Hay algo que los padres adquieren por mérito personal. Si la madre, por ejemplo, tiene un don especial - supongamos que sea pintora y pinte cuadros maravillosos - entonces eso le pertenece a ella y no al hijo. Éste no puede reivindicar ser también un buen pintor, a menos que lo haya merecido por sus propias cualidades y dedicación personal.
Lo mismo vale para la riqueza de los padres. El hijo no tiene derecho a reivindicarla, como es el caso de la herencia. Lo que él llegue a recibir será puro regalo.
Esto vale asimismo para la culpa personal de los padres. También ésta les pertenece exclusivamente a ellos. Con frecuencia un niño presume, por amor, tomar sobre sí esa culpa, llevarla sobre sí en nombre de los padres. También esto va contra el orden. El niño se arroga un derecho que no le corresponde. Cuando los hijos quieren expiar por los padres, están considerándose superiores a ellos. Los padres pasan a ser tratados como niños, cuidados por sus propios hijos, que asumen el papel de padres.
Una señora, que recientemente participaba en uno de mis grupos, tenía un padre ciego y una madre sorda. Ambos se completaban bien, pero la hija consideraba que debía cuidar de ellos. Cuando monté la constelación de su familia, ella se portó como si fuese ella la persona mayor. Pero su madre le dijo: "Ese asunto con tu padre yo lo resuelvo sola". Y el padre le dijo: "Ese asunto con tu madre yo lo resuelvo solo. No necesitamos de ti para eso". Aquella señora se sintió muy decepcionada, porque fue reducida al tamaño de niña.
La noche siguiente, ella no fue capaz de dormir. Mejor dicho, tenía gran dificultad para adormecer. Me preguntó si podía ayudarla. Contesté: "Quien no es capaz de dormir quizá esté pensando que necesita vigilar". Le conté entonces la historia de Borchert sobre el niño de Berlín que, al final de la guerra, tenía cuenta de su hermano muerto, para que las ratas no lo comiesen. El niño estaba agotado, porque consideraba que debía permanecer vigilando. En esto, pasó por allí un señor simpático que le dijo: "Pero si las ratas duermen por la noche". Y el crío se durmió.
La noche siguiente aquella señora durmió mejor.
Por tanto, el orden del amor entre hijos y padres establece, en tercer lugar, que respetemos lo que pertenece personalmente a nuestros padres y lo que ellos pueden y deben hacer por sí solos.
Simone Arrojo é apresentadora do programa Virando a Página, na Rádio Mundial, aborda assuntos relacionados a Constelação Familiar e Autoconhecimento.
Trabalha com Grupos todas às terças e quintas-feiras; Atendimentos Individuais com Constelação Familiar; Palestrante e Organizadora de Projetos de Qualidade de Vida e Constelação Sistêmica em Empresas; Dirige Grupos em Viagens a Lugares Sagrados em vários países para trabalhos terapêuticos. Email: [email protected] Visite o Site do Autor