La risa es uno de los fenómenos más misteriosos de la existencia. Surge espontáneamente cuando algo dentro de nosotros se armoniza con el todo.
Pocas son las personas que perciben que, en el momento de la risa, la mente para. Si, es imposible reír y pensar al mismo tiempo.
Cuando oímos un chiste, nuestra mente se concentra tanto en la historia y espera el desenlace que el remolino de pensamientos queda en suspenso por algunos segundos. Cuando finalmente llega y la risa viene, la mente entra en un estado de completo parálisis.
Muchos maestros espirituales utilizaban este recuerdo como forma de mantener la atención de los discípulos focalizada en el presente y, consecuentemente, fuera del patrón habitual de la mente, que permanece siempre viajando entre el pasado y el futuro.
La risa, por lo tanto, pertenece a la dimensión del silencio, del espacio dentro de nosotros donde habita lo divino. Cuanto más seamos capaces de permanecer en un estado de relajación, totalmente entregados apenas al momento presente, mayores serán las chances de que la risa brote espontáneamente.
La alegría surge original del ser, pero la mente nos hace creer que solo puede resultar de un estimulo exterior. Por eso, vivimos todo el tiempo buscando afuera de nosotros algo que despierte nuestra capacidad de experimentar el éxtasis.
Volverse hacia adentro es la llave para redescubrir la risa espontánea, natural, que todo niño trae en si al nacer.
“…Nada puede incomodar si el silencio real sucede. Entonces, todo ayuda para que crezca. Si estás realmente silencioso puedes sentarte en un mercado y ni siquiera eso puede perturbarte.
En realidad, te alimentas del barullo del mercado y aquel barullo se transforma en mayor silencio dentro de ti. En realidad, para sentir el silencio, el mercado es necesario, pues si tienes el silencio verdadero, el mercado se vuelve el paño de fondo y el silencio se vuelve perfecto en contraste. Puedes sentir el silencio interior murmurando contra el mercado.
Esta es la llave, la parte interior de esto es el silencio y la otra llave es la celebración, la risa. Sé festivo y silencioso. Crea más y más posibilidades a tu alrededor, no fuerces el interior para que sea silencioso, apenas crea más y más posibilidades a tu alrededor para que el silencio pueda florecer en eso. Esto es todo lo que puedes hacer.
…La meditación no te lleva al silencio, ésta apenas crea la situación en la cual el silencio sucede. Este debería ser el criterio en que, sea cuando sea, el silencio sucederá y la risa vendrá a tu vida. Una celebración vital sucederá a tu alrededor. No te volverás triste, no te volverás depresivo, no escaparás del mundo. Estarás aquí en este mundo, pero llevando todas las cosas como un juego, disfrutando todo como un jugo bonito, un gran drama, sin más seriedad que eso. La seriedad es una enfermedad.
Cuando el silencio es demasiado se vuelve risa, se vuelve tan expansivo que comienza a desbordar en todas las direcciones”. Osho