Quizá no te hayas casado todavía. Quizá sí te hayas casado pero estés, en este momento, soltero. Independientemente de tu estado civil, es muy probable que hayas imaginado cómo te gustaría vivir una relación de amor.
Actualmente, gracias a la enorme cantidad de opciones y modos de vida, muchas personas consideran que compartir el mismo techo tiene que ver únicamente con rutina, pesadez y exceso de responsabilidades. Y por temor a vivir esa vida evidentemente sosa, prefieren no arriesgarse siquiera a un compromiso mayor.
¡Claro que construir una familia exige dedicación, pero después de casarse es posible – y muy indicado – crear y mantener momentos del placer vivido en la época del noviazgo! Basta reflexionar sobre lo que hacíais antes y lo que hacéis después de casados. Y, así, decidir que el matrimonio vaya bien. Porque es eso: tiene que ver, sobre todo, con una decisión y no con magia o suerte, como muchos aún apuestan.
¡Observa cómo se conducen muchas parejas antes y después y mira la forma de no repetir tales errores!
Antes: los fines de semana, paseos, viajes, parques, cine, bares, restaurantes…
Después: ¿solamente en casa, uno cocinando y el otro mirando la tele? ¡No puede ser! Rescatad algunos de los programas que hacíais cuando erais novios para no dejar que la relación se hunda sin que os deis cuenta.
Antes: llamadas telefónicas, durante el día para decir cuánto os echabais de menos, y antes de dormir para desear buenas noches.
Después: ¿llamadas para hablar de facturas y exigencias de las rutinas domésticas? ¡Vaya trampa! Telefonead, al menos una vez al día, sólo para saber el uno del otro, sin que ningún problema de la casa o de los hijos sea planteado en la llamada.
Antes: os hacíais sorpresas o intercambiabais regalitos en fechas especiales o incluso sin motivo.
Después: ¿pasáis a considerar que esos detalles no tienen importancia y no intercambiáis siquiera una tarjeta o una notita romántica? ¡De ninguna manera! El foco en los pequeños detalles es la más poderosa de las vitaminas para el amor. No dejéis de celebrar vuestro encuentro siempre que sea posible.
Antes: siempre os elogiabais el uno al otro, alabando ropa, perfume, cabellos, estilo, etc.
Después: ¿ya no os fijáis, dejando que la costumbre de los ojos robe la capacidad de advertir la belleza y el brillo del otro? ¡Dejad eso! Elogiar lo lindo, fragante y especial que es el otro son formas muy poderosas de mantener la intimidad y el afecto en la relación.
Antes: reservabais siempre un tiempecito para estar a solas, charlar y hacer planes.
Después: ¿Estáis siempre con los hijos y olvidáis valorar los momentos a dos? ¡Es hora de cambiar! Al menos una vez cada dos semanas, dejad a los críos con alguien o haced que se vayan a cama más temprano e instituid la noche de los sueños para hablar de viajes, deseos y sueños. Concertad maneras de realizar esos sueños.
Antes: os mirabais a los ojos, os besabais con frecuencia y manteníais bromas agradables.
Después: ¿os habéis dejado engullir por la rutina del día a día y casi no os miráis, olvidando incluso besaros diariamente? ¡Qué peligro! Tratad de miraros, tocaros y besaros lo más que podáis. Eso es fundamental para mantener el amor pulsante.
Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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