Desde los comienzos de la era industrial – ahora en curso – la humanidad ha desarrollado gran control y poder de manipulación sobre la naturaleza en general.
Mientras que hay avances concretos en unas pocas ramas del conocimiento, también se está poniendo en riesgo el propio equilibrio de la vida en el planeta. El equilibrio de fuerzas naturales ha necesitado millones de años para su construcción, desde los seres más simples hasta los animales más complejos como nosotros.
Los antiguos denominaron Dios a esa voluntad mayor que está por detrás de todas las acciones de la naturaleza, sus límites y alcance. Pues bien, ha llegado la vez de que la humanidad deje su marca visible sobre la faz del planeta y este equilibrio está amenazado, y de esto da cuenta mucho de lo que se viene escribiendo y casi todo de lo que se viene filmando, lo cual denota un apetito insaciable por todo tipo de catastrofismo, todas las modalidades de pesimismo paranoico y el miedo visceral a que alguna punición divina nos esté aguardando después del ÚLTIMO ACTO de insensatez y de estupidez humanas.
Concomitantemente, el soñar humano está limitado al universo visible (del materialismo rastrero y de los paradigmas seudocientíficos) y peca de falta de una visión más psicológica y filosófica de la realidad más amplia.
Cualquier persona que viva depreciada por la acción corrosiva de su internalizado pensamiento de la época acaba haciéndose tímida, sumisa y conformada a lo que está puesto. No en vano, en cualquier conversación humana, lo que más se oye son reclamaciones, unas detrás de otras, de todo tipo y calidad.
La insatisfacción con la falta de magia, de misterio y de aventura en la vida ha tomado todo el horizonte visible de todas las personas, con las raras excepciones que se hacen imperiosas y radicales. Incluso la entrega a las drogas puede ser comprendida en este contexto como una búsqueda de la trascendencia del ego.
No hay nada que discutir en cuanto a la necesidad natural de adquirir control sobre los medios de sobrevivencia y en esto la humanidad ha avanzado mucho. Hay grandes virtudes en este esfuerzo humano, pero ¿tenía que ser un avance presuntuoso, arrogantemente demostrado? ¿Era preciso que fuese tan patético y despropositado?
El problema psicológico es el de la no aceptación del hecho de que el control y la manipulación – posibles para el ser humano – son LIMITADOS y esta limitación ha de ser incorporada no necesariamente como temor e impotencia, sino preferentemente como humildad y reverencia por el inmenso campo de misterio que nos aguarda después de cada avance – o descubrimiento – en el conocimiento.
Por el mismo desafío pasa cada cual – individuo – frente a cada avance suyo en la andadura hacia una conciencia humana más plena: podemos inflarnos y sentir que estamos un peldaño más arriba que todos los demás (¡la vanidad es negra!).
El pensamiento humano se ha elevado a las alturas y entonces surge una natural arrogancia y presunción frente a lo que antes nos mantenía sumisos: la naturaleza o Dios, las fuerzas del Universo y sus leyes… Hemos adquirido el control sobre unas cuantas cosas, pero no hemos avanzado mucho, por ejemplo, en el conocimiento de nosotros mismos, que continúa siendo mínimo y relegado a un plano inferior. Gracias a esto, podemos encontrar un profesional/técnico fantástico en un ser humano infradotado psicológicamente y emocionalmente troglodita.
¡Están justificados, por tanto, el miedo y el pesimismo en cuanto a los fines de este proceso!!!
La misma cuestión psicológicamente se refleja en cada uno de nosotros, el mismo cisma, el mismo abismo, entre nuestro pensar consciente técnico y materialista (pensamiento de la época) y la naturaleza íntima, el Inconsciente colectivo y sus capas más profundas.
Somos una naturaleza animal, sujeta a las leyes biológicas y naturales, pero somos también algo más, una posibilidad de conciencia capaz de captar un vislumbre de la belleza y del misterio asombroso que nos aguarda – siempre – más allá de las fronteras prescritas por la costumbre y la familiaridad con lo Conocido.
Algunos sienten y atienden a una invitación íntima para que avancemos en la conciencia individual, mientras que la gran masa se encuentra engullida por la uniformización social y la colectivización.
Se han depositado en el esfuerzo científico y tecnológico innumerables expectativas irreales, como por ejemplo la de que el plano humano AUTOMÁTICAMENTE evolucionaría a consecuencia del progreso tecnológico. Esto no ocurre, y sí un alejamiento, cada vez mayor, entre el desarrollo tecnológico y el desarrollo de las potencialidades y cualidades humanas. Nadie puede dejar de notar que desaparece el sentido de comunidad en la misma medida en que aumentan los grandes aglomerados sociales. La así llamada multitud solidaria está formada por seres que se encuentran psicológicamente incrustados y enredados en una célula de incomunicabilidad y aislamiento. Todo esto se debe a una desatención para con el plano, lo humano propiamente dicho.
Nadie puede dejar de notar las intenciones poco loables de la reciente ley que reglamenta el Acto Médico en el Brasil. Nadie puede dejar de notar que el médico ya no se relaciona con su paciente, sino únicamente con sus síntomas y, pese a ello, se cree en el derecho de hacer del tratamiento de la salud humana en general su única prerrogativa, como si las disfunciones humanas, de todo tipo, en el plano mental, emocional, orgánico, fisiológico, constituyesen una reserva de mercado para un solo profesional…
En el sentido más amplio, los desequilibrios actuales (incluso las enfermedades de todo tipo) en la célula social y familiar, valen como una advertencia implícita – que escapa a la mirada superficial de la mayoría – para que no nos detengamos demasiado sobre las glorias de lo que ya ha sido alcanzado y conquistado por el conocimiento humano. Estamos dando a los técnicos todo el poder y a los sabios, ninguno…
Este avance, el del conocimiento del mundo físico – es hoy totalmente extrovertido y dirigido al dominio y manipulación del medio, del mundo físico (y del cuerpo), del universo físico…
No por casualidad el conocimiento psicológico es tratado como una no-ciencia, no-exacta y, además, poco confiable. Si esto corresponde a la verdad, entonces somos todos seres vivos inexactos y no científicos… Quizá la propia VIDA sea inexplicable bajo los paradigmas y valores científicos actuales. Quizá haya algún engaño en el hecho de que estemos vivos aquí en este planetilla en medio del cosmo y ¿qué decir del hecho de que tengamos una conciencia activa?
Sabemos muy poco respecto del mundo en sí, especialmente el vivido por nosotros todos.No por casualidad creemos que la Conciencia reside en el cerebro, que (¡CIERTAMENTE!) es “ÚNICAMENTE” una consecuencia del ciclo de la serotonina. Mientras tanto, los investigadores que dicen esto probablemente nada entienden de lo que dicen sus sueños, los cuales probablemente ni siquiera recuerdan, despreciándolos como incomprensibles e inútiles.
La EXPERIENCIA humana (¡especialmente la que no es fácilmente explicable!) pasa a ser evitada y relegada a un plano inconsciente.
Los robots (los Clones) se cruzan en las calles mezclados con los humanos y esto no sólo en las películas, sino en la realidad.
La fantasía científica moderna apunta a que un día, muy pronto, aprenderemos a manipular algunos “botones estratégicos”, algunos mecanismos bioquímicos y a controlar nuestra angustia y sufrimiento, las crisis y dificultades de la vida real, y procediendo así, podremos garantizar una vida entera de puro orgasmo y éxtasis. Ilusión pura del peor tipo, alienante, masturbatoria y totalmente inhumana…
El demiurgo juega en el papel de “divinidad viva” y sufre las consecuencias, por no ser más que un aprendiz de brujo, inconsciente de la naturaleza de los poderes con los que acaba lidiando y lastimándose profundamente, debido a su ignorancia de sí mismo y de su mundo íntimo…
Publicado dia 6/16/2013 11:04:35 AM em STUM WORLD
