El miedo al amor adviene de nuestra inexperiencia en vivirlo, no como algo limitador, y sí como una poderosa onda de energía. Cuando nos entregamos, permitiendo que esto nos invada sin cualquier tipo de resistencia, estamos dando expresión a algo mucho mayor y más elevado que un simple deseo de relacionarse.
En el momento en que esta entrega se vuelve absolutamente natural, necesaria, esencial, nos llena de coraje y hace desaparecer como por encanto nuestros temores, nuestra inseguridad y las creencias negativas que acumulamos a lo largo de la vida, cuando aún vivíamos el amor de forma carente, ilusoria, inmadura.
Pero vivir en esta nueva dimensión solo se vuelve posible en el momento en que pasamos a conocernos profundamente y mirar sin miedo nuestras reales necesidades, abandonando todas las creencias y fantasías impuestas por el mundo exterior.
El juicio ajeno no nos toca más, cuando tenemos total conciencia de lo que de hecho precisamos para ser felices. Sólo entonces nos volvemos totalmente disponibles para dejarnos llevar por esa fuerza poderosa, que nos hace conocer la otra dimensión de placer, donde el éxtasis amoroso se vuelve expresión de lo divino.
..."La obediencia es un fenómeno social, el amor es individual. Amas a una mujer, amas a un hombre. Entrégate. Cuando estés entregándote, recuerda: la entrega no es a la mujer, la entrega no es al hombre: la entrega es al ser incorpóreo Dios del amor, los dos están entregándose al amor. Así, no se trata de una cuestión de dominación: en el amor verdadero no hay absolutamente ninguna dominación.
El hombre se rindió al amor, la mujer se rindió al amor, ahora el amor penetra sus seres. Eso no es la obediencia común, ordinaria; nada tiene que ver con la obediencia que nos contaron, nos enseñaron, nos condicionaron. Se trata de un fenómeno totalmente diferente, muy misterioso.
Cuando dos personas se entregan al amor, y el amor toma posesión de ellos, nadie es dominador y nadie está dominado, nadie está más elevado que el otro. En realidad, ninguno de los dos existe. Y entonces, algo sumamente importante comienza a suceder.
Dios comienza a suceder. Entonces ambos hablan el mismo idioma. El hombre puede entregarse a su amada, pero la entrega es posible solamente cuando vio en la amada algo de lo desconocido, de lo misterioso. Dios viene en forma de la amada, o del amado. La entrega es un valor espiritual, la obediencia es un valor político".
OSHO, Philosophya Perennis.
Publicado dia 4/8/2020 11:35:04 AM em STUM WORLD
