La vida nos parece, la mayor parte del tiempo, una sucesión de desafíos, algunos de ellos insuperables. Tenemos, aún, algunas veces, la sensación de que cuanto más obstáculos superamos, surgen más por delante.
Sin embargo, observamos personas con las cuales la existencia parece un eterno mar de calma. Están siempre serenas aunque tengan, como la mayoría de nosotros, problemas a enfrentar. Lo que, sin duda, cambia las cosas es la actitud que asumen delante las dificultades, sean estas pequeñas y de rutina o verdaderamente desafiantes.
La única forma de alcanzar tal equilibrio y protegernos de la angustia y de la ansiedad en querer superar los obstáculos rápidamente es relajarse y permitir que la propia vida nos traiga de a poco las respuestas a nuestros cuestionamientos. Eso para algunos parece algo imposible, visto que a cada problema que surge, se sienten como condenados, cuya vida depende de que encuentren de inmediato una solución para aquella cuestión.
Aprender a confiar en la existencia y en nuestro guía interior, creyendo en él, de algún modo, nos indicará el mejor camino; es un aprendizaje aparentemente difícil. Pero, cuanto más nos dedicamos a esta práctica, más rápidamente descubriremos el poder que tiene de ayudarnos a descubrir la fuente de sabiduría que existe en nosotros.
"La religión es simple, no la hagas complicada. No crees teorías a su alrededor y no la hagas ardua sin necesidad. El ego quiere dificultar las cosas, el ego no está interesado en cosas simples.
Cuando les digo: "en este exacto momento pueden volverse Budas", algo dentro de ustedes dice: ¿Cómo es posible? ¿Tan simple? ¿Tan fácil?
A ustedes les gustan las cosas muy difíciles, porque se vuelven un desafío para vuestro ego. Dios no es un desafío, Dios es como un caso de amor. Dios no es el Everest que deben escalar. Dios es la profundidad, no tienen que escalar ningún lugar. Pueden simplemente dar el salto en este momento, y desaparecerán.
Dios no es una escalinata que tienen que subir lentamente, paso a paso.
Dios es un salto cuántico. Pueden caer en Dios de la misma forma en que se enamoran. Es fácil. Vuélvelo fácil. Y en el momento en que comiences a oír verdades fáciles, simples y verdaderas, el ego comienza a desaparecer. El ego está siempre interesado en cosas difíciles. ¡Ve hacia la Luna! El ego dice: "Si, esto me atrae. Lo voy a comprar. Si, vamos a la Luna.
Si van a la Luna, irán para algún lugar, permanecerán iguales. Si toman alguna droga, no cambian. Permanecerán iguales, hasta pueden volverse peores.
Las ilusiones no pueden ayudar. Pero el hombre está siempre en busca de alguna ilusión, una meta distante, entonces, puede encarar un viaje mental, una proyección. Entonces puede comenzar a pensar en el futuro y olvidarse del presente.
Por eso, la insistencia de todos los Budas: 'en este verdadero momento, todo es posible, no necesitan esperar por un momento único, no hay necesidad de postergar'. Vuelve la vida fácil, vuelve la vida simple, la vida es Dios. Sé absorbido por la vida. La vida es el verdadero santuario. A través de la vida conocerás aquello que está oculto.
Nunca estés contra la vida, nunca luches contra la vida. Ve con la vida, fluye con la vida. Ve con el río de la vida. el río ya está yendo hacia el océano.
Aquel que realice éste fluir con la vida es un srotaapanna, Buda lo ha llamado así. Entró en la corriente, ahora no hay preocupación. A aquel que entro en la corriente yo lo llamo hombre "sannysin". Ahora no hay preocupación, ahora nada tiene que ser alcanzado. él se relajó".
Osho. Zen: The Path of Paradox.
Publicado dia 4/8/2020 11:35:11 AM em STUM WORLD
