Estamos todo el tiempo eligiendo, aunque no seamos conscientes de ello… y nuestras elecciones, a menudo, van guiadas por nuestros miedos…
Miedos inconscientes, las más de las veces, e incluso aquellos de los que tenemos conciencia pueden tener una causa muy diferente de la forma en cómo se manifiestan hoy.
Debido a experiencias de miedo de otras vidas, que repetimos en esta, intentamos evitar a toda costa pasar nuevamente por esas experiencias y, con el transcurso del tiempo… de las vidas… aunque la causa del miedo haya quedado perdida en la memoria y ya ni siquiera exista, los mecanismos de defensa que habíamos creado para protegernos siguen emitiendo señales de peligro.
Supón que ya hemos vivido en muchas vidas situaciones de real peligro… podemos haber sido perseguidos y amenazados de varias maneras, cuando vivíamos en épocas de guerra… guerras religiosas, guerras entre familias e incluso memorias bastante más antiguas, en que tuvimos que luchar por la supervivencia en la prehistoria…
Si en aquella vida tuvimos necesidad de huir y escondernos, viviendo acorralados por el temor a ser descubiertos, aunque en esta vida esa amenaza ya no sea real ni quede en nosotros conciencia de los acontecimientos que originaron esas memorias de miedo, podemos sentirnos amenazados sin siquiera saber por qué. La amenaza real ya no existe… pero el sentimiento de la necesidad de protegernos contra algo es muy real. Y proyectamos ese miedo en las situaciones de nuestra vida.
Si vivimos una situación de gran sufrimiento en el pasado reciente o remoto… intentamos evitar a toda costa pasar nuevamente por el mismo trance y nos rodeamos de protección por todas partes… esa protección excesiva acaba perjudicándonos y limitando nuestra vida a espacios cada vez menores…
Una de estas noches tuve un sueño que me mostró todo esto claramente… En el sueño yo estaba en una habitación pequeña con mi madre y había un escolta para protegernos… ese escolta había llevado un perro muy bravo para una mayor protección… Sólo que el perro pasó a ser una amenaza y yo me veía acorralada y tensa vigilando al perro, y el propio escolta tenía que estar todo el tiempo sujetando el perro…
Desperté con la certeza de que me estaba protegiendo en exceso en algún punto, y que la protección era tan exagerada que ahora ya constituía una amenaza, y me llevaba al punto de reducir mi libertad a un espacio muy pequeño… Yo no sabía de qué me estaba protegiendo, pero esa protección estaba dejándome acorralada, y ahora… la protección que me amenazaba… lo que antes era solución pasó a ser problema.
Desperté del sueño y una lucecita roja empezó a parpadear indicándome que había algún miedo pronto a ser liberado… Intenté comprender de qué me estaba yo protegiendo tan exageradamente, pero no fui capaz de identificar ese punto.
Hice el Ho’oponopono para limpiar aquello que lo había causado y lo que salió a la superficie en ese sueño, y poco a poco las cosas se van clarificando y liberando…
La causa del miedo salió de mi memoria consciente, pero el mecanismo de protección no… y así pasamos la vida protegiéndonos de cosas de las cuales ya no tenemos motivos para protegernos… creamos sofisticados esquemas de protección y servimos a esos esquemas sin siquiera saber contra qué nos estamos protegiendo…
Cuanto más enfocamos algo deseando que se manifieste en nuestras vidas o intentando a toda costa evitar que se manifieste… atraemos más y más de aquella situación… y así vamos recreando situaciones de temor contra las cuales necesitamos protegernos…
Lo cierto es que deberíamos protegernos de nosotros mismos… protegernos de dejarnos afectar tanto por las memorias equivocadas del pasado… y la mejor protección para esto es vivir en el presente… en este tiempo mágico en que estamos libres de los miedos del pasado y de las preocupaciones por el futuro… y donde todas las posibilidades están disponibles…