(Cuando la Gaviota transmite el Recado del Gran Espíritu)
Padre, al ver la gaviota volando me acordé de ti.
Y mi corazón se llenó de nostalgia…
De tus brazos fuertes al sostenerme.
De tus consejos y de tus esperanzas en mi futuro.
De la mucha paciencia que tenías conmigo.
Sabes, cuando somos jóvenes, no sabemos lo que un padre siente.
No damos valor a quien nos apoya y nos sostiene.
Con el tiempo también nos convertimos en padres, y en ese momento comprendemos.
La experiencia transforma la mirada y hace ver más allá…
Entonces, recordamos que un día fuimos hijos.
Y la nostalgia viene de lleno, acompañada del agradecimiento.
Padre, ayer yo no sabía; hoy sé, con todo mi Ser.
Con la llegada de mis hijos, el viento del amor oreó mi corazón.
Así como oreó tu corazón, cuando me recibiste como hijo tuyo.
Me pongo a pensar en las cosas que no son dichas entre padres e hijos.
Cosas que el tiempo se lleva… Cosas que no tienen precio.
Recuerdos que viajan por el cielo del corazón…
Con el paso de los años, siento lo que antes no sentía.
Amando a mis hijos, pienso en tu amor por mí.
Y si eso es así aquí en la Tierra, imagino un Amor Mayor, en todo.
Un Gran Corazón Universal, donde padres e hijos viajan en los sentimientos reales.
Me pongo a imaginar el Poder Mayor que nos ha puesto aquí, como padres e hijos.
Y elevo mis pensamientos hasta Él, Padre de todos nosotros, agradeciendo el regalo.
Sí, agradezco el regalo de hoy ser padre, y de un día haber sido tu hijo.
P.S.:
Padre, la gaviota pasó volando por el cielo de mi corazón.
Y ella me dijo: “El Gran Espíritu te ordenó escribir algo para los padres y los hijos.”
No lo cuestioné, tan sólo escribí lo que sentí, consciente de la misión.
Pues sé que hay un Poder Mayor capaz de interconectar invisiblemente las conciencias.
Como sé, también, que algunas palabras pueden llegarle a alguien en el momento oportuno.
Quién sabe, a corazones lastimados, que reconsideren sentimientos y reúnan nuevamente a padres e hijos.
O, simplemente, por entre los planos de la vida, padres e hijos se acerquen en lo infinito.
Por obra y gracia de un Poder Mayor, eso es posible. Como es posible reflexionar…
Sí, reflexionar, para volver a empezar. Quizá para mejorar a padres e hijos, por esos mundos de Dios.
Entonces, que estos escritos viajen por ahí, cumpliendo su función y uniendo corazones.
Que el viento del amor lleve estas palabras a quien corresponda en derecho, como debe ser…
(Estos escritos van dedicados a Waldemar Borges, mi padre, hoy con 82 años de “encuadernación”, y a los padres e hijos de todas partes, capaces de sentir el viento del amor oreando sus corazones).
Paz y Luz.
- Wagner Borges – maestro de nada y discípulo de cosa ninguna.
- Nota:
*Mientras pasaba a limpio estos renglones, me acordé de un fragmento de la sabiduría del maestro hindú Sry Aurobindo, a quien tanto admiro:
“Si, en el Vacío sin significado, surgió la Creación;
Si, de una fuerza inconsciente, nació la Materia;
Si la Vida puede erigirse en el árbol inconsciente,
Y el encanto verde penetrar las hojas esmeraldinas,
Y su sonrisa de belleza abrirse en la flor,
Y la sensación puede despertar en el tejido, en el nervio y en la célula,
Y el pensamiento apoderarse de la materia gris del cerebro,
Y el alma acechar desde su escondrijo a través de la carne,
¿Cómo no podrá la luz ignota lanzarse sobre el hombre,
Y poderes desconocidos emerger del sueño de la Naturaleza?
Aún ahora, insinuaciones de verdades luminosas como estrellas,
Se elevan en el esplendor de la mente lunar de la ignorancia;
Aún ahora, el toque inmortal del Amante sentimos,
Sólo con que la puerta de la cámara esté entreabierta,
¿Qué puede, entonces, impedir a Dios colarse dentro,
O quién puede prohibir su beso en el Alma adormecida?”
- In Savitri –
(Sry Aurobindo – Aurobindo Ghose – India, 1872-1950 – fue uno de los mayores maestros de la India. Su trabajo ha sido conocido como “El Yoga Integral”, porque, como él decía, “¡Toda la vida es Yoga!” – Para más detalles sobre sus inspirados escritos, ver el excelente libro “Sabiduría de Sry Aurobindo” – Editora Shatki, y el Website de la Casa Aurobindo en el Brasil: link