Dicen que lo que buscamos es un sentido para la vida. Pienso que lo que buscamos son experiencias que nos hagan sentir que estamos vivos.
Joseph Campbell
En portugués antiguo se empleaba la expresión gracias os doy para decir lo que hoy decimos con la palabra obligado. Pese a todo, dar gracias es mucho más apropiado, pues tiene un sentido amplio y puede emplearse en cualquier situación en que alguien desee ejercer la gratitud por un bien recibido. En cambio, obligado, que es la forma reducida de decir te quedo obligado, encierra la idea de que la persona se convierte en deudora por un favor que se le ha prestado. O sea, queda ligada, atada, amarrada a quien la ha auxiliado.
En lo que se refiere a nuestros antepasados, cuando los incluimos en nuestras oraciones, ellos reciben la confortación y la vibración del acogimiento. Así, cuando emanamos gratitud por todo cuanto nuestros antepasados pasaron para que nos convirtiésemos en quienes hoy somos, ellos reciben luz y evolucionan. Esa vibración de gratitud está íntimamente ligada al perdón. Ella liberta, no aprisiona.
Todos tenemos antepasados que amamos y que nos dejaron un legado de amor y alegría. Pero en el otro lado de la balanza están también los antepasados que provocaron dolor, amargura y resentimiento durante su paso por la vida terrena. Y principalmente para éstos se debe emanar el sentimiento de gratitud, pues fue por medio de su probación como hemos crecido y nos hemos hecho más fuertes. El dolor y la maduración que tuvieron que pasar se han convertido en lección de vida para nosotros.
Ejemplo:
El padre que salió del hogar dejando a la familia abandonada a su suerte, pasando hambre, sin recursos, sujeta a la ayuda de otras personas o de instituciones.
Frente a esa contingencia, para sobrevivir, los miembros de la familia tuvieron que desarrollar varios atributos, tales como el coraje, la resignación y el sacrificio. En el dolor y en la necesidad también estuvo el aprendizaje de la superación. En cierta forma, las adversidades nos hacen más fuertes y vacunados contra los imprevistos de la vida.
Así, cuando emanas gratitud a tus antepasados, aunque su vivencia haya sido en el dolor, ellos reciben luz, y al mismo tiempo tú estás, de forma natural, desarrollando el perdón. El saldo es positivo, porque consecuentemente te haces más fuerte al transitar en la esfera del perdón, y no del resquemor o del resentimiento.
Para algunas personas el camino es corto y agradable. Para otras, la senda es accidentada. Pero es precisamente en la imposibilidad de renunciar a caminar donde se produce el milagro. A todo momento, cada uno de nosotros está pasando por el proceso de Ser y de Convertirse.
La felicidad es una energía celestial que existe dentro de nosotros, no importa en qué circunstancia de la vida estemos. Con la gratitud, incluso en el dolor, estaremos más cerca de la Divinidad y de la paz interior.