Como dije, la aceptación está a la orden del día para mí, y cada vez tengo más clara la importancia de aceptar nuestra realidad tal como se presenta y, a partir de ahí, hacer las modificaciones que nos indica el corazón, pero si no aceptamos nuestra realidad, no podremos cambiar. y la resistencia nos lleva a perder mucho tiempo y energía.
Fue en esa energía que, el pasado sábado, me dirigía a la Tienda de la Luna. un espacio acogedor y mágico que una amiga muy especial y querida viene construyendo a lo largo de muchos años. en esta y en otras realidades. y allí todo es tan encantado que uno siente nítidamente que está en un Espacio Sagrado. Allá me dirigía para dar la vivencia de la Aceptación cuando me vino la imagen de una copa que se rompía al caer y una voz diciéndome que, cuando no aceptamos nuestra realidad, ocurre como si no limpiásemos aquellos trocitos de la copa y todos los días nos cortásemos los pies en ellos.
Me puse a pensar sobre aquello y di alas a la imaginación.
Pensé en una persona cualquiera que tiene una copa antigua, por la cual siente gran aprecio. y tiene mucho apego a esa copa especial porque fue de una abuela a la que quiere mucho.
Un día se pone a limpiar el armario donde está la copa, y hace un movimiento con el brazo y. sin querer tropieza en la copa. que cae y se hace pedazos en el suelo, tantos que ni por la cabeza se le pasa la idea de pegarlos. Ella se pone muy triste y no acepta aquel acontecimiento y, abatida, empieza a lamentarse, pensando que si no hubiese hecho tal movimiento con el brazo no tropezaría en la copa. en fin. no acepta la situación. No acepta el hecho de que la copa está en añicos.
Esa no aceptación sería como si ella dejase los cachitos en el suelo y todos los días se cortase el pie al pisar alguno.
Con esa historia en la cabeza, llego a la Tienda de la Luna y mi amiga deja caer una copa, que se rompe. Claro que ella inmediatamente recogió los cachos y los tiró. pero la sincronía me hizo profundizar todavía más en ese proceso de la aceptación.
A menudo uno ni siquiera se da cuenta de dónde se está dejando lastimar por la vida, y que ello puede tener relación con el hecho de que aún estamos presos a historias del pasado porque no hemos aceptado lo ocurrido. con esto detenemos el fluir de la vida en aquel punto. una parte de nosotros queda allí presa y siempre nos recuerda aquel enorme dolor. lo mismo que los cachitos de la copa que no hemos tirado, y nos lastiman día tras día.
Muchas veces pasamos por situaciones que nos fastidian, porque las cosas no son como nos gustaría que fuesen. y nos resistimos a aquello, sin aceptarlo en modo alguno. las cosas se acomodan y la situación pasa, pero nosotros tenemos la manía de arrastrar aquello con nosotros durante mucho tiempo.
Si echamos un vistazo a nuestra historia, si ponemos en limpio las cosas que nos han marcado en el pasado, veremos que. a menudo el pasado no ha pasado, porque eso que no aceptamos continúa presente. aunque no tengamos conciencia de ello. lo cual nos impide abrirnos a otras historias que la vida siempre quiere ofrecernos.
Prueba a mirar para tu pasado, a ver si aún hay algo que no has aceptado. en tu historia.
Si has encontrado algo que, aunque olvidado, todavía no ha quedado liberado, debido a que tú no has aceptado completamente aquello. contempla ese asunto con la mirada de quien sabe que todo lo que has atraído para tu realidad tiene la configuración perfecta para tu crecimiento. Todo era exactamente tal como tenía que ser.
Haz el Ho'oponopono, si notas que hay algo que debe ser perdonado. y empieza una nueva vida. con la energía que se hace disponible. ¡al aceptar verdaderamente lo que ha pasado!