amor invoca amor y odio invoca odio. Todo aquello que damos retorna a nosotros. Esa es una ley eterna. Así, todo aquello que deseas recibir, es aquello que debes dar al mundo. No puedes recibir flores en retribución de espinas.
…el amor nos junta y hace con que muchos se vuelvan uno, cuerpos físicos están separados y continuarán separados, pero existe alguna cosa por detrás de los cuerpos que se encuentra en el amor, que se vuelve uno a través del amor… la comunicación solo es posible en el amor.
…Y recuerda que solamente cuando alguien oye con el corazón y no con la cabeza, es que el oír sucede. Tú puedes preguntarme ¿el corazón también oye? Y yo te diré que siempre que el oír sucede, es siempre a través del corazón. La cabeza nunca oyó nada. La cabeza es una piedra sorda. Y eso también es verdadero con respecto al hablar. Solamente cuando las palabras vienen del corazón son llenas de significado. Solamente cuando las palabras vienen del corazón, ellas tienen la fragancia de las flores frescas, si no es así, serán apenas viejas y marchitas, serán artificiales, flores de plástico.
…Palabras son indicaciones muy impotentes, pero si son oídas en paz total de mente y en silencio, se vuelven potentes.
Eso es lo que yo llamo de oír con el corazón.
Pero, generalmente, aún cuando oímos a alguien, permanecemos llenos de nuestros propios pensamientos, Ese es el “falso oír”. Entonces no eres un shravak, un oyente. Tú estás apenas bajo la ilusión de que estás oyendo, pero de hecho no lo estás.
Para “oír correctamente” es necesario que la mente este en estado de observación, completamente silenciosa. Cuando estás apenas oyendo y no estás haciendo nada más, solamente entonces serás capaz de oír y comprender y esa comprensión se volverá luz y transformación dentro de ti.
Si así sucede, entonces no estarás oyendo a quién quiera que sea, sino apenas a ti mismo, permaneces cercado por un tumulto dentro de ti. Y cuando estás involucrado de esa manera nada puede serte comunicado. Entonces pareces estar viendo, pero no estás, pareces estar oyendo pero no estás.
Cristo dijo: “aquellos que tiene ojos para ver, que vean. Aquellos que tienen oídos para oír, que oigan”. ¿Él estaba diciendo que las personas no tenían ojos ni oídos? Es claro que ellas tenían ojos y oídos, pero la mera presencia de ojos y oídos no es suficiente para ver y oír. Algo más es necesario y sin eso la existencia o no existencia de ojos y oídos da lo mismo. Aquel algo más es el silencio interior y la conciencia observadora. Solamente cuando esas cualidades están presentes es que las puertas de la mente se abren y algo puede ser dicho y oído.
De la misma manera que todo es claramente reflejado a través de un lago totalmente calmo, sin olas, también es verdad que lo divino será reflejado en ti cuando te vuelvas calmo y quieto como un lago.
…Extiende tu cuerpo en el piso confortablemente y deja que todos tus miembros se relajen completamente. Cierra tus ojos y por cerca de dos minutos sugiere a ti mismo que el cuerpo está relajando. Gradualmente el cuerpo se volverá relajado. Entonces, por dos minutos sugiere que tu respiración se está volviendo quieta y tu respiración se volverá quieta. Finalmente por otros dos minutos, sugiere que tus pensamientos están parando. Esa sugestión firme te llevará a un completo relajamiento, tranquilidad y vacío.
Cuando la mente se vuelva completamente calma, mantente completamente despierto en tu ser interior y se un testigo de esa paz. Ese testimoniar te llevará a tu ser.
…La meditación alcanza la perfección en el día en que ella se vuelve innecesaria. Ese estado es el verdadero samadhi, iluminación.
…Cuando la esperanza es acompañada por determinación y empeño, ella ciertamente se realiza”.