La pregunta, por si sola, indiscutiblemente ya se refiere a un estado vacío y pasivo, en el cual vivimos la mayoría... o sobrevivimos, a saber... El caso es que estar despierto es para pocos, para muy pocos de nosotros. Pasamos la mayor parte de nuestras vidas literalmente dormidos y ni siquiera nos enteramos de ello. Y cuando miramos hacia fuera, lo que da todo el colorido son nuestras vivencias anteriores, y todavía peor, lo que nos marca sobremanera y lo que manifiesta nuestra realidad - cuando no nos visitamos interiormente - son nuestras parcas percepciones referentes al inicio de la vida, del tiempo en que aún no habíamos desarrollado habilidades mayores para sobrevivir.
La mayoría de nosotros desperdicia toda una vida al identificarse ciegamente con sus propios diálogos internos y como un zombi transita entre las otras personas narrando sus historias de diversos modos diferentes, pero siempre rellenas con los mismos dramas emocionales que sin interrupción se repiten.
Hemos venido aquí con una fantástica máquina biológica ¡y no hacemos uso de ella! Nos olvidamos de que somos la locomotora de este equipamiento extraordinario, si bien para poder conducirlo con maestría, debemos, aparte de conocer qué es lo que nos mueve y cómo funcionamos, afinar el sentir y a partir de ello motivarnos para cambiar de rumbo por el ejercicio de la Voluntad, concepto muy diferente de todo lo que pueda significar deseos. Por el deseo, simple y puro, nos hacemos mucho más próximos a los animales instintivos e irracionales de lo que podemos imaginar. La satisfacción inmediata del impulso de nuestros deseos nos lleva a vicios indescriptibles y, por fin, a la degradación de nuestro propio sistema y de todas las infinitas posibilidades que podrían haberse realizado.
Al principio, dirigir la propia vida no es fácil, se trata de un despertar complejo y trabajoso, pero que a lo largo del tiempo ofrece incuestionable satisfacción personal. Saber decir no a uno mismo, cuando un deseo quiere llevarnos a hacer cosas que a priori sabemos que no van a ser tan buenas para nosotros, es una de las travesías a conquistar por quien haya decidido recorrer el sendero del auto-conocimiento.
Cuando se cede, activamos en nosotros algo como si fuese (y puede que lo sea) un yo enajenado, ávido de placeres, apoderándose de nuestro verdadero yo y de nuestras mejores posibilidades de llegar a ser.
Tener conciencia de lo que ocurre y actuar a contramano de esa manifestación desmedida es producto de una seria y concreta búsqueda de sí mismo. Se trata de una tarea trabajosa, determinada, a lo largo de toda una vida. Y todos nosotros estamos preparados para ese encuentro con nuestro Yo interior. Basta elegir intencionadamente mirar hacia dentro a fin de auto-conocerse, entrando en contacto con lo que nos mueve y, a partir de este punto, activar el poder de la Voluntad.
Este camino se ve facilitado cuando se inicia con un grupo en sintonía, o bien en un proceso terapéutico eficiente.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos