En la historia de la creciente formateación de la conciencia humana se puede notar al individuo incesantemente entrando y saliendo de espacios cerrados, todos configurados en medio de las más diversas leyes y sistemas. Si la persona no está dentro de un contexto familiar, está dentro de un contexto de trabajo o en alguna otra situación sociocultural que le requiera un estado estandarizado de manifestación, a todo instante interaccionando y modificando su biografía personal. Situación esta que puede originar la cautividad del ser esencial en una trama que, al atar, ciega. Este cegar vale tanto para una visión más ajustada de la realidad externa, como asimismo para la visión interior. De seguida, poco a poco se pierde referencia de quién se es, y a la postre se pasa a creer que la baja calidad de placer efectivo en la vida es normal…
Considerar normal una vida mediocre, sin grandes comprensiones sobre uno mismo, es habitual. Uno se hipnotiza en los diversos sistemas vigentes, sin la menor conciencia de la frecuencia con que se está gastando y dispersando el combustible mayor, o sea, la energía vital. La consecuencia de no hacerse con el mando de uno mismo es dejar de existir como conciencia cuántica, enterrando posibilidades infinitamente auténticas y placenteras de existir. Funcionando en un umbral muchísimo más acá de las posibilidades.
La formateación, el vivir dentro de determinados conceptos, lleva ilusoriamente al individuo a entender que puede controlarlo todo… Paradoja. No hay modo de controlar nada mientras se funciona como fruto inconsciente de otras formas de control.
El propio pensamiento no adviene de las necesidades básicas y personales, sino de la construcción externa, que proporciona la ilusión de una supuesta base personal siempre faltante, resultando en la conocida y frenética búsqueda del tener. Construcción esta que en nada armoniza con la realidad interna de todo individuo.
La suerte es que este sí mismo a veces sospecha que algo no va bien o que quizá pudiese estar mejor. En este precioso momento, hay posibilidad de rescate, hay posibilidad de recobrarse. Se percibe que todo puede ser diferente de como está. Es momento único para entrar en contacto con cuestiones emergentes para utilizarlas de cara a un existir en mayor completitud. Momento sagrado, momento de Crisis.
- La crisis ocurre en la perplejidad y en la luminosidad extenuante de la percepción de funcionamiento insatisfactorio. Cuando repentinamente el individuo se da cuenta de que no se entiende y no se reconoce en varios sentimientos y sensaciones que le acometen, percibiéndose en la ruptura y en la náusea del sentido de su propia vida.
Una terapia puede evocar este lugar especial de transformación, mejor dicho, pienso que tiene como deber ese evocar. La vida por si sola y de modos diferentes también ofrece situaciones para que este despertar se produzca. Sería como si en determinado momento hubiese de veras la oportunidad (y la hay) de estar naciendo por primera vez, o despertando…
Por lo regular, el despertar ocurre cuando se descubre que se es un actor de sí mismo. A partir de este momento la necesidad pasa a ser otra, la de saberse a cada instante. Se inaugura la necesidad de ser participante y creador consciente de la propia realidad, con acciones plenamente deliberadas, con mayor lucidez. La idea es dejar definitivamente de lado el conocido piloto automático, de no ser ya más un autómata.
En un buen proceso de terapia este despertar o crisis puede producirse de modo suave, pero nunca sin la inmensidad e importancia de su significado.
El hexagrama chino de crisis está compuesto por dos caracteres, uno que representa el peligro y el otro la oportunidad. El peligro es no aprovechar este precioso y sagrado momento y de algún modo perderse en él.
La propuesta es proceder de modo simultáneo y extremadamente consciente, ya como participante activo, inserido en supuestos contextos existenciales, o bien como observador, pero sin jamás perderse nuevamente de lo esencial. Honrarse, sobre todo.
Un soporte, complementación y auxilio para hacer efectivo este momento único son de gran valía, puesto que hay un tiempo para la maduración de este proceso de re-significación existencial.
En mi clínica la aventura de la transformación de la conciencia se verifica sin juzgamiento alguno, y pueden producirse situaciones inéditas e impensables. Agradezco inmensamente el poder participar junto a mis pacientes en estas importantes conquistas de libertad.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos