Recientemente leí un libro en que el autor revela, en su última semana de vida, el posible motivo por el cual su enfermedad fatal había retornado tras 20 años de ausencia.
Según él, 20 años antes su destino fatídico sería en menos de 6 meses; en aquella ocasión reunió fuerzas pesquisando innumerables formas de sanación que podrían salvarlo.
Además de pasar por diversos tipos de terapias que tuvieron sentido para él, cambió radicalmente su modo de llevar la vida. Comprendió que uno de los factores que lo habían llevado a tal enfermedad sería el estrés acumulado a lo largo de los años: vida llena de tribulaciones que traspasaban sus límites físicos y mentales, sumada al estrés sobre cuestiones emocionales mal resueltas que se prolongaron más de lo soportable.
“Notad que estas cuestiones por sí solas forman parte de la vida alocada de casi todos nosotros”.
El caso es que esta persona logró superar su enfermedad durante 20 años, hasta que ésta retornó, pero esta vez llevándolo a la muerte de modo inexorable.
La cuestión que queda es que, si bien había cambiado radicalmente sus creencias y su modo de ser en todas las áreas de su vida, al final algo ha dado error.
Lo que él revela, por tanto, sería que, como su mejora y aparente curación suscitó mucha curiosidad en el mundo, su vida gradualmente se fue haciendo más y más agitada en la medida en que iba relatando y propagando su increíble victoria. Al final, una de las percepciones que lo orientaron como verdad, fue que lo que le había causado la enfermedad al principio, también se la causó al final del mismo modo, porque había entrado en un círculo estresante, relatando exhaustivamente su victoria, y nuevamente no tuvo en cuenta sus propios límites.
Reflexión:
Sabemos que no existe un punto específico que sirva de gatillo generador de realidad.
Existen innumerables factores desconocidos que también componen el todo manifiesto.
En este caso específico, sin embargo, me pregunto si la creencia sobre el estrés y otros factores relativos a la conquista de su salud no fueron lo suficientemente trabajados al punto de liberarlo totalmente de esa realidad de sufrimiento…
Vale siempre una pesquisa de nuestras sensaciones en el alma: observar lo que está bien y agrada, ver si hay alguna sombra, y si la hubiese, aprender a leerla, aprender a decirnos a nosotros mismos cuando algo no está bien, y lo principal, tomarnos muy en serio y a partir de eso, elegir lo que se tiene que hacer.
Si algo no está bien ya de entrada, no dudes y habilítate para adoptar actitudes.
Atrévete y conquista, ciertamente, un buen camino para la salud plena.
Sé feliz.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos