Hay cosas que son bastante claras y visibles y, por eso mismo, más fáciles de descartar o adoptar de modo consciente… pero hay otras que actúan de forma cruel, alcanzando nuestro subconsciente y moldeando nuestras vidas sin que estemos en condiciones de elegir con lucidez si queremos o no creer en aquello. Todo lo que creemos, sea consciente o inconscientemente, moldea nuestra realidad.
Hay símbolos que nos son transmitidos e historias que nos son contadas, que nos afectan de lleno a un nivel tan profundo que ni siquiera podemos calcular el efecto negativo que tienen sobre cada uno de nosotros, en nuestra historia personal y en la de toda la humanidad, que es el reflejo de la historia de cada uno de nosotros… Cuando se nos transmiten verdades, como lo hacen las religiones, que provienen de fuentes tenidas hasta hace muy poco por la mayoría como incuestionables, esas verdades van echando raíces tan profundas que no nos damos cuenta de cómo estamos siendo guiados por ellas. Cuando esas verdades e historias hablan de sacrificio, de dolor, de una vida aquí en la Tierra que no tiene cómo salir bien, y donde todos los frutos de nuestro sacrificio serán recogidos en el cielo… ¡hay algo equivocado!
Cuando niegan nuestra naturaleza humana, incluyendo la sexualidad, como si fuese algo sucio… porque los seres que se nos ponen como ejemplo pasan por alto esa parte… ¡hay algo equivocado!
Si nos dicen que para alcanzar el cielo hemos de seguir ejemplos que son imposibles de seguir, porque niegan nuestra parte humana… ¡hay algo equivocado!
Y así podríamos hacer una extensa relación de cosas a las que seguimos, sin siquiera pensar que… sería posible cuestionarlas.
Y es que los símbolos, que quizá calen más hondamente en nuestra conciencia que las palabras de los libros, que son perpetuados cada año en conmemoraciones que no dejan duda de que el aspecto más importante de la historia es el sacrificio… que queda expuesto de varias maneras… y, entre tantas también, en el sufrimiento de la Madre, marcada por una imagen tan dolorosa…
Aunque hoy tengamos conciencia de todo esto, hay partes nuestras que ya vivieron vidas dedicadas a esas historias, que ya renunciaron a la vida en la Tierra para dedicarse a Dios… y esas memorias, cuando revividas, ganan fuerza, cada vez que son expuestas a esos símbolos.
Pero ¿qué Dios es ese que nos coloca en un cuerpo humano y después exige, como requisito básico para alcanzar lo Sagrado, el sacrificio de ese cuerpo al ponernos ejemplos de lo que es sagrado?
Aunque conscientemente no sigamos esta o aquella religión, o incluso ninguna religión, dentro de nosotros hay partes que sí la siguen… y no una, quizá incluso muchas… que predican cosas antagónicas y que nos llevan de un lado a otro como robots controlados para no asumir su poder personal, a fin de que unos pocos puedan adjudicarse el poder de controlar a muchos.
A pesar de buscar muchas explicaciones simbólicas y de crear muchas versiones para historias que son muy sufridas, la versión que aprendimos a creer al pie de la letra sigue actuando en nuestro subconsciente… hasta el día en que tomamos la decisión de liberarnos de todo lo que sujeta y limita…
Pero después de tantas malas noticias, la buena es que parece que todo va cayendo por tierra… incumbe a cada uno de nosotros declararse libre de toda verdad que no coincida con el ritmo de nuestro corazón… Aunque para ello es preciso tener el valor de mirar de frente a lo que estamos siguiendo… investigar profundamente qué verdades han venido sirviendo de norte a nuestras vidas.
Mirar de veras de frente, sin miedo a ser feliz, porque infelices y sacrificados ya lo hemos sido durante mucho tiempo, siguiendo esas verdades impuestas, entonces… ¿por qué no arriesgarse a ser feliz?
Sé que muchas personas se opondrán a esa investigación, por miedo… mucho miedo…
El control se mantiene por el miedo…
Pero la única amenaza real son nuestras creencias, si creemos profundamente que algo va a suceder, esto se manifiesta… y desgraciadamente hemos sido masacrados con creencias de dolor, sacrificio, negación, votos de pobreza… culpa, etc. y eso es lo que vemos manifestado en nuestro mundo hoy.
Pero en cuanto tomamos conciencia de lo que ha venido controlándonos durante tanto tiempo, una luz se enciende… esa Luz de la conciencia penetra en nuestro sistema de creencias con la fuerza de la verdad que liberta… y cuando el tiempo es propicio para esa liberación, como creo que puede ser este tiempo de ahora… podemos ir más allá de lo que es pasado y elegir zambullirnos por entero en el presente… Como para estar en el presente el requisito básico es justamente estar libres del pasado y del futuro y de todo lo que ellos han significado para nosotros… ¿por qué no arriesgarnos a dejar ir todo lo que es pasado y… libres de expectativas… confiar en ese espacio mágico entre el antes y el después?
Sólo en el presente podemos encontrar la Divinidad que liberta… ¡la Divinidad Feliz!
Publicado dia 1/18/2013 5:14:56 PM em STUM WORLD
