Frente a tragedias como la del incendio en la discoteca de Santa María, ocurrido el último domingo, el asunto no deja de ocupar nuestras mentes mientras el dolor aplasta nuestros corazones. No hay cómo contener la emoción ante tanto dolor, pero dentro de mí y de muchos de vosotros (estoy segura) ha surgido también una gran indignación ante tanta irresponsabilidad. Con mi inclinación astrológica natural, me puse a analizar el cielo del momento de la tragedia, o sea, las configuraciones astrológicas, y también intercambié opiniones con colegas en una lista de la CNA. No es que eso me sirviese de consuelo, pues frente a tamaña desgracia, mi corazón se partió y las lágrimas corrieron abundantes de mis ojos mientras oraba. ¿Cómo podría no compartir aquel dolor? Todo Brasil estaba y está postrado en luto, no hay cómo negarlo.
Aun creyendo que ‘Todo Está en Divino Orden’, confieso que no siempre los designios de Él me parecen muy claros. Pese a ello, trato de comprender el mensaje que hay en los eventos colectivos, sean buenos o malos. Siempre he considerado que las desencarnaciones colectivas deben servir para transformar a la colectividad. Cuando cayeron las Torres Gemelas, al comienzo de mi colaboración con el STUM, sentí que aquellas muertes harían cambiar a los Estados Unidos y al mundo para siempre. La Cábala nos enseña que todos nacemos con una misión individual y una misión colectiva, siendo ésta una especie de karma, también llamada Tikkun colectivo. Cuando cumplimos nuestra misión colectiva, a menudo nos sacrificamos de manera espectacular, para que la sociedad pueda modificarse, transformarse y, finalmente, ¡tomar conciencia y responsabilizarse! No obstante, no siempre esto ocurre, desgraciadamente, y aparte de la solidaridad de costumbre testimoniada en estos casos, esas tragedias se repiten segando más y más vidas sin que las ‘autoridades’ asuman sus responsabilidades.
Pero tengo la convicción de que esta vez algo va a cambiar. Saturno, que transita en Escorpio, no dejará pasar en blanco esta nueva irresponsabilidad del poder público, que debería estar donde está para tener cuenta de la ‘cosa pública’, lo cual no quiere decir únicamente de las cosas materiales, sino y principalmente, ¡del bienestar del pueblo! Codicia, corrupción, dejadez, falta de responsabilidad son palabras leves para describir la causa de tanta desgracia. No se puede robar el futuro de tantos jóvenes sin que eso tenga un efecto bumerán. En el momento actual de evolución del planeta Tierra y con la Era de Acuario mostrando su luz, veremos rápidamente a la Ley del Códex siendo ejecutada. La Ley de Causa y Efecto será inmediata. El Códex nos explica que ‘la energía que sigue sin resistencia, retorna sin resistencia y la energía que sigue con resistencia, retorna con resistencia, siendo que, Causa y Efecto, para el Universo, no tienen relación alguna con mérito y punición’. ¡Este es un concepto difícil de comprender cuando el dolor dilacera nuestro pecho por la necesidad de enterrar a un ser querido! Si no hay punición, debe haber una lección, una enseñanza.
Vamos, entonces, al análisis astrológico: en el mapa del día de la desgracia, Marte (incendio) se encuentra en Acuario, en conjunción con Neptuno (humareda tóxica) en la primera Casa del Brasil, pero también en oposición al Sol en Leo, del mapa de nacimiento de la Discoteca Kiss (los locales nocturnos donde hay música y bebida también son regidos por Neptuno) que ocurrió el 21 de agosto de 2009 probablemente a las 23:00h. El domingo, día 27 de enero, la Luna (pueblo, aglomeración de personas) estaba llena, en Acuario (conjunción con Marte y Neptuno) en oposición al Sol de Leo (jóvenes, local de diversión). Además de eso, la Luna se encontraba en conjunción con el Nodo Sur del mapa del Brasil, indicando karma colectivo. Estos son únicamente algunos factores celestes, entonces, estimados lectores, en este punto voy a dejar este análisis, pues la finalidad de esta columna, hoy, no es hablar en ‘astrologués’, sino buscar una respuesta para esos acontecimientos, compartiendo reflexiones. ¡Esa desgracia tiene que enseñarnos algo! Debemos dejar de contemplar estos acontecimientos como simples fatalidades, exonerándonos de nuestras responsabilidades individuales. Todos somos responsables y necesitamos aprender algunas lecciones.
Considero que, si hay un medio para superar el dolor de un trauma tan grande, debemos buscarlo dentro de nosotros, y no sólo en las oraciones y en la fe. Debemos hacerlo analizando nuestro proceder cuando nos desentendemos de nuestras responsabilidades. ¡Si tiramos un trozo de papel o una colilla a la calle, somos responsables por la riada que arrastra casas y mata! ¡Si vendemos una espuma tóxica a un irresponsable que quiere gastar poco en el revestimiento acústico de su local nocturno, somos responsables por el incendio que mata! Si no exigimos a nuestros políticos y autoridades competentes que cumplan con sus deberes, somos responsables. Por eso, apreciados lectores, todos debemos llevar luto por esas muertes y empezar a modificar nuestra conducta.
Estimada Presidente Dilma, que además de madre es también abuela, ¡de nada sirve llorar lágrimas de cocodrilo! Pregúntese cómo va a secar las lágrimas de los padres que han perdido a sus hijos por culpa de la irresponsabilidad, de la codicia y de la corrupción que impera en nuestra sociedad a todos los niveles. Pregúntese si los políticos y dirigentes de este país tienen derecho a robar el futuro de aquellos jóvenes. ¡Pregúntese qué Brasil quiere dejar a su nietecita! Y nosotros, apreciados lectores, hagamos lo mismo.
Perdonad, estimados lectores, pero no tengo ánimo para seguir.
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¡Deseo a todos una semana de Paz en la Luz de Dios!
São Paulo, 29 de enero de 2013.
Publicado dia 2/4/2013 2:38:26 PM em STUM WORLD
