La humanidad en general vive hoy en un enmarañado de energías negativas, resultantes de los sentimientos y emociones de la masa. Esas energías actúan en los cuerpos inferiores de los seres humanos, y traen reflejos negativos a todas las esferas de nuestra vida, tanto en el campo emocional, como en la salud o en lo financiero.
Los medios, con su sensacionalismo, nos inducen a creer que estamos al borde del caos en todos los aspectos y cuanto más nos conectamos a todo eso menos vivimos en libertad.
La crisis financiera, decretada antes incluso de que el año empezase, nos hizo creer que este ano era de escasez, y al darle crédito, la escasez se presenta.
En el aspecto afectivo, creemos que las personas ya no quieren compromisos, que las relaciones no son más que algunos momentos vividos en pareja.
En la salud, hay enfermedades cuyo nombre algunos ni siquiera mencionan, con la seguridad de estar condenados a ellas.
Esta energía de la masa nos hace vivir sentimientos y emociones que no son nuestros, nos hace desempeñar papeles que no son para vivirlos nosotros, y en última instancia, nos hace pasar por situaciones que no tendríamos que vivir si no desafiásemos el límite.
Todo aquel que desea vivir bien debe crear un nivel vibracional de frecuencia, que creará a su alrededor un poderoso campo de fuerza de pura Luz Blanca infranqueable para cualquier disonancia.
Hace aproximadamente un año empecé a atender a una persona que tenía cáncer de mama y durante cinco años había ocultado su problema a la familia. Fue el mayor reto de mi vida de radiestesista; en lo más íntimo de mi ser, yo tenía la seguridad absoluta de que todo se resolvería, pero al mismo tiempo lo que oíamos en nuestro entorno eran las dudas e incertidumbres aparejadas siempre al hecho de haber dejado pasar mucho tiempo.
Los diagnósticos recibidos eran horribles y entregados con la mayor frialdad. Esta persona que recibía el diagnóstico tenía en su mente la decisión de curarse y siempre me afirmaba no creer en lo que le decían, pues caminaría hacia la curación.
Empecé su tratamiento por la sanación del espacio donde ella dormía, eliminando la energía telúrica que había bajo su cama, causa del desencadenamiento de tal dolencia. Ella seguía cada orientación médica a rajatabla, pero con la misma intensidad atendía a cada solicitación que yo le hacía, siguiendo el tratamiento con la radiestesia.
Le hice innumerables Mesas Radiónicas, con el propósito de eliminar todos aquellos bloqueos energéticos que habían desestructurado su salud.
Le hice tratamientos de cromoterapia utilizando la pirámide a fin de eliminar la cantidad excesiva de energía telúrica, entre otros.
El tratamiento con los florales fue asimismo de suma importancia, ayudando a eliminar todas las células malignas de su cuerpo.
El tratamiento clínico seguía con todo respeto y dedicación; las sesiones de quimioterapia eran duras y sufridas, pero en cada una ella hacía el conteo regresivo, diciendo que faltaba poco, y los terribles efectos colaterales eran encarados siempre como un nuevo desafío. El apoyo de la familia fue muy, pero que muy importante, estoy absolutamente segura, y con el objetivo de no entregarse nunca a la energía de la masa, ella animaba a todos diciendo “falta poco”. Cuando le preguntaban cómo estaban las otras personas con quienes se encontraba durante el tratamiento, ella decía que no las miraba siquiera, pues estaban enfermas y demasiado afectadas emocionalmente. Con toda seguridad habían entrado en la energía de la masa, sintiéndose condenadas, lo cual dificultaba sobremanera su tratamiento y recuperación.
El tratamiento continuó, los cabellos se le cayeron, pero el buen humor y el alto astral nunca dejaron de acompañarla, los deseos de pasear continuaron siendo los mismos, incluso después de las sesiones de quimioterapia. Ella siempre decía: “salgo para no pensar y no sentirme enferma”.
En paralelo al tratamiento clínico, hicimos tratamientos energéticos específicos; y cada médico que ella encontraba se asombraba con la evolución positiva de su caso; le decían que ella estaba completamente diferente y mucho mejor de lo esperado.
Sé que no fue fácil cada etapa vivida y sufrida junto a ella, pero es con enorme orgullo y felicidad como digo que hemos vencido ese reto juntas, en primer lugar por la fe inquebrantable que ella tiene y su enorme conexión con lo Divino. Además de que ella en momento alguno se ha conectado con la energía de la masa, que podría haberla hecho derrumbarse desde el primer minuto.
Fueron muchísimas las personas que le tendieron la mano con consejos, con recetas, con apoyo e incluso con historias parecidas; a todas les doy las gracias, pero agradezco de todo mi corazón haber un día descubierto esta misión mía de vida, que me permite poder ayudar a incontables personas.