Lo que más queremos es la felicidad y pasamos la vida en esa búsqueda incesante creyendo que si tenemos demasiadas cosas seremos felices… una relación, un trabajo, una casa, etc. Buscamos las cosas que consideramos nos van a hacer felices, y en cada época de nuestra vida, algunas cosas son más importantes y enfocamos la búsqueda del éxito en aquel sector…
Aunque una cosilla puede estorbar y mucho el hallazgo de la tan soñada felicidad… y es que casi siempre tenemos ideas formadas de cómo tienen que ser las cosas para que nos hagan felices. Imaginamos a una persona con tales requisitos para ser aquella persona especial, o que una casa también ha de colmar determinadas necesidades para ser la casa de nuestros sueños… y así, a todas las cosas que consideramos nos van a hacer felices les ponemos características que se tienen que cumplir…
Está claro que desear cosas y soñar con lo que deseamos puede incluso atraerlas a nuestra vida, pero… atarnos a la forma que hemos elegido y eliminar todo lo que no coincide con ella puede, ciertamente, ser una manera muy sutil de auto-sabotaje y de cerrarnos a la vida.
A menudo la persona que va a hacernos felices no se encuadra en nada de lo que habíamos imaginado… la casa donde vamos a realizar nuestros sueños puede estar muy lejos del modelo que había creado nuestra imaginación… y el trabajo que alimenta nuestra alma puede que ni por asomos se encaje en lo que habíamos creído ideal… el lugar y la manera por la cual vamos a alcanzar la evolución espiritual puede ser muy diferente de todo cuanto habíamos imaginado.
A menudo esos modelos “ideales” que creamos son filtrados por nuestras memorias equivocadas, que son extremadamente limitadas y no siempre reflejan realmente lo que nos hará felices. Cuantas cosas eliminamos porque no son “lo que tiene que ver conmigo”.
Casi nunca nos acordamos de que ese “tiene que ver conmigo” no tiene nada realmente que ver con quienes verdaderamente somos.
Con frecuencia la felicidad llega de forma sorprendente… aunque para ello es preciso que uno se permita experimentar lo nuevo… se permita abrirse a las cosas que la vida nos ofrece, aunque aquello no se encuadre en nuestros modelos ideales… está bien recordar que esos modelos pueden ser los ideales de nuestras memorias y no de nuestra Alma… Para el Alma, no existen los límites fijos que nuestras memorias del pasado quieren imponernos.
Considero que la felicidad independe de cosas fuera de nosotros… y que cuantas menos reglas y patrones se hayan de cumplir… más fluiremos en la felicidad… y que cuantos menos modelos nos impongamos seguir, más fácil será disfrutar de la felicidad que la vida tiene para ofrecernos…
Si nos vaciamos de los deseos del ego y permitimos que nuestra Alma nos conduzca suavemente hacia los encuentros y las experiencias que nos harán evolucionar, más fácil será disfrutar la felicidad a cada paso… en el presente.
Tenemos fórmulas… modelos… porque no confiamos en que el Gran Misterio puede proveernos de todo cada día, y que seremos felices así…
Sin embargo, pasamos gran parte de la vida descartando unas cosas y buscando otras que se encuadren en nuestros ideales de felicidad… para un día descubrir que no era nada de aquello y que la felicidad viene de dentro para fuera… y no de fuera para dentro…
Publicado dia 5/12/2012 12:15:40 PM em STUM WORLD
