'Cuando los buenos sean mayoría el mal se esconderá de vergüenza'. Evangelio Según el Espiritismo, cap. 11, ítem 12.
Para que haya paz no basta aumentar la presencia policial en las calles, mejorar la seguridad de los edificios y casas, o leyes más severas.
La paz no se crea por Decreto, o Ley, ni con la construcción de más presidios.
La paz es construcción colectiva de un pueblo. Implica una práctica constante de actitudes éticas y amorosas. Donde quiera que fuere: en casa, en el trabajo, en la calle, en las escuelas, en las carreteras.
Observo, con tristeza, que a veces, aquel que se queja de la inseguridad en la ciudad suele ser partícipe, de alguna forma, en aquello que origina la violencia.
Lo explico mejor. por ejemplo, el empresario que remunera inadecuadamente a su empleado, cuando podría disminuir un poco sus propios rendimientos y ganancias en favor de aquellos que hacen que su empresa produzca, está creando dificultades en la vida de su asalariado, que ve sus oportunidades de desarrollo, por lo regular, reducidas, al igual que todos aquellos que dependen de él para vivir.
Y como desarrollo piensa, por ejemplo, en los estudios, no solo para una profesión, sino también estudios que promuevan la expansión de conciencia. Piensa también en el esparcimiento y la cultura, que adviene de la compra de libros, de ir al teatro y al cine, o a espectáculos, posibilidades de hacer viajes. O incluso en el desarrollo de aficiones como las vinculadas a todo tipo de artes y deportes.
Cuando el alma se alimenta, se apaciguan los instintos más salvajes. Y el alma se alimenta de lo bello, de las sutilezas, de la bondad, de aquello que toca a la sensibilidad, del amor. Observo que algunos se quejan de la falta de cordialidad en el tráfico y son los primeros en no ser amables cuando conducen sus coches.
Se quejan de la violencia en las calles y estos mismos, tantas veces, educan a sus críos con cachetes, gritos, humillaciones, desprecio, indiferencia. Tratan a sus subordinados con desprecio e impaciencia también.
Por otra parte, veo trabajadores que mienten, que no se comprometen, que detestan lo que hacen, que no sienten ningún vínculo bueno y positivo con sus compañeros de trabajo o sus empleadores.
Desgraciadamente, hemos creado una sociedad inmadura emocionalmente, individualista, que no quiere asumir responsabilidades, que barre para debajo de la alfombra los retos sociales que deberían ser encarados de frente. Sociedad que crea individuos excluidos de todo tipo y los empuja lejos. Que quiere la paz que viene de las cachiporras y de las cárceles, pero no construye la paz verdadera, y posible, que solo nace en la convivencia generosa, amable, gentil. Cuando se abren puertas, se crean lazos de confianza y amor.
Los criminales y psicópatas necesitan tratamiento lejos de la sociedad, sí, ciertamente. ¿Y en cuanto a los indiferentes, a los codiciosos, a los narcisistas y a los insensibles que ayudan a crear esa enfermedad social? ¿Qué hacer?
Necesitamos una nueva pedagogía para la convivencia, para el vivir pacífico.
¡Sé tú la paz que deseas ver en el mundo, dijo Gandhi! Pero ve más allá de la paz del silencio meditativo, practica la paz en la rutina de tu cotidiano, siendo el eslabón fuerte de ese cordón de vida que a todos nos conecta.
Thais Accioly é especialista em Terapia Floral pela Escola de Enfermagem da USP.
Professora da Pós Graduação em Terapia Floral na Escola de Enfermagem da USP.
Professora da Flower Essence Society/CA EUA no Brasil.
Professora da Bush Flower Essences/AU no Brasil.
Consultora em Cultura de Paz.
11 3263 0504 Visite meu blog e Conheça o Interativo dos Florais. Email: [email protected] Visite o Site do Autor