"Y un día, pensando y reflexionando, tuve la absoluta certeza de que mi vida se ha parado... de que nada nuevo sucede, de que no hay perspectivas futuras, de que por más que lo intente, nada cambia”...
Mirando esta frase podemos incluso decir: ¡qué conducta tan pesimista, qué análisis tan crítica sobre la vida! Sin embargo, tras pensar un poco, podemos llegar a la siguiente conclusión: ¿quién no se ha sentido así algún día?
Por detrás de cada afirmación que hacemos, hay siempre una necesidad emocional que origina un sentimiento desagradable, desencadenado por un bloqueo, directamente relacionado con algún acontecimiento que marcó su definición de trayectoria futura.
Un bloqueo emocional puede traer consigo varios sentimientos, tales como: rechazo, sensación de estar siempre en segundo plano, sensación de no tener importancia para nadie y sensación de ser alguien diferente a los demás, entre otros.
Un bloqueo que se ha generado puede hacer que, a partir de tal fecha, atraigas de manera inconsciente situaciones similares con el propósito de hacer la primera de otro modo; y así la repetición y el estancamiento se instalan en tu vida.
Descubrir que la vida se ha parado un día no es algo como para desesperarnos, pero sin embargo, percibir que hace mucho tiempo que permanece parada, entonces sí, puede que la desesperación se instale.
En el proceso de sanación que empieza por la identificación exacta del momento en que se ha originado un bloqueo, y la eliminación de éste mediante el empleo de la Mesa Radiónica, aprendemos a enfrentar las dificultades, en vez de convivir con ellas y sentirnos víctimas de la vida.
Las relaciones son retos de crecimiento que nos ponen frente a frente con bloqueos que tenemos, y que a menudo están registrados en nuestro inconsciente. He aquí el origen de nuestras repeticiones de pautas.
En mi trayectoria de consulta, son interminables las historias de vida que cambian de rumbo, pero algunas siempre me marcan más que otras, y aquí comparto una de éstas.
Aquel hombre tenía una mirada triste, sus ojos estaban hundidos y sin brillo, pero en una visión no tan profunda, podríamos decir que un día él había sido feliz y esta fue la razón para acudir a mí diciéndome que ya un día su vida había sido buena.
Empecé la consulta por la Mesa Radiónica, con el objetivo inicial de sacarlo de aquella vibración de tristeza.
Identifiqué, entonces, un bloqueo de interrupción de caminos cuando él tenía sólo 26 años, y pasó a relatarme lo ocurrido:
Él ya había sido alguien muy exitoso, de aquellas personas cuya carrera despunta muy pronto y la dedicación a ella le consume todo el tiempo. La vida emocional era estable, con un noviazgo de diez años donde todo parecía correr de la manera más normal. Ellos se habían conocido en la infancia y a partir de la adolescencia empezaron a salir. Él se sentía feliz de esta forma.
Cuando su novia terminó la facultad, nada más normal que pedirla en matrimonio, y así lo hizo. Se casaron en una ceremonia preciosa, como de cuento de hadas, para que reflejase lo que ellos estaban viviendo... Pese a ello, a los quince días de casados su esposa le dijo que quería separarse.
¡El susto fue enorme! ¿Cómo podría estar ocurriendo aquello? ¿Dónde habían fallado? ¿Qué estaba pasando? Y en lo peor que podía ocurrir, ninguna explicación le fue dada.
¡Desde aquel día, nada más en su vida había salido bien! Innumerables empleos y personas pasaron por su vida y nunca volvió a sucederle nada bueno... El éxito y los amigos se fueron y la felicidad también.
Sin embargo, hasta la actuación con la Mesa Radiónica, él no había identificado que aquel había sido el momento en que su vida se vio interrumpida.
Ya había hecho numerosos intentos para reponerse y el final era siempre el mismo.
Con el bloqueo eliminado, grandes oportunidades empezaron a surgir y una vida nueva se instaló. La rapidez con que todo sucedió está directamente relacionada con la intensidad del bloqueo existente en la vida de esta persona.
Publicado dia 4/12/2015 9:58:15 AM em STUM WORLD
