Es increíble cómo el Ho’oponopono ha sacado a la superficie partes mías que no sabía siquiera que existiesen… y que actuaban silenciosas en el mundo de las sombras… Muchos de nosotros, en algún punto, nos hemos sentido rechazados, y eso nos limita extremadamente porque el temor al rechazo nos impide avanzar en ese sector donde aquello se manifiesta, y nos hace desistir de continuar, para evitar entrar en contacto con cualquier situación en que pueda repetirse. Pero… por más que intentemos evitarlo, nuestras memorias equivocadas siempre van a atraer las situaciones que más tememos… hasta que las transmutemos en pura Luz…
El otro día me he visto frente a frente con eso… por la reacción de cierta persona en algo para mí muy precioso… Esa persona se empeñó en poner de manifiesto cuánto rechazaba aquello que a mí me gustaba tanto… Claro que me puse triste… una opresión en el corazón y un torrente de lágrimas se presentaron para mostrarme que allí había algo que pedía liberación… Yo había hecho mucho Ho’oponopono para otra cuestión y parece que aquello desencadenaba esta otra situación, que ya había vivido antes, pero… por la fuerza de la emoción que vino, me di cuenta de que aún había memorias para liberar…
En un primer momento yo encarnaba a la víctima, como si aquella persona me persiguiese, siempre empeñada en mostrarme su rechazo, de una forma clara o muy sutil… lo cual a veces incluso duele más… Y me veía quejándome en mi interior: ¿cómo podía alguien a quien siempre he dedicado atención proceder de aquella forma? En fin, mi mente se extravió un poco por esos caminos tortuosos de la auto-piedad, hasta que, de un brinco, salté fuera y me hice la pregunta mágica… ¿Qué es lo que me hace atraer esto?
En aquel mismo momento todo cambió… Desde ese punto de vista, todo lo que parecía estar solamente fuera, empecé a buscarlo dentro… me di cuenta de que en ese caso, dentro de mí, al mismo tiempo había dos partes con opiniones completamente opuestas… que, por consiguiente, se enfrentaban entre sí… una que aceptaba y una que rechazaba… La que aceptaba era consciente y la que rechazaba estaba tan escondida que solo se revelaba a través de otra persona…
Ante esto, dejé de lado el problema que era aparentemente con la otra persona y me dediqué a limpiar en mí la causa del problema.
Cuando asumimos el 100% de la responsabilidad sobre todo lo que nos sucede, en lugar de mirar al otro como el que nos está haciendo algo y situarnos únicamente como víctimas, pasamos a asumir que nuestras memorias equivocadas han atraído aquella situación y que, para dejar de atraer ese mismo tipo de experiencias, es preciso limpiar la causa, de la cual ese problema es tan solo un efecto. No estamos en condiciones de conocer cuál es esa causa ni sirve de mucho intentarlo, porque podemos enredarnos por caminos de la mente que acaban creando más y más memorias equivocadas…
Cuando algo necesita ser mostrado, esto ocurre naturalmente durante el proceso y, a menudo, empezamos a hacer el Ho’oponopono para una cosa y somos encaminados a otro tipo de experiencias que nos indican que allí también hay memorias actuando en aquel problema.
Si al hacer el Ho’oponopono las cosas van mejor pero después vuelven atrás, no quiere decir que no ha funcionado o que las memorias no se han limpiado… sino que hay muchas más memorias de ese mismo tipo, y es preciso que limpiemos más…
Así como también ocurre que, al hacer el Ho’oponopono para una situación, las cosas empiezan a fluir en otras áreas de nuestra vida… que aparentemente nada tenían que ver con lo que estamos limpiando.
Unos días más tarde, viví la misma situación con la misma persona, pero… esa vez no me afectó en nada y no me sentí rechazada… fue tan leve que le agradecí mucho que me hubiese hecho conocer aquello que yo no era capaz de ver en mí…
Mi experiencia con el Ho’oponopono, y la de otras muchas personas que me escriben, ha sido tan sanadora y liberadora que solo puedo estar encantada con esa técnica… y estarle profundamente agradecida.