El día 20 de marzo de 2013, a las 8:02h (Hora Oficial de Brasil) se inicia el Año Nuevo Solar, hecho que marca el comienzo del otoño en nuestro hemisferio y de la primavera en el hemisferio norte. Ese momento se denomina Equinoccio pues indica que el Sol se encuentra equidistante de ambos hemisferios, exactamente sobre la línea del Ecuador Celeste. El Nuevo Año Solar no coincide con el año nuevo del Calendario Gregoriano, (que lo hace iniciarse el 1 de enero), sino que está basado en el camino (aparente) que el Sol recorre durante los doce meses del año a lo largo de la Esfera Celeste, pasando por las doce Constelaciones que componen el Zodiaco. Ese movimiento del Sol lo vemos nosotros, los que vivimos en el Planeta Tierra ¿no es cierto?
Otro hecho a considerar es que no siempre el Año Solar comienza el mismo día y a la misma hora. Esto es debido a que el tiempo que emplea el Sol en recorrer su camino no corresponde exactamente a los 365 días del calendario oficial. De hecho, el movimiento convencional del Sol no se produce siempre a la misma velocidad (él pasa de un mínimo de 0º 57' 59" a un máximo de 1º 0' 51"), de forma que también el ingreso del Sol en un determinado signo (o sea, el momento en que el Sol inicia su paso por el signo zodiacal encontrando la cúspide del signo) no se produce siempre en la misma fecha en cada año. El Sol, de hecho, 'se desplaza' algunos grados hacia delante cada año, modificando por tanto el momento en que ingresa en cada signo zodiacal. Por eso para levantar el Mapa Natal es necesario conocer la hora exacta del nacimiento y también el lugar, o sea, la latitud y longitud donde ocurre el nacimiento. Por ejemplo: alguien que nace este 20 de marzo a las 6:00h de la madrugada, aún tendrá el Sol en Piscis. Pero quien nace el mismo día pero una hora más tarde, ya tendrá el Sol en Aries.
Pero volviendo al Año Solar, el Sol no ingresa, por tanto, a 0º de Aries todos los años en el mismo momento exacto del año anterior. La Astrología tuvo su origen en el Hemisferio Norte y por ello el estudio astrológico tiene bases y arquetipos de dicho hemisferio. El inicio del Año Solar marcaba el comienzo de la primavera en aquel hemisferio, o sea, anunciaba la estación del año en que la Tierra volvía a dar señales de vida, tras los largos meses del invierno. En realidad, cuando el Sol abandona el hemisferio sur para, en su camino hacia el hemisferio norte, seccionar el Ecuador Celeste, se lleva nuestro verano, anunciándonos el otoño. Esos dos Puntos Celestes en que él corta el Ecuador (a la ida y al regreso del Sol al hemisferio sur) se denominan Puntos Equinocciales. Uno se verifica a 0º de Aries (también llamado punto vernal) y el otro a 0º de Libra.
A propósito de eso quiero recordar el mito que dio origen a las estaciones del año.
Ese mito era celebrado en la Antigua Grecia con las Iniciaciones de Eleusis. Cuenta la leyenda que Deméter, la Madre Tierra, tenía una hija llamada Perséfone (Proserpina para los romanos). Un día la hija recogía flores en un campo cuando, por una grieta del suelo, surgió Hades (o Plutón), Dios del Reino de los Muertos, que la raptó y la llevó para su mundo subterráneo. Deméter, desesperada por la pérdida de su amada hija, lloró y se entristeció, y la tierra se secó, dejando de proporcionar alimentos a sus hijos. Deméter se retiró a Eleusis para llorar, mientras los hombres se morían de hambre y todo se hacía oscuro y frío. Zeus (o Júpiter), teniendo lástima de Deméter, ordenó a Hades que devolviese la amada hija a su madre. Pero Perséfone había comido una granada mientras estaba con Hades, quedando así ligada simbólicamente a él. Para llegar a un compromiso, Hades y Deméter hicieron entonces un acuerdo: Perséfone pasaría seis meses en la Tierra con su madre y volvería al mundo de los muertos durante otros seis meses. El regreso de Perséfone a la Tierra marcaría así el retorno de la vida, de la estación de las flores y del tiempo bueno y cálido, que se inicia con la primavera. Ese mito nos recuerda también la promesa de la 'vida después de la muerte', del eterno ciclo que hace a todo renacer continuamente como en un eterno carrusel. El invierno entonces sería el tiempo en que los granos permanecen bajo tierra, en hibernación, en retiro, a la espera de la nueva primavera para renacer, del mismo modo que nuestras almas, que pasan un período de 'invierno' entre las varias encarnaciones. Otras analogías pueden hacerse analizando ese mito. Por ejemplo, cuando hay divergencias y nos hallamos entre 'dos amores' existe una necesidad de encontrar el compromiso y el acuerdo, de donde tendremos un nuevo punto de partida para otro ciclo.
Para nosotros, los que vivimos en el hemisferio sur, se inicia el otoño, o sea, una estación en que el Sol va a menos, las vacaciones se acaban y la vida parece volver a lo normal. Podemos recordar que ahora Perséfone va camino del otro hemisferio, y para nosotros ha llegado el momento del recogimiento interior. Con el término del verano, los rayos del Sol se vuelven más flojos, indicando el inicio de un nuevo tiempo en que debemos volvernos más 'hacia dentro'. En ese momento podemos emprender nuestra iniciación espiritual, mientras hacemos una pausa que va a preparar nuestro renacimiento futuro. El momento actual es un momento de transición y preparación para el invierno, o sea, para la muerte, pero no la física, sino la muerte simbólica necesaria para nuestro renacimiento. Tal como el grano de trigo plantado en el otoño, que tras el descanso del invierno renace como planta nueva en la primavera, debemos preparar nuestro espíritu para ese futuro renacimiento. Pero por ahora, es tiempo de transformación, tiempo de reflexión, tiempo de interiorización. Sólo así daremos inicio a una nueva fase de vida.
Es un hecho que vivimos en un mundo en transformación, asistiendo diariamente a grandes perturbaciones políticas, económicas y sociales. No podemos, por tanto, dejar de pensar que estamos en una fase de reciclado en que la humanidad prepara su futuro renacimiento. Los ciclos (o Eras Precesionales) se suceden unas a otras - cada 24.000 años aproximadamente. La Era de Piscis está terminando, mientras que la Era de Acuario está comenzando. En este momento, no obstante, estamos en el limbo, entre dos ciclos. No bien uno termina, ya se anuncia el otro. Los dos ciclos se superponen durante algunos cientos de años, causando perturbaciones y transformaciones, e incentivándonos a un alineamiento energético que vendrá a sustituir las viejas pautas que ya no sirven. La economía busca nuevos modelos, la familia busca nuevos modelos, la organización social busca nuevos modelos, las religiones buscan nuevos modelos, pero ¿tendremos la creatividad suficiente para encontrarlos? ¿Tendremos determinación suficiente para implantarlos?Soy optimista por naturaleza y creo firmemente que nuestra humanidad está siendo guiada para efectuar un salto cualitativo. Y también creo firmemente que aquellos que sean capaces de buscar formas alternativas de vida, emprendiendo un camino de espiritualidad, de altruismo y cooperación mutua, tendrán la felicidad como destino final.
Consideremos este momento astral como un momento de transición y cosecharemos entonces nuevos frutos cuando el Sol regrese a nuestro hemisferio, el próximo equinoccio de primavera.
El signo de Aries nos incita a tomar iniciativas. El año nuevo solar comienza con Marte y Urano en conjunción: ¡debemos romper los viejos patrones de conducta y atrevernos a tomar la senda que nos llevará al amanecer de la Nueva Era! No serán pocos los retos, pero los esfuerzos serán recompensados. Atreveos. ¡No tengáis miedo!
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Agradezco de corazón los maravillosos correos que recibo siempre de mis lectores, que son acicate para estudiar siempre y cada vez más con el fin de mejorar mi conocimiento personal, que comparto con inmenso placer.
*Sólo el informe es escrito e interpretado por software. La interpretación del Mapa o de la Previsión se envía en archivo de audio.