Sólo hay una manera de tener una existencia plena de paz, equilibrio y felicidad, y es estar totalmente armonizados con nuestra verdad.
Esto significa no negar nuestros sentimientos, deseos y necesidades, aunque puedan estar en desacuerdo con las expectativas ajenas, con aquello que los demás esperan de nosotros.
Cada vez que nos desviamos de nosotros mismos y dejamos de oír nuestro corazón, por miedo, inseguridad, baja autoestima y necesidad de agradar, negamos nuestra verdad esencial.
El resultado es un desequilibrio creciente, que invariablemente redundará en enfermedades físicas y emocionales. Solamente el rescate de la verdad puede llevarnos a la sanación.
Este rescate exige una condición fundamental que es la consciencia. Aquellos que aún se hallan totalmente adormecidos, inconscientes de este proceso y de los mecanismos que el ego y la mente crean para impedir el cambio, ciertamente tardarán mucho tiempo o varias vidas en llegar a la verdad.
Afortunadamente, hoy, el proceso de transición por el cual pasa el planeta pone a nuestra disposición innumerables herramientas para el despertar. Maestros y Guías Espirituales han venido enviándonos incesantemente orientaciones en este sentido.
La única actitud necesaria es la voluntad, un desear profundo, que nos movilice para abrirnos a la verdad y vencer las resistencias internas, que todos poseemos. Sólo así la sanación podrá producirse.
Siempre que estáis silenciosos, la verdad está presente; siempre que estáis parloteando interiormente, siempre que el mono-parlanchín continúa por dentro, vosotros perdéis la verdad que está siempre presente. Siempre que hay silencio, la verdad florece. La verdad es un florecimiento del silencio.
Osho.