Ciertamente quien fisgonea y se entromete en la vida del otro tendría que querer bien y ayudar a ese prójimo. Muy pocos, no obstante, están comprometidos con la verdadera relación de amor y compasión para con sus semejantes. Lo cierto es que, cuando desean saber, el propósito subterráneo siempre es tener alguna noticia de alguna novedad sobre aquel Fulano, para juzgarla según criterios de valores contaminados por la envidia crónica. Desgraciadamente, pocas son las personas que de verdad desean que su prójimo alcance la tal felicidad.
Y ¿por qué es tan difícil dejar de sentir envidia en el peor sentido de la palabra?
Simplemente porque lo que se envidia en el otro, por lo regular, siempre es la expresión exacta de la no realización de los deseos más profundos y que no se consigue aparentar. Saber, por tanto, que el otro osa existir más libremente es insoportable.
¿Y la solución?
Tomemos como respuesta el reto de lograr escudriñar las profundidades de uno mismo. El desafío de desarmarse hasta el punto de poder entrar en contacto con toda la realidad de los sentimientos activados en el momento en que se quiere saber de la vida del otro. Ser humilde y maduro lo suficiente como para enfrentarse a uno mismo y, por fin tener el coraje de asumirse.
Y todo eso ¿con qué finalidad? ¿Para qué y por qué dejar de fisgonear en la vida del otro?
Para que lo esencial del alma pueda ser liberado de todas las limitaciones que lo esclavizan impidiendo su evolución.
¿Cómo proceder para evolucionar?
Toda esa tarea es muy trabajosa de desenredar, siendo que el éxito exige seriedad de propósito añadida a una atención incorruptible. El progreso genuino dependerá asimismo de la disponibilidad de ser amoroso para con uno mismo, y al mismo tiempo sincero y dispuesto a todo lo que se pueda encontrar y rescatar dentro de uno. Es un verdadero servicio de reevaluación personal, en que la palanca para el éxito está directamente ligada a la apertura de espacio para recibir luz en los contenidos interiores mal resueltos (aspectos de la sombra), normalmente, proyectados en el otro. Y ese otro obscuramente suele ser lo peor, lo que la persona más odia en sí misma, de lo que no consigue dar cuenta y, paradójicamente, es lo que más desea, lo que más echa a faltar.
Uno de los mayores desafíos que hay es el de entregarse. Rendirse a las propias debilidades y entrar en contacto lúcido con todo aquello que se anhela mucho y que es difícil de exteriorizar. Ciertamente no es una tarea fácil. También resulta complejo transformar valores llenos de prejuicios que sólo sirven para reprimir el alma y la energía vital.
Fisgonear y envidiar la vida del otro reduce la capacidad de ser creativo, pues la vida, para estos individuos, discurre únicamente de ventana para fuera. Limita el ser humano a un sistema robótico que bloquea tanto su energía emocional como la vital. Convirtiéndolo en mero robot que ni siquiera sabe que tan fácilmente es monitorizado.
El peligro está en la muerte en vida, pero hay opción, y poder de elección, siempre lo hay. O se permanece en el lado de dentro de la ventana, mirando como la vida pasa allá afuera, maldiciendo y criticando todo lo que se fisgonea de la vida del otro que va libremente por la calle, o se decide uno a representarse a sí mismo y salir al mundo. Si estás en esta situación y te decides a salir, sal, pero no por la ventana, sino por la puerta delantera, a pecho descubierto y con la cabeza erguida para poder experimentarte y únicamente ser. Admitir que uno se ha venido ocupando de fisgonear y envidiar la vida del otro no es fácil, pero vale tu vida modificar esa pauta, si este ha venido siendo tu comportamiento.
Recuerda, tú eliges.
Relacionarte contigo mismo y ver tus propias limitaciones es penoso, pero al mismo tiempo liberador. Puedes modificar tus pautas optando por ser responsable únicamente por tu propia vida y sentirte al fin libre y, por qué no decirlo, ¡feliz!
Deja de sabotear tu alegría, y sé digno de tu existencia.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos