Siempre comento con mis pacientes que años después del rescate de sí mismos llegarán a darse cuenta de la real dimensión de lo que pasaron mientras estuvieron secuestrados por tales predadores emocionales.
Los rescatados han de tener un cuidado redoblado para no quedar activados en situaciones que absolutamente nada tienen que ver con los acontecimientos ocurridos anteriormente.
Innumerables veces situaciones triviales aún podrán accionar en tales personas aceleración cardíaca, angustia, temblores, sensaciones de quemazón en la zona del pecho, la barriga, el estómago, entre otras. Todo ello porque los síntomas físicos y el alma aún no se han recuperado plenamente de los traumas que ese tipo de relación devastadora promueve.
Aquí están algunos breves relatos autorizados de recuerdos traumatizados que pacientes pos-rescate tuvieron durante las sesiones de reprocesado en la terapia de EMDR y Brainspotting.
Les recuerdo que esas terapias tienen la capacidad de espontáneamente colocar al paciente en varias situaciones que fueron dañosas, al objeto de que puedan ser redimensionadas.
Con esta ayuda terapéutica, la inteligencia de sobrevivencia va tejiendo una especie de colcha de retales sobre todo lo ocurrido, extravasando, al mismo tiempo que reescribe, las emociones y pensamientos disfuncionales que han quedado en las situaciones traumáticas. Modifica la comprensión de memorias dañosas, fortaleciendo y rescatando recursos personales hasta que se llegue a la cura emocional.
Escenas que vinieron durante el reprocesado: "Él sabía cómo desestabilizarme. Yo tenía una urgencia muy grande para resolver algo que él decía que no era bueno en el momento, lo cual activaba mi gran malestar. A partir de ahí, la conversación ya no fluía y yo hablaba siempre sola; yo lloraba mucho y él nunca decía nada. Si yo quisiese marcharme le daba lo mismo. No trataba siquiera de calmarme. Cuanto más desestabilizada me dejase, más le gustaba. El único modo era permanecer a su lado".
"Cuando yo trataba de irme, él venía tan buenecito y cariñoso que yo me sentía confusa, considerando si podía haber sido demasiado severa".
"Frecuentemente él hablaba y me acusaba de cosas que yo no había hecho".
"Al principio despertó en mí cosas tan buenas y después se volvió del revés. Su presencia, preocupación. marcaba mis consultas para ir al médico. Yo me sentía atendida cuando me daba medicamentos, aun siendo tan malo conmigo. Al recordar momentos difíciles con él, la sensación de impotencia y de desesperación, el malestar en el pecho, eran constantes".
"Hoy veo que él hacía cosas, a veces por teléfono, que sólo eran para despertar en mí la desesperación; por cualquier motivo inesperado, él cambiaba drásticamente de humor y decía: ahora ya no quiero hablar, y ya no volvía a contestar, diciendo "sí", "no", "bien", y yo quedaba en gran ansiedad por las respuestas; intentaba permanecer tranquila esperando a que le pasase. pidiéndome a mí misma no ir a casa de él, y mientras me decía eso, iba poniendo ropa en una bolsita y allá me iba. y al llegar a su casa, él con aquella cara muy fea me decía: ¿has venido aquí para hablar? Y en tales ocasiones, que eran siempre, él me decía: "Tú eres la santa, ¿no? Tú no haces nada". Y decía que si le obedeciese, yo sería más feliz. Al comienzo, cuando todavía tenía fuerzas, yo le decía que él era insaciable, que quería algo que no existe. Con el tiempo me fui callando, enfermando más y más. No sé cómo he podido caer en eso".
Algunas escenas del reprocesado, cuando los pacientes comienzan a acceder a sus propios historiales personales, donde preparaban las redes que facilitan quedar presa de estos narcisistas perversos:
"Descubrí que siempre quise superar expectativas. Cuando la persona cambia estando conmigo, el primer impulso es huir y el segundo es cambiar de actitud, ser más agradable. y cuando funciona intento adaptarme cada vez más, pero quedo resentida. Hablo de ese resentimiento, pero cuando hablo es incómodo, yo me adapto y me miento a mí misma. Recuerdo ahora que hacía igual en casa, con mi madre. Tentativas de no sentir aquello que estoy sintiendo. O porque me parece que estoy exagerando, o si tengo tanto miedo de que la persona escape, se vaya y no me ame, hago de cuenta que la persona no está portándose así conmigo. Cuando se trata de alguien muy cercano, me veo esclava. ¿Me adapto o paso de todo?".
En el caso de las víctimas de esos predadores, es importantísimo llevar un proceso terapéutico para la total recuperación de su vida. Como si la persona volviese de una guerra sólo contra su propio cuerpo. Quien ha pasado o está pasando por semejante situación sabe lo que esto significa, y cómo cualquier ayuda también es importante.
Ocurre que todos nosotros crecemos, pero nuestra máquina cerebral aún puede estar enviando informaciones antiguas sobre nosotros mismos, haciéndonos actuar de un modo que no deseamos; todos los aspectos de la existencia quedan comprometidos cuando no te actualizas.
Cuando atraviesas el marco de algún impacto emocional, que habitualmente suele rodearte, reprocesas el tiempo que dio inicio a todo ese caudal, cambiando toda la configuración de este escenario. Pensamientos, sentimientos y creencias, antes mal enfocados, logran definitivamente establecer su flujo continuo como si fuese un río límpido corriendo libre, sin desvíos o cualesquiera otros 'impedidores'.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos