Esta semana continúo mi reflexión sobre los temas que la astrología relaciona con el signo de Leo. Así aprovechamos la energía del campo astral y podemos mejorar nuestra comprensión sobre una preocupación real que debe estar en la cabeza de todos los padres. La astrología explica que la Casa V, casa de Leo, se relaciona con el campo artístico, con la creatividad, con el teatro, con las relaciones sentimentales, con los hijos. En esa Casa, el Sol reina como un rey en su castillo. El símbolo del Sol está formado por un punto rodeado por un círculo. Este símbolo, desde la antigüedad, significa en ocultismo: el espíritu creador.
Por eso cuando un astrólogo explica que el Sol, en nuestro Mapa Natal, significa nuestra esencia espiritual, nuestro patrón de identificación, quiere decir que solamente el Sol es responsable por la cualidad más importante de nuestra personalidad: nuestra esencia interior, nuestro “átomo creador”.
A lo largo de las encarnaciones, ese átomo modifica sus cualidades al asimilar las particularidades emanadas del signo en que se va a encarnar. La Cábala explica que nosotros tenemos la obligación de hacer “brillar” nuestro Sol, o sea, de desarrollar las cualidades y superar los defectos inherentes al signo en que nuestro Sol se encuentra. Eso no va a depender de cuál signo hemos elegido en la actual encarnación, pues experimentaremos todas las combinaciones posibles a lo largo de nuestra evolución espiritual: ¡todos los signos, todas las lunas y todos los ascendentes! Aparte de esto, los reencarnacionistas afirman que las relaciones familiares son las que llevan más Tikkun, ¡o sea, más karma! Y ¿cómo no estar de acuerdo con esa gran verdad?
En Astrología, la Casa IV – Casa de la Luna – indica qué hogar tuvimos, cómo percibimos nuestro hogar y cómo hemos sido criados dentro de nuestra casa, nuestro ambiente materno. Sin embargo, la Casa V se relaciona con el ambiente paterno, o sea, con la búsqueda de la individualidad solar cuyo regente, el Sol, significa el padre. En esa casa experimentamos las relaciones con nuestras “creaciones”, o sea, con todo lo que hemos creado, tanto desde el punto de vista artístico y teatral, como desde el punto de vista físico: nuestros hijos. Aunque, según mi modo de ver, crear no quiere decir solamente “traer al mundo” a través de una relación amorosa, sino además “educar” pues al educar establecemos vínculos con aquello que hemos creado. Cualquier persona creativa, cualquier artista sabe que una obra artística es “como un hijo”. La creación de un evento artístico o teatral requiere mucho empeño, amor y organización.
¿Será esa la razón por la cual a los nativos de Leo les encanta enseñar, educar y organizar?
Respecto de eso, vuelvo al tema de la relación entre padres e hijos. Cada hijo tiene su propia personalidad, pues posee un Mapa único, propio: la configuración del cielo en el momento de su nacimiento. En el Mapa Natal podemos verificar las simpatías y las antipatías, o sea, las particularidades positivas y las negativas. Es muy posible, por tanto, que no existan afinidades entre padres e hijos ¿no es cierto? De manera general, los signos que mejor se avienen son los que pertenecen al mismo elemento, Fuego, Aire, Tierra y Agua. No obstante, los signos se combinan también por afinidades: Fuego con Aire, Agua con Tierra, por ejemplo. Los planetas también se combinan por afinidades dependiendo de los aspectos que forman entre sí. Los planetas, como actores de una misma pieza , pueden interaccionar positiva o negativamente. Ahora bien ¿te imaginas entrar de repente en una pieza de teatro, subir a un escenario y no conocer el texto ni saber con quién vas a actuar? Bueno, esto nos ocurre cuando nacemos ¿no es cierto? Pese a que nuestro espíritu “sabe” lo que hemos elegido vivenciar, pasados tan sólo unos años después de nuestro nacimiento olvidamos nuestro pasado, no recordamos cognitivamente lo que hemos venido a hacer aquí.
¡Con esta reflexión quiero exponer cuán importante es conocer el mapa de nuestros hijos! El Mapa es como un GPS que nos va a guiar a lo largo del camino, mejorando nuestras relaciones. Con un Mapa Natal Infantil en nuestras manos, podemos también ayudar a nuestros hijos a progresar y desarrollarse plenamente, ¡cumpliendo así “aquello que han venido a hacer”!
Entonces, apreciado lector ¿hacemos esa reflexión? ¿Cómo te relacionas con tus hijos? ¿Eres capaz de comprender sus anhelos, sus necesidades? ¿Logras aceptar sus particularidades “diferentes”, con la comprensión plena de que su desarrollo depende en gran parte de la relación que construyes con ellos? La solución de los conflictos puede estar en tus manos de forma clara y esto te ayudará también a efectuar las eventuales “correcciones” que se hagan necesarias. Muchas terapias de auto-ayuda, e incluso las llamadas terapias alternativas, pueden servirte de guía en ese camino de la comprensión y de la corrección.
Entonces, apreciado lector ¿vamos a invertir en ese conocimiento?¿Empezamos ahora? El Mapa Infantil puede hacerse con el nacimiento del bebé y contiene orientaciones preciosas sobre la personalidad, necesidades básicas, salud, afectividad, educación ¡y mucho más! Más tarde, el Mapa de Adolescente puede orientarte frente a otros desafíos, relaciones afectivas, sexo, profesión, etc. Con ese conocimiento, el caminar será más seguro ¡y ciertamente más exitoso!
Publicado dia 8/12/2015 9:08:14 AM em STUM WORLD
