Hijos de padres narcisistas o parejas de los mismos, desde muy pronto desarrollan habilidades que imaginan “mágicas” cuando suponen que si se portan bien o si hacen absolutamente todo lo que el otro desea, finalmente lograrán controlar las sorprendentes y aterradoras variaciones de humor, añadidos a los infundados mandatos y juzgamientos que provienen de ellos. Todo ello para no pasar por las situaciones vejatorias a que corrientemente se ven expuestos, que es donde son atacados habitualmente, hasta quedar emocionalmente desestabilizados. Gracias a la armazón de ese esquema, suelen ser súper amables, y como característica común a todos, para éstos no hay impedimento posible cuando deciden cumplir alguna tarea en nombre del otro.
Son solícitos hasta el extremo, incluso más allá de sus propios límites personales, desde muy pronto. Son personas que desisten de sus necesidades básicas, aunque no se den cuenta. Algunos llegan a sospecharlo, pero debido a esa compleja demanda de sobrevivencia, no tienen espacio interno para tal clareza auto-perceptiva. Frenéticamente intentan agradar al otro en la tentativa de que sus ambientes interno y externo puedan permanecer estables.
La protección a sí mismos queda distorsionada cuando inconscientemente deciden “proteger”, intentando manipular el humor del otro en el formato de cuidadores.
Para las víctimas, en la invención de verdades distorsionadas, en los juzgamientos indebidos y en la variación del humor del otro reside la amenaza del desamor, del abandono, del desamparo, la angustia, la soledad y, por último, la sensación de estar viviendo en el peor de los mundos. No perciben que desde muy pronto permanecen en ese estado de constante tensión y vigilia, estado este que se extiende a todo y a todos en el miedo a una nueva posible aterradora y traumática amenaza proveniente de la variación del humor y del juicio perverso de este otro.
Los momentos en que consiguen relajarse siempre ocurren gracias a alguna mirada que signifique aprobación. Y por más cordiales que puedan parecer, viven al acecho, rehenes de un terror silencioso, en el miedo a ser atacados, aunque las amenazas sean veladas.
Necesitan que alguien pase la mano por su cabeza y les diga que hay armonía en la pareja, que todo está bien y no corren riesgo alguno.
“Y como toda situación traumática acaba repitiéndose en los más diversos escenarios, terminan buscando parejas que actúan del mismo modo abusivo a que ya fueron sometidos, hasta que un día puedan cuidar de veras de sí mismos antes de cuidar al otro”.
Si esta explanación te ha formado algún sentido, en este momento puedes estar preguntándote cómo, y si es posible, salir de esta trama. La respuesta está en el aprendizaje de saber que la morada, tu casa interna es y siempre será tu bien mayor y que está localizada dentro de ti mismo. Sólo la propia persona puede cuidarse a este nivel de comprensión y por tanto, acogerse en la medida oportuna y protegerse de veras, de lo que quiera que fuese.
Una de las claves es poder observar con mucha seriedad lo que pueda constituir un daño para tu alma, lo que no es bueno, y definitivamente aprender adoptando actitudes concretas para protegerte. Si acaso te adviertes sobrepasando límites físicos y emocionales de aguante, cuidar tus excesos de benevolencia, echando el freno de inmediato.
Protégete contándote a ti mismo que no quieres malos tratos, que no aceptas ni te permites sufrir por y con personas que abruptamente cambian de humor, juzgan perversamente o inventan verdades sobre ti. Protégete no gastando tu energía en hacer de todo por agradar, en la tentativa de que los más cercanos permanezcan emocionalmente estables y atiende a que, si acaso cambian abruptamente de humor, el real motivo puede muy bien ser únicamente una cuestión personal de ellos y no tuya.
Cuídate activando tu lucidez y entendiendo, de una vez por todas, que la culpa de las acciones infundadas y aterradoras del otro es responsabilidad únicamente suya.
“Los que ceden demasiado, los que olvidan poner barreras, entran en quiebra y mueren pronto.”
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos