El predador emocional imagina que ha ganado algo robando el alma del otro, robando los conceptos de las personas con quienes se ha relacionado o incluso cuando le parece que ha salido de esas relaciones llevándose un trozo importante de la vida de sus ex parejas. Craso error, mal saben que tales movimientos sólo los llevan más y más hacia sus postreras derrotas espirituales, destino de todos los de este tipo.
Lo que ni siquiera sospechan es que a cada nueva embestida amorosa disfrazada de seducción que hagan, más y más se hundirán en su propio fango.
Por lo regular y sin darse cuenta de cuán responsables son por sus propias desgracias, siempre acabarán atrayendo todo tipo de mal agüero para sus propias vidas. Una especie de maldición los ronda, en medio de una nube negra que sólo aquellos más avisados, vacunados o sensibles logran avistar.
Tale secuestradores de almas se inventan que son las mayores víctimas de los destinos difíciles que siempre encuentran en sus historias y jamás se responsabilizan por nada de lo que puedan haber hecho en relación a sus complicadas y negativas vidas. Culpa, por ejemplo, es una palabra inexistente en sus diccionarios personales; irónicamente siempre consideran que ellos son las víctimas, y proceden siempre como si lo fuesen. Con el tiempo y como hecho común a todos cuantos funcionan como este tipo de predador, toda suerte de follones y dificultades, inclusive de orden financiero, acaban siendo una constante en sus caminos. Y la vida suele mostrar todas esas verdades a las víctimas que han sobrevivido a las tramas de esos demoledores de alma.
Éstos frecuentemente cuentan la historia de que son víctimas de todas las pésimas situaciones a que estuvieron abocados en sus relaciones de pareja. Dicen que sólo intentaban acertar, pero que, desgraciadamente, no han tenido suerte, bien porque sus parejas anteriores eran muy temperamentales, o locas o de un nivel muy distinto al suyo. El caso es que jamás la culpa será de ellos, como tampoco demostrarán jamás a las nuevas presas sus estados temperamentales de cambio de humor, sus amenazas de abandono y todas las formas de su mal carácter. Cuando la relación ya está en marcha tras la captura de las víctimas, y aún de modo velado las más de las veces, aunque puedan aparecer las verdades, ellos, como mentirosos profesionales que son, tienen la increíble capacidad de convencer a sus parejas de que lo que éstas ven, perciben, intuyen u oyen no es lo correcto. En fin, están altamente especializados en inventar verdades y desmienten con maestría toda percepción que el otro pueda tener, y que de algún modo pueda amenazar sus aventuras secretas. Suelen hacer cosas a escondidas y, no pocas veces, incluyen en su menú otras aventuras amorosas. Van haciendo siempre lo que les da la gana, sin tener en cuenta al otro (por cierto, ¿el otro existe???), arman sus varios tinglados de verdades y, lo que es peor, presentan las más peregrinas pruebas para confirmarlas.
Si tú estás en esta trama, entérate de que la mentira, entre otros tipos de abuso, será la tónica fuerte de la relación, hasta que dudes de ti misma pasando por encima de tu lucidez y sanidad mental. Despierta cuanto antes y huye de este tipo seductor, que es, en realidad, un asesino silencioso, que fatalmente va a llevarte a la quiebra emocional y a toda clase de enfermedades.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado dia 3/19/2015 12:06:56 PM em STUM WORLD
