"No basta existir, hay que vivir. Y vivir es mucho más que existir. Vivir implica aprender, y para ser aprendiz, hace falta humildad para reconocer la propia ignorancia. Vivir implica educarse para el amor, y amando y siendo amado, experimentar la angustia de saberse iluminado sin sentirse luz, vivenciando los dolores y las venturas de sentirse completo sin poder ser pleno. Vivir implica movimiento. Y no hay movimiento sin esfuerzo y roce.
La vida es dinámica, jamás se estanca. Vibra serena y sin prisa, aunque nunca se detenga para esperar a quien ignore su ritmo. Para existir, basta estar. Para vivir, es preciso ser por entero. Y para vivir, aun existiendo, es preciso ser y estar, en un ser único.
Vivir implica creerse inmortal y eterno, aun sabiendo que nada es permanente. Vivir implica progresar, ir adelante, avanzar. Vivir es existir de todas las formas y en todas las dimensiones, amando a cada una de ellas.
Para vivir no basta ver, oír, pensar y hablar, pues estas son manifestaciones de la existencia.
Para vivir es preciso sentir, sumergirse en uno mismo y salir, nuevamente, para observarse sin pasión.
Vivir implica iluminarse, y a la luz de la propia conciencia, señalar los propios defectos y límites. Vivir implica asumir la responsabilidad por los propios actos, transformándolos todos en gestos de amor y compasión. Vivir implica conocerse profundamente, y conociéndose, dejar de engañarse, trabajando para cambiar lo que no está bien. Vivir implica reconocer, en el universo, el propio hogar; en las humanidades cósmicas, la propia familia; en la Creación infinita, la propia cuna; y en la naturaleza, la propia salud y el único sustento.
No hay vida sin intercambio, no hay intercambio sin pérdidas, no hay pérdidas sin ganancias, no hay ganancias sin luchas, no hay luchas sin dolor, no hay dolor sin razón; y no hay razón fuera de la vida. Vivir es mucho más que existir, pero nadie aprende a vivir plenamente sin existir, a menudo de muchas maneras.
Vivir es trascender lo que se cree saber de la vida, para asimilar su verdadera sabiduría.
Vivir implica arriesgarse. Y el mayor riesgo es equivocarse. Pero vivir también implica acertar. Y la mayor certeza es la de que, a cada error, más se puede aprender.
Para existir basta tener sangre en las venas y aire en los pulmones. Para vivir, en cambio, es preciso sangrar y asfixiarse de tanto amor. En la existencia sólo hay medias verdades y grandes mentiras, mientras que la vida nos conduce al corazón de la única verdad absoluta.
Vivir es manifestarse sin tiempo o espacio; es ser fuego ardiendo siempre, sin consumirse; es verbo que no se conjuga, sólo se practica; es palabra que no se define, sólo se verbaliza; es concepto que no se explica, sólo se vive.
Vivir es estar en el todo, siéndolo todo, sin nunca agotarse.
Quien vive, canta por dentro, pese al silencio exterior. Quien vive, existe en todos los lugares, sin pertenecer a ninguno. Quien vive, busca en sí mismo lo que desea para su camino, y cuando lo encuentra, vuelve a buscar. Quien vive no ve muerte, sólo transformación; no muere, se trasmuta para la vida; no nace, sólo pasa por la muerte para vivir.
Vivir es ir más, cambiar siempre, volverse y revolverse, buscar el propio revés, sin saber dónde queda el derecho. Vivir es vislumbrar la luz, incluso en las sombras y crear luz en las propias tinieblas. Vivir es expandir la propia existencia más allá de los límites imaginados. Vivir es donarse, sin pedir; es ceder, sin resistir; es entregarse, sin recelar.
Quien vive renace un nuevo ser todos los días. Quien vive tiene la propia existencia trazada a lápiz y recrea el propio destino, minuto a minuto, con la goma de borrar de la sabiduría y del perdón.
Quien vive no sabe el derrotero o cuándo llegará, pero sabe hacia dónde se dirige. Quien vive continúa en la muerte y vuelve a crearse al nacer, sabiendo que es necesario morir muchas veces para nacer de verdad y es preciso existir para tanto morir.
Vivir es tener en la propia conciencia una única historia, representada por miles de caras, nombres, episodios de miles de existencias. Para vivir no basta existir, pues existir es poco para un ser que ha nacido para ser Dios.
São Paulo, 02 de febrero de 2005.
Este texto fue recibido espiritualmente de un amparador extra-físico, durante una reunión del Grupo de Estudios y Asistencia Espiritual del IPPB.
por WebMaster
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