Así como nace
El sol todos los días
Alimentando
El tojo
Perfumado, eternamente,
Por las flores
Amarillo oro,
Canta mi alma
Todos los días
Esta nana,
Que calienta e ilumina
La penumbra en derredor,
Espantando las sombras
Para que brille
Más alto
La vida que pulsa
En mi corazón
Que entona:
Esperanza.
La esperanza es una emoción activa, basada en datos de realidad, y también en la trascendencia de la fe, diferente del optimismo, éste bastante menos profundo, teniendo un aspecto más mental.
El optimismo las más de las veces está cimentado en los acontecimientos de lo cotidiano, si todo va bien el optimismo florece, si todo va mal el optimismo se esfuma.
La esperanza camina de otra forma, cuando todo va mal ella se mantiene más fuerte, y cuando todo va bien, permanece activa.
Se podría decir que la esperanza es ladrillo de construcción de la vida humana, es materia prima de la vida anímica y materia viva de nuestra existencia, por eso debe ser dinámica, y ha de ser cultivada, alimentada y trabajada, para que el hombre y la mujer al vivenciarla actúen de manera a concretizar sus anhelos.
Con esperanza, los días más duros y sombríos, que nos dañan como espinos, se contemplan a partir de un escenario interior de bienestar y de serenidad. Sin esperanza, los días, aunque soleados y prósperos, son grises, se arrastran sin gracia, melancólicos y faltos de placer. Se hace insoportable vivir sin esperanza…
Por eso, aquel que quiera robustecerla tiene que actuar, empezando por fortalecer también la fe.
Y la fe, para que sea fuerte, operante y no se convierta en estéril, ha de estar basada en la observación tranquila, paciente y sabia de la vida y de la naturaleza, a fin de trascender las cosas de este mundo. Pues, cuando no está basada en la sabiduría trascendente, se desmorona con facilidad, y a menudo se revuelve airada contra la vida y el Creador.
En el polo opuesto de la esperanza, está siempre la duda, la inquietud de la incertidumbre, que si no es pasajera y no dura solo el saludable instante de la verificación del rumbo tomado, destruye el ánimo, inundando a la persona de inseguridades, pesimismo, depresión, angustia y ansiedad, y a menudo conduce a la apatía y a la falta de una acción enfocada.
Para trabajar esa creencia emocional llamada esperanza, se debe también observar la vida en la naturaleza, echando la mirada al pasado para apreciar el presente, aprendiendo sobre el tiempo, sobre el momento de la sembradura, del cultivo, de la cosecha, de los finales y de la vuelta a empezar, cíclicamente. Para que surja la visión de futuro y la comprensión más clara de la vida está indicado emplear el recurso de la meditación y las plegarias. Leer biografías de personas notablemente esperanzadas, como por ejemplo, sobre la vida de: Mandela, Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Jesucristo, Dra. Elisabeth Kubler Ross, Marie Curie, Patch Adams, Dick y Rick Hoyt, entre otros muchos exponentes de la esperanza de los más diversos seguimientos de nuestra sociedad.
Pero también podemos asociar a estos ejercicios el uso de las esencias florales. El Dr. Edward Bach, creador de la Esencias Florales Inglesas conocidas como Florales de Bach, atento a este estado de espíritu de la desesperanza y de cuánto ella contribuía en la aparición de patologías o en el mantenimiento y agravamiento de las enfermedades humanas, buscó en la naturaleza la flor Gorse para preparar una esencia floral que actuase como un tónico para la Esperanza.
El Gorse – Ulex europaeus, es una planta espinosa común en Europa, originaria de India, pero que también existe en el Brasil. Esa planta también se conoce como aliaga, aulaga, espinillo, o tojo.
Es una planta muy resistente, aguanta bien el fuego, lo mismo que aguanta bien las heladas, y es común verla florecer, con sus perfumadas flores amarillo oro, bajo los hielos en los campos de Inglaterra.
Su flor es aromática y dulce, con ella se puede hacer una deliciosa bebida primaveral, un verdadero néctar, y también sorbete y perfume.
El Dr. Edward Bach percibió que así como el Gorse resiste a las agruras del tiempo, manteniendo la dulzura de su flor amarillo oro, la esencia floral preparada a partir de esa flor renueva la esperanza, endulzando la vida, fortaleciendo la fe, aportando una soleada alegría, así como la renovación de la vitalidad y del optimismo, aunque se estén viviendo tiempos de vida difíciles, cuando ya no se cree en la posibilidad de la vuelta al bienestar. Y al despertar la esperanza en el alma cansada y dolorida, es como si el amanecer de un nuevo día surgiese, llenando de calor esta alma humana, estimulándola a pasar por las adversidades de la vida manteniéndose activa en la construcción del bienestar hacia la realización de los sueños anhelados.
Thais Accioly é especialista em Terapia Floral pela Escola de Enfermagem da USP.
Professora da Pós Graduação em Terapia Floral na Escola de Enfermagem da USP.
Professora da Flower Essence Society/CA EUA no Brasil.
Professora da Bush Flower Essences/AU no Brasil.
Consultora em Cultura de Paz.
11 3263 0504 Visite meu blog e Conheça o Interativo dos Florais. Email: [email protected] Visite o Site do Autor