Hay sueños que se repiten a lo largo de gran parte de la vida y que tienen su causa estructurada en el período de gestación y o en el momento del nacimiento.
Esos sueños también vienen acompañados de una gran carga emocional y sensación de realidad. Otra característica común a esos sueños es la presencia de familiares muy cercanos, principalmente padre y madre, o aparición de monstruos muy extraños y peligrosos. Haré uso aquí, una vez más, de un ejemplo para ilustrar esta explicación.
"Una mujer próxima a los cuarenta años, casada, una hija a quien trata con exagerados cuidados (madre súper-protectora). Exageradamente crítica e impaciente con su marido. Hasta tal punto que cuando la hija tenía diecisiete años él sugirió a su esposa que buscase tratamiento pues en caso contrario, cuando la hija cumpliese los dieciocho él pediría la separación."
Y dentro de este cuadro fue cuando la mujer acudió a pedir ayuda psicológica. (Hasta aquí ni señal de sueños). En las sesiones iniciales con el psicólogo relató que reconocía la gravedad de sus fallos de comportamiento como madre y como esposa, sabía que no procedía bien. Aun reconociendo su culpa decía que muchas veces había intentado cambiar su forma de proceder sin lograrlo nunca. En minucioso y detallado proceso de anamnesis quedó claro que había tenido desde la niñez una discreta relación de rechazo con su madre, a quien en muchos momentos había percibido ausente y negligente. La madre, ya fallecida, siempre fue persona muy simple, semi-analfabeta, de familia pobre que vivió toda su vida en el rancho. Si bien estuvo siempre dedicada a labores con los animales y la plantación, se esforzaba mucho para no descuidar a sus tres hijos, dos niños y ella, que era la más pequeña. Advertía los esfuerzos de su madre por tratarla con más atención que a los hijos varones, pero no sabía explicar por qué tales esfuerzos le sonaban a falso. En el transcurso de las sesiones de psicoterapia relató un sueño muy extraño que se repetía con acentuada frecuencia. En el sueño se veía, aún muy chiquitina, caminando con su madre por unas pistas de tierra. A cierta altura la madre, muy nerviosa, suelta su mano y manda que se marche ella sola. Desesperada ve como la madre le vuelve la espalda y regresa por el camino. Recuerda que en algunos de esos sueños veía a un monstruo, que parecía una mezcla entre hombre-lobo y dragón, pasando por todo el medio de la pista sin prestarles la menor atención. Si bien aquella figura bárbara y monstruosa en nada se pareciese a un ser humano, ella en el sueño la identificaba como su padre. Al despertar, la sensación que permanecía era de realidad, inseguridad y miedo muy grande.
Notando que había una estrecha conexión entre los sueños que se repetían y las quejas iniciales de la mujer, el terapeuta sugirió recurrir a sesiones de regresión de memoria. Las primeras sesiones poco aportaron que fuese objetivo para la comprensión del caso. Pero a cierta altura del tratamiento durante una sesión de regresión, ella se percibió encogiendo de tamaño y seguidamente proyectándose para el vientre materno. En pocos segundos logró revivir sentimientos y experiencias de toda su vida gestacional. Identificó con bastante clareza el constante deseo que su madre sentía de no llevar adelante la gestación. Sentía con todo su peso el sentimiento materno de no querer aquel embarazo. Soportó y vivenció durante todo el período de la gravidez el sentimiento de rechazo de su madre por aquello que llevaba en su vientre. Al mismo tiempo le venía también una percepción clara de las experiencias vividas por la madre en su realidad exterior.
Vio que su madre trabajaba de forma casi brutal en las tareas de la casa y en las actividades pesadas del rancho para poder mantener a sus hijos y que el padre no hacía nada, bebía mucho y estaba siempre ausente. Notó que había sido engendrada en una noche en que el padre, llegando totalmente embriagado, agredió a su madre, física y verbalmente, y después la sometió a un acto sexual más semejante a una violación. Comprendió que ambas formas de agresión del padre hacia la madre ya ocurrían mucho antes de que ella fuese concebida, y que continuaron hasta que estuvo próximo el nacimiento. Hasta un día en que el padre llegó embriagado como siempre y dio comienzo a su rutina de agresiones. Pero ese día la madre, con su embarazo ya casi en los nueve meses, se abalanzó sobre él y le dio un fuerte empujón, cayendo él hacia fuera de la puerta de la cocina. Estando él todavía caído, la madre tomó una hoz que premeditadamente había dejado al lado del fogón de leña, apuntó con ella hacia él y le dijo que de aquel día en adelante: "si alguna vez él dormía nuevamente dentro de aquella casa, estuviese o no borracho, ella lo mataría". Seguramente ella fue muy convincente, pues aunque él continuó bebiendo, desde aquel día nunca más la molestó con sus borracheras, ni tampoco volvió a dormir dentro de la casa.
Al retornar de la fase de relajación hipnótica en que se encontraba para la regresión, trajo consigo toda la comprensión y explicaciones referentes al sueño y a todos sus sentimientos y fallos de comportamientos como madre y como esposa.
Con relación al sueño: "los caminos por donde iban ella y su madre eran el período de la gestación. La madre muy nerviosa, era el estado en que ésta había vivido durante todo aquel período. La madre soltarle la mano y darle la espalda significaba el constante rechazo de la madre hacia el embarazo. La figura del padre la registró como monstruosa por todo cuanto la madre sentía hacia él debido a su comportamiento brutal."
Con relación al sentimiento hacia la madre: "el sentimiento de rechazo que sentía hacia la madre era resultado directo de los sentimientos de la madre hacia ella en el transcurso del embarazo. Después del nacimiento, aunque la madre la trataba realmente con más atención y cariño, esto le sonaba a falsedad, pues tenía registrado en sí un sentimiento de rechazo que se sobreponía a cualquier otro.
Con relación a la forma de lidiar con su hija: "sobreprotegía a su hija porque, inconscientemente, no soportaba siquiera la idea de que su hija pudiese advertir por parte de ella cualquier sentimiento de rechazo, o viviese alguna experiencia similar a la falta de afecto materno".
Con relación al marido: "a pesar del comportamiento normal de su compañero como padre y como marido, tenía proyectado sobre él el estigma del comportamiento siempre equivocado de su propio padre. Por los sentimientos de su madre hacia su padre, ella aprendió que " marido nunca hace nada que sea útil" y sin percibirlo trataba a su marido bajo esa forma de entender las cosas.
Ronaldo Cardim é Terapeuta Corporal e Psicoterapeuta Holístico, formado em psicologia, trabalha com as técnicas: Shiatsu, Zen-Shiatsu, Massoterapia Corporal, Massagem Bioenergética, Massagem de Alongamento, Sei-Tai (manipulação da coluna), Psicoterapia Holística, Relaxamento induzido, Hipnoterapia Condicionativa,
Regressão (TVP).
Atende em seus consultórios em Tupã/SP (14) 3496.6310 e em Marilia/SP (14) 3413.9979 Email: [email protected] Visite o Site do Autor